Aprendió a cantar al filo de las montañas, imitando a los pájaros. Cada vez que la entrevistaban, Yma Sumac decía que el viento andino había ensanchado sus pulmones y que, por eso, realizaba prodigios con su voz. Su registro llegaba a las cinco octavas cuando otras cantantes de ópera apenas rozaban las dos y media. Era hija de una profesora y un líder social. Menor de seis hermanos y –según afirmaba– descendiente directa de Atahualpa, el último inca, por vínculo materno.
Vanidosa y refinada. Soberbia. Dueña de logros absolutos: la primera latinoamericana que pisó Broadway y la única peruana con estrella en el Paseo de la Fama, además de la más vendida de la historia (superó los 40 millones de discos). Se llamaba Zoila Augusta Emperatriz Chávarri del Castillo, pero eligió inmortalizarse como Yma Sumac porque en quechua significa “la más bella”, la mejor.
“Yma es una leyenda –dice, desde Madrid, el productor musical Jalo Núñez del Prado–: fue actriz y soprano, pero sobre todo la primera promotora de la cultura latinoamericana en el mundo. Si Perú tiene ahora un enfoque místico es porque alguien como ella, en los años 50, empezó a venderlo así. Colocó la primera piedra cuando Estados Unidos era un territorio absolutamente hermético”.
Con ese exotismo emprendió giras por la extinta Unión Soviética y Japón, donde fue teloneada por Frank Sinatra. La reina Isabel II, Nikita Jrushchov, Quincy Jones y hasta Cher le declararon su devoción. “En Perú, en cambio, Yma fue estigmatizada. La intelectualidad de entonces la llamó traidora. ¡Qué bárbaro!, lo que hizo fue vanguardia musical”, se inquieta Jalo, fundador de Ellas Rugen Records, un sello discográfico nacido para reivindicar a las divas de América Latina.
Jalo Núñez del Prado lleva quince años inmerso en proyectos musicales y, desde fines del 2018, se propuso reeditar a estas voces emblemáticas de la segunda mitad del siglo XX, para presentarlas a las nuevas generaciones. Antes, bajo el sello Discos Horóscopo, emprendió una cruzada para dignificar la música chicha; y al indie pop, bajo Plastilina Records. Este proyecto, sin embargo, tenía otros horizontes. “Si quería rendir homenaje a las más icónicas –señala–, debía crear un nuevo sello, algo únicamente para ellas. Es parte de mi purismo. Además, soy un melómano empedernido”.
Productor musical Jalo Núñez del Prado.
Yma Sumac abre esta reedición póstuma en vinilo con ‘Legend Of The Sun Virgin’, su segundo de siete álbumes, realizado por Capital Records. Incluye una docena de canciones. Lo grabó en 1952, a los 30 años. Una década atrás se había casado con Moisés Vivanco, compositor y director de la banda Compañía Peruana de Arte, con quien tuvo un hijo. Junto con Moisés –y a Cholita Rivero, su prima– migró a Nueva York en 1946. Formaron el Trío Inca Taky; se ganaban la vida cantando y bailando con el sueño de llegar, alguna vez, a tocar el cielo.
“Con ‘Legend’, Yma lo logró y consolidó su carrera en Estados Unidos, que ya venía con cierto éxito desde Argentina –cuenta Jalo–. Este disco fue una sensación antes de ‘Mambo!’”, el mejor de su carrera. Relanzar ‘Legend Of The Sun Virgin’ en pleno 2021 ha sido un proceso arduo. Jalo Núñez del Prado contactó primero a la historiadora Carmen McEvoy, que alista la biografía de la soprano y que escribió una reseña para este lanzamiento.
Ella, a la vez, le habló de un heredero que cuidó de Yma durante sus últimos años en una residencia para ancianos de Los Ángeles, cuando la aquejaba un cáncer de colon. “Un chico –describe Jalo– super complicado, un divo, quizá el único que mantiene material gráfico inexistente en archivos peruanos. Pude licenciar esas fotos y nos pusimos a trabajar con el diseñador. Por lo demás, logramos el permiso legal para publicar los fonogramas tras varias gestiones. Cada hora ha valido la pena”.
Lo vale, apunta el productor, porque solo así se construye memoria e identidad. “Ningún país de la región tiene un lugar que preserve la música de sus íconos. He desempolvado sus trabajos para presentarlos a los más jóvenes. A Yma no le dieron el espacio correcto hace unas décadas, ni la comprendieron; espero que la gente de esta época la conozca y le dé ese aplauso que se merece”.
“La música peruana es preciosa –le decía Yma Sumac al periodista Enrique Planas en 2006, cuando volvió al Perú a recibir la Orden del Sol, dos años antes de morir–, pero no puedes repetirla continuamente, se vuelve monótona. Cuando comencé, pensé que debía ensalzar la canción, porque si usted repite los compases, la gente se cansa, por más linda que sea la pieza. Eso fue lo que hice y eso fue lo que me dio éxito (…) A todos les encantaba”.
“Una vez, en Italia, (…) un representante me dijo: ‘Bienvenida, usted sabe que viene al país donde están las mejores cantantes del mundo’ –seguía Yma en esa misma entrevista–. Mire lo bruto que era. Yo le seguí la corriente, pero dentro de mí pensaba que en dos días debutaría y le haría comerse sus palabras. Y dicho y hecho, en el debut, la gente hizo una cola de cinco cuadras. (…) Pero el público no se interesaba por el clásico. Sabían lo que cantaba, pero querían oír música peruana. Yo me dedico a cultivar nuestra música, llevada un poquito a lo más moderno, pero siempre con la base de la música incaica”.
Además de Yma Sumac, la colección de Ellas Rugen Records incluye a la venezolana Estelita del Llano, a la mexicana María Victoria Gutiérrez, a la cubana Olga Guillot y a Lucha Reyes, la cantante afroperuana de música criolla. “Lucha perteneció al sello discográfico FTA (Fabricantes Técnicos Asociados), que no ha sabido preservar sus masters. En este caso hubo un trabajo de restauración tremendo. Conseguimos discos inmaculados (que nunca se habían tocado) e hicimos la remasterización –detalla el productor y hace una pausa–. De verdad, es una pena que el Estado tenga ese desinterés, esa desidia cultural”.
Jalo Núñez del Prado dice entonces que Perú es un país mezquino. Que aún tiene una deuda con Yma. “No soy santa –le aseguraba ella a Planas–, pero no soy perdida tampoco. (…) Solo cada cien años aparece un genio en hombre y en mujer. Y eso lo decían por mí”. En la etapa final, el cáncer de colon puede producir sangrado y un severo dolor abdominal. Pero dicen que Yma Sumac tuvo una muerte plácida, rodeada de flores preciosas y sus dos chihuahuas. Fue el 1 de noviembre de 2008. Y era sábado.