“Pensar en Saúl Peña es sentir gratitud. Pronto será el aniversario número 44 de la Sociedad Peruana de Psicoanálisis, institución que gracias a su fuerza, pasión y empuje creó junto con otros dos colegas, Max Hernández y Carlos Crisanto.
La tristeza de su partida encuentra consuelo al recordar su amor por el psicoanálisis, su amor por la vida, así como la gran herencia que deja no solo a los psicoanalistas y psicoterapeutas, sino a nuestro país.
Quienes tuvimos el honor de conocerlo llevamos la huella de sus enseñanzas, de su valor, de su intuición e interés en los seres humanos”, nos dice la Dra. Graciela Cardó, presidenta de la Sociedad Peruana de Psicoanálisis.
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En familia. Peña con su esposa, Luise Bottcher de Peña, y sus hijos. Foto: difusión
Le agradecemos haber encarnado el arte de vivir —agrega Cardó—, por eso el mejor homenaje es recordar como él evocaba sus orígenes y trayectoria: “Nació en Jauja un 23 de agosto de 1932. Con orgullo nos contaba que su padre era jaujino y su madre judía-rusa. Fue médico psiquiatra y psicoanalista. Egresó de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Obtuvo el posgrado en el Instituto de Psiquiatría de la Universidad de Londres y se formó como psicoanalista en el Instituto de la Sociedad Británica de Psicoanálisis, formándose dentro del Grupo Independiente. Tuvo la oportunidad de conocer y aprender de muchos psicoanalistas que solemos leer en libros, y supo también transmitir su aprendizaje, tanto en clases como en sus relaciones cotidianas.
Fue también miembro fundador del Colegio Real de Psiquiatras del Reino Unido, pionero en el Perú y uno de los fundadores de la Sociedad Peruana de Psicoanálisis”.
“Peña se lleva muchas historias escuchadas, muchas vidas salvadas y nos deja un gran legado que nos honra continuar”, agrega la psicoanalista.
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Recuerdos. Una de las fotografías que siempre estuvieron en su oficina. Foto: difusión
Por su parte, el Dr. Max Hernández recordó que “Saúl fue incansable en sus actividades clínicas y docentes. Entre sus numerosos artículos sobre teoría y técnica psicoanalíticas publicados en revistas nacionales e internacionales, destacan aquellos referidos a la mutualidad interpretativa entre analista y paciente y al uso terapéutico de la agresión. Párrafo aparte merecen sus textos producto de su permanente enfrentamiento a la corrupción. Introdujo a la reflexión nacional el concepto de la integridad comprometida propuesto por Leo Rangell, uno de los psicoanalistas más influyentes de Estados Unidos, cuando estudió el impacto negativo y corruptor del escándalo de Watergate en la sociedad norteamericana. Apasionado, polémico y afectuoso, Saúl era capaz de sentarse a la mesa con tirios y troyanos y deambular con elegancia entre Eros y Tánatos. Además de todo ello, era un amigo a carta cabal”.
El psicoanalista Roberto Scerpella coincidió con sus colegas: “Saul Peña puede ser considerado el padre del psicoanálisis en el Perú. Esta disciplina no sería lo que es hoy en nuestro país, sin el empuje, la pasión y el compromiso que caracterizaban su poderosa personalidad y su singular forma de proceder. Con su enorme capacidad de trabajo, no solo se dedicó a difundir la teoría y la práctica psicoanalítica, sino que también dedicó gran parte de su tiempo, de sus energías, de su vida en la formación tanto de psiquiatras como de psicólogos, involucrados en el trabajo y el cuidado de la salud mental en el Perú.
El Dr. Peña, generoso colega y amigo, supo hacer irradiar el aporte del psicoanálisis no solo al ámbito de trabajo clínico individual con niños, adolescentes y adultos, sino que también lo llevó al de los grupos y de la familia e incluso a la reflexión profunda para tratar de entender la complejidad de nuestra identidad. Nos deja una prolífica producción científica de la que me gustaría resaltar su libro sobre la corrupción en el Perú, referencia obligada para entender y tratar de enfrentar este acuciante problema que corroe nuestras instituciones”.
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Distinciones. Fue galardonado con la Gran Cruz (2014). Autor del libro Psicoanálisis de la corrupción. Política y ética en el Perú contemporáneo (2003).