La Semana Santa se trata de una celebración muy importante para los cristianos alrededor del mundo que nos ha acompañado desde la infancia, la cual se centra en la pasión, muerte en la cruz y resurrección de Jesucristo.
En esta semana se realizan diferentes tradiciones como procesiones, misas largas y representaciones de imágenes. Además, las personas se abstienen de ciertos alimentos en compromiso con su fe. Pero sin duda hay una ciudad que practica estas tradiciones a un nivel distinto que otras del Perú y se trata de Ayacucho.
El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación a la celebración de Semana Santa de Ayacucho, por constituir el evento de fe e identidad cultural más importante dentro del calendario festivo de la región. Esta época tan fervorosa atrae a muchos visitantes que quieren experimentar la cultura y costumbres peruanas.
La festividad dura 10 días y empieza con el Viernes de Dolores, donde se realiza la procesión de la Virgen Dolorosa, el Señor de la Agonía, entre otros. Los habitantes han conservado esta tradición por muchos años y las autoridades locales se involucran en estas procesiones, recorridos históricos, así como accesos gratuitos a iglesias y espacios turísticos.
En Domingo de Ramos se organiza una recreación de Jesús ingresando a Jerusalén junto a los apóstoles. Después, el miércoles, se vive la Procesión del Encuentro, es decir, la imagen de Jesús Nazareno con la cruz sale por las calles para encontrarse con el Anda de la Verónica, quien se inclina para limpiar su rostro.
El Jueves Santo, los locales y visitantes realizan el respectivo recorrido de las iglesias que alargan su horario consciente del turismo. La noche del Viernes Santo, la imagen de la Virgen Dolorosa se posiciona ante el Santo Sepulcro. Esta Virgen la acompañan con mujeres vestidas de negro para representar el luto.
El sonido de las campanas anuncia el comienzo del Sábado de Gloria. Es una fecha en la que cobra vida una feria tradicional con productos locales, artesanía y platos típicos de Ayacucho. Por muchos años se vivió el 'Pascuatoro', celebración con juegos y diversión similar a la de San Fermín en España.
Y en el Domingo de Resurrección, el Señor posa sobre un anda triangular, que representa a las montañas y a los Apus donde los fieles le rinden homenaje. La imagen recorre la plaza en medio de alabanzas y cánticos y entre los pobladores se turnan para llevarla en sus hombros.