A propósito de las eliminatorias africanas, con dos enfrentamientos programados para hoy —Senegal contra Namibia y Guinea-Bisáu contra Marruecos—, es oportuno recordar que el tercer continente más extenso del mundo comparte entre sus naciones no solo una variedad de expresiones artísticas, sino también tres colores con una carga simbólica importante: el amarillo, como encarnación de la riqueza mineral; el rojo, que representa a las víctimas de la esclavitud y la lucha social por la independencia, y el verde, que escenifica la presencia natural.
Cada uno de estos colores habla de una realidad. Este continente, además de poseer más de 70 tipos de minerales, contiene un tercio de todas las reservas a nivel mundial, entre ellas un 90% de las reservas de platinoides y un 80% del coltán; entre los siglos XVI y XIX, doce millones de africanos fueron enviados a América como mano de obra forzosa; y las especies de árboles del continente africano han sobrevivido a un alto número de catástrofes naturales en los últimos 4.000 años.
Este esquema tricolor se remonta a la bandera del país más antiguo de África: Etiopía. Se trata de un Estado que, aunque fue ocupado por la Italia fascista durante cinco años (1936-1941), sobrevivió al dominio europeo del siglo XIX. La admiración a causa de la rapidez para recuperarse y la búsqueda constante de independencia motivó al resto del continente. Así, Ghana fue el primer país africano en adoptar los colores de su bandera después de obtener la autonomía en 1957. Al año siguiente, Guinea replicó la decisión.
Bandera de Etiopia
Las banderas de Ghana, Camerún y Guinea-Bissau incluyen además la estrella negra africana, un símbolo de la libertad del continente y también del esfuerzo activista de Marcus Garvey, quien creó la Asociación Universal para el Mejoramiento del Negro y la Black Star Line para facilitar el transporte de mercancías y, eventualmente, de afroamericanos.
Algunos de los países africanos que usan los colores amarillo, rojo y verde en sus banderas son Angola, Benín, Malí, Mozambique, Senegal, Sudáfrica, Tanzania y Zambia, pero en América también hay naciones que los portan en memoria de los esclavos que no pudieron regresar a su lugar de origen: Dominica, Guayana Francesa, Guyana, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Granada y Surinam.