El pueblo aimara ha sabido adaptar su cultura a los constantes cambios políticos y sociales ocurridos desde antes de la llegada de los españoles. Con presencia en Bolivia, Chile y el norte de Argentina, el inicio de la comunidad andina se remonta a la época preinca. A través de los años, sus integrantes han sabido mantener sus costumbres y su lengua nativa hasta la actualidad.
Según el Censo de Población y Vivienda de 2007, el número de aimaras asciende a 443.248 personas, lo que equivale al 1,7% de la población nacional. Además, en la Encuesta Nacional de Hogares de 2015, un 3,2% de los peruanos se consideran aimara “por sus antepasados y de acuerdo a sus costumbres”.
El origen exacto de los aimaras es muy ambiguo e inexacto, ya que las culturas andinas prehispánicas no dejaron testimonios escritos y todo lo que se sabe son hipótesis basadas en evidencias arqueológicas.
Según el historiador Max Uhle, los miembros de esta comunidad provienen de la cultura Tiahuanaco. El experto sostuvo dicho argumento con cuestiones geográficas, puesto que la desaparición de esta cultura ocurriría en el siglo XII D. C. Época en la que comienzan a surgir los diversos reinos aimaras.
La lengua aimara es tradicionalmente hablada en las regiones de Puno, Moquegua y Tacna. Foto: captura de Youtube/Nina Wila Not GRE
Es así como la cultura aimara estuvo conformada por los collas, los pacajes y los lupacas en la época precolombina. Estas comunidades, que estaban ubicadas alrededor de la meseta del lago Titicaca, tienen actualmente presencia en Argentina, Chile, Bolivia y Perú, con mayor prevalencia en los dos últimos.
Cabe resaltar que, el concepto de aimara apareció con la llegada de los españoles. Antes a eso, cuando el inca gobernante Huiracocha los anexó a su imperio, los denominó collasuyo.
En imágenes una reunión en Zepita con pobladores aimaras antes de la marcha a Puno. Foto: Elmer Mamani
La conquista de los incas significó la imposición del quechua como lengua oficial y el control del Estado inca sobre sus recursos y población. No obstante, algunas comunidades, como los collas, fueron copartícipes en la administración política de la región y en los rituales alrededor del lago Titicaca.
Con el paso del tiempo, en vez de perder sus vínculos con sus lugares de origen, los aimaras han seguido recreando costumbres y prácticas en las urbes, y han mantenido sus tradiciones a través de fiestas y celebraciones anuales.
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En el Perú, la población aimara se encuentra principalmente en seis provincias de la región Puno y en algunos distritos rurales de Moquegua y Tacna. Además, el proceso migratorio de la población de campo a mediados del siglo XX ha hecho que hoy en día se registre una importante cantidad de aimaras en ciudades como Lima, Arequipa y Tacna.