SemblanzasSin dinero, casi sin prensa, el excandidato a la Alcaldía de Lima por el Frente Amplio se ha ganado la simpatía de muchos, que ya lo imaginan como congresista el 2021. Esta es la historia de ‘Cochero’, ahora más conocido como el querido ‘Chaparrón’.,Enrique Fernández: “Soy una especie en extinción”,Enrique Fernández: “Soy una especie en extinción”,La campaña municipal de Enrique Fernández Chacón comenzó con un saco de papas. Un saco de papas y 500 soles, que fueron los premios de la rifa que su equipo organizó para reunir el dinero que financiara la campaña. La rifa recaudó 10 mil soles. Ese fue todo su capital. Lo que otros candidatos gastaron en un mitin o una caravana, Fernández Chacón y los suyos tuvieron que administrar cuidadosamente para solventar todas sus actividades proselitistas durante nueve semanas. Obtuvieron 77 mil votos. –Mi objetivo era juntar 200 mil votos. Un 2 o 3%– dice. Estamos en la casa de su hermano, donde vive, en la Unidad Vecinal del Rímac. En su estudio, junto a la vieja PC en la que él mismo diseñó sus volantes. Nos cuenta que fue una campaña austera, como todas las que este veterano excongresista ha empujado en el pasado. Sin bolsas de empresarios ni cenas de recaudación. Con solo la ayuda de los amigos. Y los ahorros propios. –Así ha sido siempre. Yo he pagado por ser militante político toda mi vida– dice. Cómo no creerle. En el primer debate municipal, cuando los candidatos debían hablar sobre las poblaciones vulnerables que atenderían si eran elegidos, Fernández Chacón abrió su corazón y confesó que él era una persona vulnerable: recibe 400 soles de pensión. Si no fuera por la ayuda de su familia, no podría vivir. Esto no significa que el hombre al que sus viejos amigos de izquierda llaman 'Cochero' y al que los jóvenes apodaron 'Chaparrón' se muera de hambre. Él dice que tiene lo suficiente para estar bien. –El dinero no te da la felicidad. La felicidad la encuentro cuando un amigo me abraza o conversando con la gente. En esta campaña, pese a que perdió y quedó lejos del primero, fue muy feliz. Después del debate, muchos ciudadanos empezaron a reconocerlo y a expresarle su cariño, en persona y en las redes sociales. Incluso aquellos que no iban a votar por él reconocieron la decencia y dignidad que transmitía su candidatura, en una coyuntura en la que la palabra de los políticos ha perdido tanto valor. Hace un rato nomás, caminando por la Alameda de los Descalzos, un hombre se le acercó para darle la mano y decirle que era un ejemplo. Mientras conversaban, ambos descubrieron que el padre del hombre había sido un viejo amigo de Fernández, de sus épocas como obrero en la planta de la General Motors. Recordaron algunas anécdotas y cuando el tipo se fue, 'Cochero' se quedó con una enorme sonrisa dibujada bajo el bigote. –No tienes idea de la felicidad que se siente cuando te pasan estas cosas– dice ahora. Y, entrecerrando los ojos dulcemente, agrega: –Los políticos así somos una especie en extinción. Días de torturas Colgado de los brazos. Golpeado e insultado. En el año 1975, Fernández Chacón fue torturado durante varios días por esbirros de la Guardia Civil que querían saber cómo él y sus camaradas del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) se habían enterado de que se tramaba un golpe contra Velasco, tal como lo habían publicado en su periódico partidario. Lo que los agentes no entendían, por más que él y los otros trataban de explicárselo, es que habían llegado a esa conclusión haciendo un análisis político de la coyuntura. Cuando la noticia de su detención se hizo pública, Fernández y los demás fueron internados en el penal del Callao. Pasaron allí ocho meses. Al poco tiempo de haber llegado, el golpe se produjo. Esos días de tortura fueron el momento más duro que 'Cochero' pasó en sus años de político y