Su figura ha pasado a la historia como uno de los líderes más importantes de occidente. Su decisión y férreo caracter hicieron de Gran Bretaña la nación que resistió mejor los embates de la guerra por parte de los nazis. Un 10 de mayo de 1940 Sir Winston Leonard Spencer-Churchill era nombrado primer ministro de Gran Bretaña, el mismo día en que Hitler invadió Francia y los Países Bajos.
Al momento de su nombramiento. Churchill ya tenía ganado un alto respeto como militar, había participado en guerra anglo-sudanesa (1881-1899) y en la segunda guerra bóer (1899-1902) con éxito, sus reconocimientos aumentarían luego de su participación en le Primera Guerra Mundial.
Su ascensión al poder se produjo luego de que Neville Chamberlain, su predecesor, fracasara estrepitosamente tratando de evitar la guerra empezada por la Alemania Nazi de Adolf Hitler. Tres días después, 13 de mayo, dio el primero de sus discursos célebres: “No tengo nada que ofrecer, excepto sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”.
Los discursos del exprimer ministro británico han sido puestas como ejemplo de oratoria para momentos de crisis. Muchos políticos han sido acusados de plagiar o parafrasear las proclamas de Churchill, el más reciente acusado ha sido el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, quien ha defendido su gestión en tiempos de COVID-19 con frases que suenan muy similares a las del político del Reino Unido.
Pese al gran papel que tuvo Churchill durante la guerra, perdió las elecciones siguientes en julio de 1945, sin embargo ganaría las de 1951, convirtiéndose en el estandarte de la lucha contra el comunismo en Europa.