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Cultural

Los zorros cantan, aunque les cierren la puerta en el Gran Teatro Nacional, no podrán acallarlos

Los periódicos, y sobre todo las redes sociales, han dado a conocer el atentado que han sufrido Walter y Julio Humala, miembros del Dúo Arguedas.

larepublica.pe
Dúo Arguedas. Walter y Julio Humala.

Escribe: Eduardo González Viaña*

“ZORRO DE ABAJO: A todo esto, ¿nosotros hablamos?

ZORRO DE ARRIBA: Claro que sí. Todo el mundo lo sabe”.

En las creencias populares de los Andes, todo en la naturaleza tiene vida y los zorros hablan, por supuesto que hablan. Sin embargo, ahora el gobierno peruano quiere acallar a los zorros.

Muchas de las historias de José María Arguedas fingen estar narradas por dos zorros. Dos zorros, además, cuentan la vida y milagros de este famoso escritor, en mi novela “Kachkaniraqmi, Arguedas”.

Ahora, repito, el gobierno peruano quiere volverlos mudos. ¿A quién? ...a los zorros, a los periodistas, y a todos nosotros.

Los periódicos, y sobre todo las redes sociales, han dado a conocer el atentado que han sufrido Walter y Julio Humala, miembros del Dúo Arguedas, llamados también “los zorros”, dos de los artistas musicales más famosos del Perú.

Como señala “El Comercio”, los zorros fueron impedidos de ingresar el pasado 8 de octubre al Gran Teatro Nacional, donde estaban programados para participar en un concierto llamado “Vuelve la magia… ¡Que viva la tradición!”. El público, que había comprado sus entradas con mucha anticipación, protestó a gritos.

Se informa, además, que el evento “incluso tenía la autorización del propio Ministerio de Cultura”. Por eso en el flyer estaba el logo de ese ministerio.

Sin embargo, en la puerta les impidieron el ingreso en base a supuestas “órdenes superiores”. El mismo diario señala que contactó al Ministerio de Cultura para conocer sus descargos, pero que, hasta el cierre de la edición, los funcionarios de ese ministerio “no nos han respondido”.

El Dúo Arguedas se formó en Lima a fines de los años 70. Sus presentaciones en el interior y el extranjero han difundido el huayno tradicional ayacuchano y se han expresado tanto en español como en quechua. Sus creaciones también han sido acogidas en todos los países como un valioso aporte musical del Perú. Canciones como “Chaska”, por ejemplo:

“Te brindo mi alma y mi fe, tómalos te brindo mi esperanza, tómala mi razón y mi pasión, tómalas que algún día te han de servir, Chaska”.

A mi entender, esas acciones son las que mejor expresan las propuestas de Dina Boluarte en cuanto a lo que ella da en llamar “terrorismo de imagen”.

Por lo que se ve, la primera víctima acuchillada con el nombre de “terrorista” será la libre expresión de la radio, la TV y los periódicos que se refieren a los vestidos amarillos y los humildes relojes de la presidenta o que denuncian las medidas autoritarias ya tomadas en los actos y en las leyes que apresuradamente redacta y aprueba el Congreso.

Si ese es el “terrorismo de imagen”, ¿cómo será el delito de “terrorismo urbano”? Cualquier protesta en la calle será “terrorismo urbano”, y en ella está incluido el paro de los transportistas que exigen seguridad tanto para ellos como para cualquier transeúnte en el país o una simple pancarta demandando el cierre del Congreso por corrupto.

Criminalizar la protesta social es una forma de terrorismo ejercido por el Estado. Como lo indica el juez español Baltasar Garzón, desde el punto de vista ético, postular el “aullido gubernamental” como vía para el afianzamiento de la democracia es tan inaceptable como propiciar la muerte intencional de inocentes para amedrentar a la población.

Los zorros cantan. Han cantado desde el nacimiento del Perú. Aunque les cierren la puerta en el Gran Teatro Nacional, no podrán acallarlos.

...

*Escritor. Eduardo González Viaña presentará, este lunes 14, su libro Memorias. El poder de la ilusión, en la librería El Virrey (calle Bolognesi 510, Miraflores), a las 7 de la noche. Los comentarios estarán a cargo de: Joel Acuña Zavaleta, director del Centro de Difusión Científica y Cultural de la UCV; Ronald Gamarra, abogado, catedrático y exprocurador de la República; y Gabriel Ruiz Ortega, editor de Cultura de La República.