dirigente sindical. Su actividad en los sindicatos había empezado años atrás, cuando entró a trabajar a la General Motors, ensamblando pontiacs, camaros y caravans y otros modelos de la época. Para mediados de los sesenta ya era coordinador de los sindicatos de las fábricas del sector metalúrgico ubicadas en la Panamericana Norte. En 1968 se hizo troskista y conoció a Hugo Blanco en El Frontón. Fernández quedó conmovido al ver al líder de las tomas de tierras de La Convención, un episodio que lo había marcado de joven. Nunca dejó el troskismo. Y Blanco se volvió uno de sus mejores amigos. Hasta hoy. Con Blanco, por el partido que fundaron, el PST, fue elegido miembro de la Asamblea Constituyente, en 1978. Con Blanco, y con otro troskista, Ricardo Napurí, postuló a la Presidencia de la República en 1980. Fue elegido diputado. Durante cinco años integró la Comisión de Presupuesto. Fernández volvió a postular al Congreso en 1985 y 1990 pero no tuvo suerte. Siempre con el PST, una organización cada vez más reducida. Nunca se integró a Izquierda Unida. Él se limita a decir que allí había gente con la que no estaba de acuerdo. Que buscaba un proyecto que fuera más allá de lo simplemente electoral. Durante casi tres décadas estuvo fuera de la lid electoral. Hasta este año. Hombre de partido Más temprano, 'Cochero' estuvo hablando por teléfono con Hugo Blanco. Su viejo amigo ahora vive en México, pero siguen en contacto frecuente porque juntos editan un periodiquito, Lucha Indígena, que hace un año se volvió digital porque los dos amigos ya no tenían plata para imprimirlo. Cuando no está en reuniones del Frente Amplio o de su colectivo, UNIOS, Fernández Chacón pasa horas sentado ante su vieja PC, diagramando en Page Maker su revista, editando artículos, intercambiando correos con Blanco, y escribiendo. Esa es su vida. Esa era su vida hasta julio pasado, cuando, súbitamente, decidió postularse como candidato a la Alcaldía de Lima. –Había un candidato que se estaba lanzando [por el Frente Amplio] que no era de mi agrado y pensé que no iba a ayudar a fortalecer la organización– dice. –Entonces, me lancé. Y le gané en las internas. Su expectativa era lograr unos 200 mil votos. Pero lo más importante era posicionar al Frente Amplio ante el electorado. Y cree que lo consiguió. Después de su performance en el debate, de sus certeros puyazos sobre Ricardo Belmont, de sus conmovedoras palabras sobre la situación de los jubilados, hay quienes lo ven como una potencial carta del Frente Amplio para el Congreso en el 2021. Él dice que ese tema no le quita el sueño. –Si mi partido considera que debo ir, iré. Si considera que no debo ir, no iré. Lo que más sirva a la organización. Hasta entonces, volverá a su rutina. Sus reuniones con los jóvenes de UNIOS, a muchos de los cuales conoció en los años de la lucha contra la dictadura fujimorista ¡y a quienes volvió troskistas! Volverá a su labor en Lucha Índígena, allí en el estudio de la casa de su hermano, adonde se mudó hace cinco años luego de que un problema en el corazón asustó a toda la familia. Y desde su militancia política seguirá impulsando temas como el cambio del modelo económico y la convocatoria a una Asamblea Constituyente. Antes de despedirnos, me cuenta el origen de su apodo, 'Cochero': un amigo argentino lo llamaba así por su trabajo ensamblando automóviles. Dice que "el apodo está herido de muerte" y que "'Chaparrón' lo ha matado". Se ríe. La nueva chapa le gusta a todo el mundo, menos a sus hijos, que dicen que él es un político serio, que cómo le van a decir así. Pero él no se hace problemas. Después de todo, 'Chaparrón' era un personaje cómico que alegraba la vida de las personas. –Además, tengo que pagar todas las huevadas que les he hecho a los viejos de mi época –dice. Y, entrecerrando los ojos dulcemente, se vuelve a reír.