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Domingo

La apuesta de Damaris

Prepara nuevo disco, está en una etapa de madurez musical y sigue trabajando en la fusión de lo andino con ritmos modernos. Ahora que vivimos tiempos de orgullo por lo nuestro, ella siempre fue una adelantada.

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Damaris para cada nuevo disco investiga en la música tradicional andina. (Agradecimiento: Circuito Mágico del Agua-MML)

Una guitarra pequeña de doble mastil nos sorprende cuando Damaris la saca de su funda para mostrarla y tomarse unas fotos con ella. Explica que el instrumento se llama Chinlili, es de Chuschi, Ayacucho, y se usa para tocar un género músical conocido como Chimaychi y suena a un carnavalito pero con letras usualmente tristes. “Este es un chinlili modificado”, dice.

Damaris, cantautora, ganadora del evento folklórico en el Festival de Viña del Mar el 2008, con su recordado tema Tusuy Kusun, ha hecho de la investigación en nuestras raíces musicales su marca registrada. Al chinlili lo conoció por su interés en nutrirse de la variedad músical que existe en los distintos pueblos del Perú más profundo. Y ahora nos lo ha presentado.

Hace muchos años que se lanzó a hacer fusión entre lo tradicional y lo moderno. Y hace años que su música -que está dentro de lo que se conoce como “andino contemporáneo”- se ha ganado un lugar en el corazón y los oídos de los fans.

Hace poco lanzó el video clip de su tema Tu mi canción, primer single de su próximo disco. “Es parte de lo que será mi cuarto disco, que ya estoy trabajando y que voy a lanzar canción por canción para que no se pierda la fuerza de los temas. Porque a veces se promocionan dos, tres temas de un disco y el resto no suena. Para mí cada canción es todo un trabajo porque, al ser fusión, debo investigar bastante y me toma mucho tiempo”, explica.

En el caso de Tu mi canción, es una fusión de ritmos modernos con música de sikuris, que es un género que Damaris conoce y que incluso ha tocado -cuenta- cuando formó parte de una “tropa”. El nuevo disco tendrá música de regiones que no había explorado antes y géneros que aunque suenan en sus zonas de origen no son conocidos por una gran mayoría.

La semana pasada participó del Culturaymi -un festival cultural realizado en paralelo a los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Lima 2019-con un gran concierto en en el Parque de la Exposición. Ahí demostró que su propuesta está madura, que puede subirse a cualquier escenario y conquistar al público más exigente.

Esa noche hubo danzantes de tijeras sobre el escenario -en su tema Mil caminos-, una puesta en escena impecable y, sobre todo, la calidad musical de Damaris y su banda. Cuando sonó el Tusuy Kusun, la canción que la consagró en Viña del Mar, solo quedaba emocionarse con el charango inicial y la fusión de ritmos que coexisten en la canción. “Me motivan mucho esas actividades con entrada libre. Por eso me esforcé por hacer un gran show”. La magia de esa noche se puede ver en Youtube.

-En la inauguración y clausura de los Juegos Panamericanos Lima 2019 mucha gente pareció descubrir recién la riqueza musical y cultural que tenemos y ahora hay un sentimiento de orgullo por cómo eso fue mostrado al mundo, ¿qué te pareció?-

Me pareció muy bien hecho, muy limpio. No estaba consciente del efecto que eso iba a tener en la gente. Tengo tanta fe en nuestras tradiciones que solo necesitamos una buena organización para presentarla. La tuvimos y todo salió impecable.

Un largo camino

Damaris se interesó por el folklore peruano porque fue lo que escuchó desde niña. Su mamá es Victoria Porras, cantante conocida primero como Victoria de Ayacucho y después como Saywa. Con ella, Damaris dio sus primeros pasos en el arte, con ella se nutrió de la música tradicional. Su vínculo con la música se consolidó cuando le regalaron un charango. A los diez años empezó a escuchar otros géneros, en disco, en la radio. Y a los doce empezó a componer baladas.

“Mi mamá ha sido clave en mi carrera. Me tuvo muy joven y quizá por eso siempre nos hemos llevado bien. Somos artistas pero nunca ha habido celos. Ella fue muy generosa conmigo al cederme el escenario muchas veces. Trabajamos en Miski Takiy -en canal 7- hace ocho años y siempre tenemos planes juntas”, se confiesa Damaris.

Ya adolescente, empezó a trabajar en su primer disco. “Encontré la fusión como algo natural. Por ahí salía una saya con base de rock, como respondiendo a mi gusto personal. Mi primer disco, Dame una señal, es como una fusión inconsciente, lo que yo buscaba naturalmente”, cuenta.

En el segundo disco, Mil Caminos, fue mucho más consciente de la música que hacía, de lo que quería lograr con la mezcla de géneros. “Con mi productor Martín Venegas, que es mi hermano musical, mezclaba esto con esto otro y quería que suene tradicional pero moderno”, dice. Lo hizo a los 18 años y ahí está Tusuy Kusun, la canción que el 2008 la llevó hasta la Quinta Vergara, sede del Festival de Viña del Mar y le hizo ganar la competencia folklórica con su ritmo hipnótico y festivo.

Ganar en Viña fue un hito en tu carrera. -

Me abrió puertas. Tusuy Kusun es una canción muy especial, muy fuerte, muy de tierra. Sin el premio del festival quizá le hubiera costado mucho a la canción ser escuchada por un público más amplio.

Aunque ya está preparando un nuevo disco, Damaris todavía siente que algunos temas de su anterior producción no tuvieron la difusión suficiente. Por eso en mes y medio también grabará el videoclip de un tema de su tercer disco. “Es una fusión con la cuadrilla de negrillos que es superimpactante pero no se conoce mucho. Quiero mover el tema tanto por el lado comercial como por mi lado del feeling artístico. Hay canciones que merecen otra manera de mostrarlas”, cuenta.

Cada disco que Damaris ha hecho se ha nutrido de compartir, conversar y escuchar a la gente de lugares donde la conexión con la naturaleza es grande. Eso le da herramientas que afloran de manera natural cuando se pone a componer. Por eso, dice, cada disco refleja el momento que vive y ahora siente que su propuesta está madura musicalmente.

“Siento que escénica y musicalmente mi propuesta está redonda. A donde me lleves, el show va a estar bueno. El producto visual, sonoro, lo tengo. Pero hay que persistir, luchar contra lo mediático, lo comercial”, explica. Dice que hay géneros que no ofrecen nada ni en música ni en letras, y que ella se ha propuesto hacer música que cautive la atención del oyente y le aporte algo a su vida: alegría, belleza, emoción.

Damaris se mueve en el circuito de la música andina contemporánea y para más adelante prepara también una gira nacional. Ha pisado escenarios importantes como la Quinta Vergara en Viña del Mar, el Gran Teatro Nacional, donde presentó su tercer disco Puedes volar, y otros sitios importantes, pero siente que el éxito no se mide por los lugares que pisas sino por la vigencia de tu propuesta y tu carrera. “A veces para un artista joven es fácil empezar o subir. Pero lo difícil es sostener una carrera. Que la gente quiera seguir yendo a tus conciertos, que quiera escuchar tu música trascendiendo el tiempo. Mi sueño es que de acá a cincuenta años, mi música se siga escuchando”, se proyecta. Escuchándola uno se da cuenta de que siempre tuvo claro el valor de lo nuestro.

Su música es la prueba.