DocumentalJavier Corcuera reconstruye en su nueva película, "El viaje de Javier Heraud", la vida del poeta que hizo el máximo sacrificio por sus ideales. ¿Qué lo motivó a hacer esta cinta? Él responde esa interrogante en este diálogo.,¿Qué te impulsó a filmar El viaje de Javier Heraud? Viene de muy de atrás, porque Javier Heraud es como un familiar ausente. Mi padre y Javier tuvieron profunda amistad y pasión común por la poesía. La muerte de Javier, tan temprana, para mi padre fue como perder a un hermano. Lo respiramos desde niños. Se hablaba de él, se leía su poesía, había fotos de él en casa. ¿Qué tan fuerte fue la amistad de tu padre y Javier? Tan fuerte que yo me llamo Javier por él. Y hay algo que, aparte de su poesía y su entrega por el cambio social, siempre me sorprendió, el que fuera a estudiar cine. Y me preguntaba ¿qué películas habría hecho si no hubiera sido acribillado? ¿De corte social? No sabemos qué cine hubiera hecho, tampoco hacia dónde habría ido su poesía. Siempre me lo pregunté y muchos años después decidí estudiar cine. ¿Y qué decía tu papá de Javier Heraud? Que conforme él y los poetas de su generación van envejeciendo, Javier está cada día más joven. ¿Cuándo surge tu deseo de hacer la película? Desde que empecé a estudiar cine, a los 16 años. ¿Pero qué gatilló hacerla realidad? Hice La espalda del mundo, La guerrilla de la memoria, Invierno en Bagdad, Check point rock, canciones desde Palestina, entre otras, que rodé fuera. Cuando acabé Sigo siendo, dije este es el momento, porque muchos amigos de Javier Heraud ya se habían ido. Era ahora o nunca. Además la familia me abrió sus puertas para acceder a material inédito: fotos, cartas, manuscritos, historias, y conocí a Ariarca Otero, sobrina nieta de Javier, que tenía 21 años cuando rodamos, la misma edad de Javier cuando lo mataron. Todo eso fue el pistoletazo de salida y me lancé a hacerla, muy distinta a todas, más intimista, más personal. ¿Qué papel hace Ariarca? Abre el baúl de los recuerdos y descubre quién era su tío abuelo. Sabía de él, pero sin profundizar. Ella construye el retrato, es la que nos lleva por ese viaje en la vida de Javier. Es a través de su mirada que lo conocemos. Además para mí era muy importante traer la película al hoy. Explícame. La película es una reflexión sobre la vida de Javier, también del Perú de hoy que, a más de 50 años de su muerte, tiene los mismos problemas que obligaron a Javier a entregar su vida. Desgraciadamente pasaron tantos años de su muerte y el país con justicia social que soñó Javier, no existe. Pero la poesía y los ideales de Javier no han muerto. La película es para los que hoy tienen su edad, porque Javier nunca dejó de ser un joven rebelde. Será eternamente joven, consecuente, coherente, que lo entregó todo por el país. ¿Esperas despertar conciencias? Espero que la gente esté más cerca de Javier, y luego de verla sientan que es un amigo. Y que aliente a leerlo, a conocerlo más. En la cinta hay personajes claves. Hay varios testigos de su muerte, hay amigos de Javier. También tu padre. Tuve la posibilidad de rodar con él, antes que fallezca. Busqué también a un amigo de su colegio que vive en Austria. Era como su hermano y le llamaba “Dégale” (Degenhart Briegled). Entre todos los que estuvieron con él en Cuba, en Puerto Maldonado, Ariarca reconstruye la historia. ¿Fue complicado iniciar el rodaje? Es muy difícil hacer cine documental, independiente, que no se rige por las normas de la industria. Intenta ser un documento con trozos de memoria para que perduren los personajes, las historias. Y, claro, siempre es muy difícil el financiamiento. ¿Cómo la financiaste? Gracias a Quechua Films (Perú), Lamula.pe, el premio DAFO y apoyo privado como Otra Mirada, la Universidad de Ciencias y Humanidades, entre otros. ¿Cuándo la estrenas? Acabamos de lanzar el trailer, y dependemos de los exhibidores y distribuidores de cine. Esperamos que sea en el marco del Festival de Lima y que se pueda ver en las salas del país. ¿Qué se viene pronto en tu carrera? Una película sobre “La polla records”, banda de punk en español, que también son buenos poetas.