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Cultural

Sarr: el joven senegalés seguidor de Bolaño

Premio Goncourt. Mohamed Mbougar Sarr ganó el premio francófono más importante con tan solo 31 años por su novela La más secreta memoria de los hombres. La comentamos. 

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Mohamed Mbougar Sarr ganó el premio francófono más importante con tan solo 31 años. Foto: difusión.

Me es difícil escribir sobre una novela como La más recóndita memoria de los hombres (Anagrama, 2022) del senegalés Mohammed Mbougar Sarr (Dakar, 1990). No porque no haya qué decir, sino por lo contrario. Es una novela que abarca demasiados de los grandes temas universales, pero también de los pequeños. Sarr ganó a sus 31 años por esta obra el Premio Goncourt en 2021 y se convirtió en el autor más joven en ganar el galardón más importante de las letras francesas desde 1976.

La novela es claramente una obra bolañesca. Los detectives salvajes aparece desde el epígrafe y Sarr le rinde tributo a al escritor chileno a través de las formas —como las voces testimoniales, el recurso policial, las cartas, la diversidad de voces— como con los temas —el escritor del país tercermundista perdido que viaja por el mundo, la obra total, la poesía, los jóvenes intelectuales, la universidad, la calle, la ciudad, la migración, la nacionalidad, lo banal, lo solemne, etc.—. Es quizás lo mejor que he leído en mucho tiempo. Llegué a él gracias una alentadora recomendación de Guillermo Arriaga el año pasado y se lo agradezco.

El libro, por más de ser enorme, te atrapa desde el inicio. La más recóndita memoria de los hombres sumerge al lector en un intrigante laberinto literario y emocional. El narrador es Diégane Latyr Faye, un joven escritor senegalés que vive en París en 2018. Está rodeado de otros jóvenes artistas que se preguntan por su lugar como futuros escritores dentro de una tradición nacional, continental y universal. El lector es guiado por un viaje que atraviesa décadas y continentes, desde el París contemporáneo hasta el Buenos Aires de la revista Sur y sus figuras literarias como Gombrowicz y Sabato. La trama se teje entre el misterio que rodea la desaparición del enigmático T. C. Elimane, apodado el “Rimbaud negro”, y la búsqueda de respuestas por parte de Diégane y un grupo de jóvenes escritores africanos que encuentran a su libro, “El laberinto de lo inhumano”, como uno de los mejores libros jamás escritos. La novela es casi inhallable y la van compartiendo. Elimane desapareció tras publicarlo y la editorial quemó casi todas las copias debido a que se vio amenazada por derechos de autor tras descubrirse que el libro estaba compuesto por citas de obras de toda la tradición literaria. 

La novela no solo es una investigación sobre un autor perdido en el tiempo, sino también una exploración de las complejas intersecciones entre la identidad cultural, el legado colonial y el poder de la creación literaria. A medida que Diégane sigue las huellas de Elimane, se enfrenta a fantasmas del pasado y del presente, desenterrando secretos y reflexionando sobre su propio lugar en el mundo como escritor y como individuo. Con una prosa rica en detalles, la novela nos sumerge en un universo donde la ficción y la realidad se entrelazan de manera fascinante, recordando la tradición literaria de los grandes maestros como Borges o Bolaño, mientras invita al lector a cuestionar la naturaleza misma de la memoria y la verdad.

Los personajes se preguntan constantemente por su condición apátrida. ¿Qué es ser un escritor senegalés? En ese sentido, comparte con Bolaño la pregunta por la nacionalidad ante ser un migrante. En el país propio no se le considera local y fuera se le ve como extranjero. Cuando uno migra, en su propio país lo ven como alguien que escapó y todo lo tuvo fácil, mientras que fuera jamás será del todo aceptado y siempre vivirá una lucha. Este problema se vive a través de casi todos los personajes de Sarr, pero podría trasladarse fácilmente a la realidad que viven muchos peruanos cuando se aventuran a migrar. Creo que es una novela que vale e innova tanto en contenido como en forma. Y, definitivamente, despierta en el lector un interés enorme por la literatura africana, que por más que cada vez recibe mayor atención, no deja de ser lejana para los lectores peruanos. Es una novela de jóvenes en el sentido de los personajes principales y su prosa fresca. Pero es también una obra muy madura técnicamente, que abarca los problemas más complejos de la condición humana. Sin duda, una obra maestra.