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Cultural

Videoinstalación: “Macbeth” de Shakespeare adaptado

Matías Umpierrez y su proyecto "Museo de la ficción I. Imperio" por primera vez en Latinoamérica, con adaptación de un clásico del teatro.

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La esencia de "Museo de la ficción" apunta a la participación del público. Robert Lepage en acción.

Tiempos actuales de híbridos, en donde los géneros se desvanecen y se retroalimentan. Las grandes mentes de la creación del siglo XX, como Italo Calvino, a saber, lo vaticinaron. El público de hoy —en su más extensa dimensión sin importar las fronteras generacionales—, simplemente lo pide y los artistas, del rubro al que pertenezcan, igualmente sienten la urgencia de hacerlo: representar/interpretar el mundo haciendo uso de todos los elementos idóneos a disposición, siempre y cuando los puedas dominar.

Porque se puede contar con los adminículos analógicos, tecnológicos, etc., pero si no se tiene algo que decir, de poco o nada sirve la intención y de taquito quedan en evidencia la falsedad de los discursos que se tejen estratégicamente sobre el híbrido (y variantes).

Sirva esta pequeña introducción para que La República converse con el reconocido artista argentino multidisciplinario y transdisciplinario Matías Umpierrez, quien estará presentando en el ICPNA de Miraflores, del 10 al 31 de agosto, Museo de la ficción I. Imperio, proyecto en el que el video, la instalación y la performance conforman un solo medio expresivo. La obra, vale decir, llega con muy buena crítica desde Madrid, en donde fue su última parada tras un periplo por otras ciudades europeas, y esta será su primera vez en Latinoamérica.

Imperio parte de una base, de una energía: es la adaptación contemporánea, en la España de los noventa, de Macbeth de Shakespeare. Los pliegues de la ambición, la traición y el poder son aspectos que llevaron a Umpierrez a trabajar este drama clásico porque “Shakespeare ha tocado una fibra humana que ya no tiene que ver con una época. El ejercicio del poder es uno de los grandes problemas de los seres humanos. El ser humano se enreda en sí mismo y se mete en una cantidad de paradojas muy extrañas. Eso es lo que hace a Shakespeare un clásico. Sus palabras están totalmente vivas hoy. Por eso yo quería empezar Museo de la ficción, que en realidad es un concepto que presentará una serie de instalaciones, con Shakespeare. La primera se llama Imperio y es una adaptación de Macbeth. Quería empezar con esta obra porque de alguna manera el conflicto de lo político, el conflicto de la relación entre lo público y lo privado, el conflicto de lo local y de lo global, en este momento, está abrazando a todas las sociedades. Shakespeare nos habló de lo mismo, es un autor que trascendió a su época. El problema del poder y de la codicia nos sigue interpelando. Ojalá que en algún momento deje de ser un problema contemporáneo y que hallamos evolucionado como sociedad”, señala Umpierrez.

Imprescindible Ángela Molina es parte de Imperio.

El elenco de Imperio es para resaltar: Ángela Molina, Robert Lepage, Elena Anaya, Chema Tena, Ana Torrent, Adolfo Fernández, Javier Pereira, Tessa Andonegui, Javier Tolosa y Bore Buika. A varios de ellos los hemos visto en inolvidables películas europeas de autor (a Anaya en Mesrine (2008) de Jean-François Richet y en La piel que habito (2011) de Pedro Almodóvar, y a Ana Torrent en Tesis (1996) de Alejandro Amenábar, por citar un par de ejemplos), entonces ¿qué los motiva a formar parte de una videoinstalación performática siendo algunos de ellos auténticos mitos contemporáneos del cine y del teatro?

A lo que Umpierrez responde:

“Lo que quieren más estos actores es justamente probar nuevas formas, volver a reencontrarse con el público de otra manera. Esta es una época de renovación, con tanta alienación e información, habría que probar nuevas formas para acercarnos a la ficción. Los actores y las actrices de Imperio sienten esa urgencia de poder conectar de una forma distinta. Esta es una experiencia de la que salimos aprendiendo todos. Tenemos un cuadrilátero con pantallas gigantes y la obra está montada alrededor de los espectadores, que estarán en el centro de la escena girando todo el tiempo sobre su propio eje y eligiendo qué pantalla ver y recorrerá espacios que el teatro convencional no recorre”, dice Umpierrez, quien del mismo modo se muestra entusiasmado con la posibilidad de compartir su propuesta con sus colegas peruanos. “Del intercambio de ideas, salen cosas, me gusta esta oportunidad que tendré con los actores, directores y dramaturgos de Perú”.

Se podría creer que el espectador se enfrentará, tras lo contado hasta aquí, a una obra rica en conceptos y generosa en interpretaciones críptica. Felizmente, Umpierrez zanja la inquietud: “Mi trabajo es complejo y evidentemente intelectual en muchos sentidos, por eso también es revisado en cátedras de universidades, pero me interesa más el público. Museo de la ficción se enfoca en la experiencia sensorial de los hombres y las mujeres comunes, como yo, que vengo de una familia proletaria y migrante.  El público será parte de una experiencia en la que no tendrá que estar sentado en una butaca, la podrá disfrutar como le parezca”.