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Cultural

Fernando Botero, el maestro colombiano se ha marchado

Homenaje. El artista falleció en Mónaco, a los 91 años de edad. Sus esculturas voluminosas, además de en museos, están en las plazas de Colombia y de otras ciudades del mundo.

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En Francia. Fernando Botero al pie de una de sus obras en la avenida de los Campos Elíseos, París. Foto: AFP

La noticia corrió en el mundo. El gran artista colombiano Fernando Botero Angulo, el autor de las figuras voluminosas, no “gordas”, él solía decir, había muerto a los 91 años edad, en Mónaco. Su hija Lina Botero, según EFE, explicó a Caracol Radio que “llevaba cinco días bastante delicado de salud porque había desarrollado una neumonía”.

Pero esta triste noticia no solo se quedó en las redacciones, sino en Medellín, su ciudad natal, la plaza Botero, donde se exhiben más de 20 esculturas del recodado maestro, fue centro de peregrinación. Los ciudadanos acudieron con ofrendas florales a rendirle homenaje y darles el adiós a su hijo predilecto que ha llevado a Colombia por todo el planeta.

La despedida fue con música. La Escuela de Música Boston a todo sonido y a campo abierto interpretó canciones como “El día que me quieras” y “Yesterday”. Asimismo, las condolencias han llegado de todo el mundo. Sus esculturas no solo están en Colombia, sino en muchas plazas del mundo, como Alemania, Italia, Francia, China, Japón, entre otros. Su talento lo convirtió en un artista universal.

Despedida. Admiradores en la plaza Botero de Medellín. Foto: EFE

El artista nació en Medellín, el 19 de abril de 1932, en una familia modesta y trabajadora. Su padre se dedicaba a vender caballos y su madre era costurera. Pero el padre murió de un infarto al corazón. Un tío suyo lo quiso iniciar en la tauromaquia, pero no era su vocación y renunció. Sin embargo, esa experiencia le sirvió para pintar su primera acuarela: “El torero”.

En sus estudios secundarios tuvo una serie de incidentes, como el ser expulsado por sus dibujos que sus profesores consideraban obscenos. Pero Fernando Botero no retrocedió. Hace rato había descubierto que su norte era el arte. Por eso, cuando terminó sus estudios, se trasladó a Bogotá en 1951. Empezó a estudiar arte y, al mismo tiempo, frecuentó a los artistas e intelectuales de la ciudad.

Ese mismo año que llegó a Bogotá, con solo 19 años de edad, realizó su primera exposición en la galería Leo Matiz. Pero su economía aún le era difícil, por lo que vendía sus pinturas para cubrir sus gastos de manutención y estudios.

La Mona Lisa según Botero. Foto: difusión

Pero ya estaba en el camino. En 1952, con la venta de sus obras y con el dinero que ganó en un premio, viajó a Europa, a Barcelona. Desde allí se trasladó a Madrid para estudiar en la Real Academia de Bellas Artes San Fernando. Y otra vez, para pagar sus estudios, vendía sus dibujos y pinturas en la puerta del Museo del Prado.

El año siguiente se estableció en París y desde allí migró a Florencia. Botero se había cuajado como artista y su arte empezó a ser reconocido. Tanto así que en 1961, el MoMa de Nueva York adquirió su famosa pintura “La Mona Lisa de doce años”. Desde entonces, las galerías, museos y plazas de ciudades del mundo le abrieron las puertas.

Instauró un estilo que la crítica de arte ha llamado “boterismo”. Su arte es figurativo y más de las veces recrea escenas costumbristas con una fuerza lírica, sensual, en la forma y en el color. En sus personajes que suelen llamar gordos, cierta crítica veía que reflejaba el consumismo, pero el maestro estaba allí para corregirlos: “Me interesa el volumen, la sensualidad de la forma. Si pinto a una mujer, un hombre, un perro o un caballo, siempre hago con esta idea del volumen, no es que tenga una obsesión con las gordas”.

Y es lo que nos regala sus obras: belleza y sensualidad.