En un lugar del continente asiático se encuentra ubicado un establecimiento que logró mantener su operatividad durante más de un milenio, por lo que se ha posicionado como el hotel más antiguo del mundo. Así lo reconoce el libro de los Récord Guinness. Este hotel, que se inauguró en el siglo VIII, es administrado por una misma familia de generación en generación.
El Nishiyama Onsen Keiunkan fue fundado en el año 705. Desde entonces, ha estado bajo la administración de 52 generaciones. Este impresionante legado familiar no solo permitió que el hotel conserve sus tradiciones, sino que también facilite su adaptación a las cambiantes demandas de la modernidad sin perder su esencia.
El Keiunkan se encuentra en la tranquila región de Akaishi, cerca de montañas y valles que ofrecen un escape natural de la vida cotidiana. El hotel combina armoniosamente elementos tradicionales de la arquitectura japonesa, como estructuras de madera que evocan un pasado histórico, con modernas instalaciones de acero que garantizan comodidad y seguridad a sus huéspedes.
Cuenta con 37 habitaciones de lujo y puede hospedar entre dos y siete personas por cuarto, que varían en tamaño y precio, pero todas comparten vistas espectaculares a la naturaleza circundante y están equipadas con todas las comodidades modernas para asegurar una estancia relajante y confortable.
El hotel es famoso por sus aguas termales, que son accesibles en cuatro diferentes fuentes naturales dentro de las instalaciones. Foto: Booking.
El Nishiyama Onsen Keiunkan está situado a dos horas del icónico monte Fuji, y el trayecto hacia el lugar ofrece una vista impresionante de los paisajes japoneses. El acceso es principalmente por carretera, lo cual permite a los visitantes disfrutar de los valles y montañas. Una vez instalados, los huéspedes pueden sumergirse en un mundo de actividades culturales y de relajación.
Este lugar es famoso por sus aguas termales, que son accesibles en cuatro diferentes fuentes naturales dentro de las instalaciones, que son conocidas por sus propiedades terapéuticas, y representan una de las principales atracciones para los visitantes. Además, los turistas pueden deleitarse con la cocina local en el formato kaiseki, que ofrece una experiencia culinaria auténticamente del sitio.
Cabe precisar que, hoy en día, como es natural, el hotel ha cambiado su apariencia desde sus orígenes en el siglo VIII. Sin embargo, tras una significativa restauración en 1997, el establecimiento continúa reconocido como un alojamiento de lujo, que lo hace perfecto para aquellos que buscan experimentar la esencia de un lugar histórico rodeado de la belleza natural.