No cabe duda de que la llegada de la COVID-19 puso de cabeza a un mundo que ya vivía siempre corriendo y apurado por las responsabilidades diarias. Pudimos conocer más de cerca el significado de la palabra detenerse y, sobre todo, afrontar una convivencia casi permanente con nuestros familiares, actividad que habíamos dejado de lado.
En un mundo pre pandemia, libre de afectaciones mortales y sin el miedo constante de estar corriendo peligro, no nos dimos cuenta que olvidamos, quizás, una de las cosas más importantes en la vida del ser humano: la familia.
“Estábamos para afuera, mirando otras cosas, nuestras carreras, nuestras profesiones, nuestras amistades (...). Cuando llegó la COVID-19 (...), comenzamos a aprender a cómo convivir como familia, a tomar desayuno juntos, tener discusiones por nuestras diferencias, a arreglar estas diferencias hablando”, sentenció Carla Gilardi Olazábal, psicoterapeuta y directora del centro holístico Ámbar del alma en diálogo con La República.
En palabras de Gilardi, uno puede percatarse de la energía positiva o pesada de una persona cuando entablas diálogo con la misma. “Si tú estás hablando con una persona y lo único que hace es quejarse de la vida: todo es pesado, feo, negativo, malo, nada es bueno. Hay una energía densa”.
Ante esto, lo único que alivia la energía es la gratitud. “Hay tantas cosas que tenemos y no nos damos cuenta y lo único que hacemos es quejarnos. Cuando hay muchos que no tienen nada y agradecen todos los días”, manifestó la especialista.
Por ello, la autora del libro Mensajes de los ángeles, que intenta hacer llegar un mensaje diario “que te despierte el alma”, nos brinda las siguientes recomendaciones para mejorar nuestros lazos afectivos con los seres queridos.
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Si alguna vez sentiste que tu casa alberga energías negativas dentro de sus instalaciones, lo primero que debes hacer es generar alegría dentro de tu morada. Cuando tú cambias, tu entorno también lo hace. Si tú “limpias bonito, arreglas, echas un aroma bonito, pones música alegre, te ríes, traes noticias bonitas, cocinas rico, todo eso genera un buen ambiente en la casa”, agregó Gilardi Olazábal.
En esa línea, sugirió realizar la siguiente técnica de apoyo, sin embargo, primero debes preguntarte si la persona desea ayuda. “Hay gente que no quiere ser ayudada”, indicó.
En tanto, si quieres ver si tu casa se encuentra cargada, pon un vaso con agua. “Si cuando vas a tomar el líquido, ves burbujas es porque tu cuarto o casa está cargadísima”, asintió.
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Carla Gilardi citó un ejemplo para referirse a lo fuerte que puede resultar lo positivo, más que lo negativo. “Si tú tienes un vaso y lo tapas, adentro está la oscuridad (negativo). Pero cuando yo destapo el vaso, la oscuridad no sale ni llena mi cuarto de oscuro, la luz (positivo) entra a la oscuridad”, indicó la escritora.
No obstante, hay días que son más difíciles que otros. “Eso nos pasa a todos”, agregó la terapeuta holística. Sin embargo indicó: “Yo soy la única persona responsable de mí misma”.
Muchas veces asociamos las palabras ‘responsabilidad’ y ‘culpa’ como sinónimos o muy relacionadas entre sí. Pero Carla Gilardi nos aclara el panorama y comenta que cada una alberga un significado diferente.
“Quitemos la palabra culpa. La culpa es un ‘latigazo’ y no tiene solución. En vez de eso, hay que llamarla responsabilidad porque te puedes hacer cargo de ella”. ¡Qué diferencia!