En Buenos aires (Argentina), un 24 de agosto de 1899, nació el escritor argentino, Jorge Francisco Isidoro Luis Borges, mejor conocido en la atmósfera literaria como Jorge Luis Borges. En la calle Tucumán 840 dio sus primeros pasos, pero el gran salto lo di cuando inició su ilustrado camino como cuentista, poeta y ensayista. Sin embargo, si algo debemos rescatar, lejos de sus inmortales creaciones, es la figura del Borges irónico y frontal, perfil que fue imitado - en más de una ocasión - por su compatriota, Mario Sapag.
El genio de la literatura, Jorge Luis Borges, dotado de reacciones acertadas para salir victorioso de algún embrollo, se había convertido en un personaje casi difícil de entrevistar y abordar. Muchos periodistas y hasta su gran amigo, también escritor, Adolfo Bioy Casáres, habían sido víctimas de su habilidad verbal.
Esa tácita advertencia, no obstante, no impidió que Mario Sapag, en un acto de osadía, encarnara a Jorge Luis Borges en su programa de imitación de los años 80: Operación Ja-ja. Mario fue muchas personas. Desde Oriana Fallaci hasta Diego Maradona.
El recuerdo más nítido, de su versión borgiana, fue cuando se presentó en el programa argentino “El pueblo quiere saber”, conducido por Pinky. “Usted dice una pavada (le dice a Pinky) y no pasa nada. Yo digo una estupidez y lo traducen a diez idiomas”, dijo en el típico ritmo estrellado de Borges.
“¿Qué opina de Bilardo?”, le preguntan. “Perdone mi ignorancia, ¿quién es Bilardo? ¿un autor austriaco contemporáneo?”. Luego, sigue disparando contra el fútbol, como lo hacía el Borges original “22 jugadores corriendo detrás de una pelota, ¿qué ridículo, no? ¿por qué no le compran una pelota a cada uno?”
Lamentablemente, el 2 de julio de 1981, el Comité Federal de Radiodifusión (Argentina), le prohibió seguir imitando a Jorge Luis Borges porque lo consideraban ofensivo contra la “ancianidad y la disminución física del escritor”, razón que dio luz verde al genio para decir que "el titular del Comfer ha decidido que el humor no forma parte del tan meneado patrimonio cultural”. Simultáneamente, confesó con su típica ironía, ornada de un ligero halo de nostalgia, sobre Mario Sapag: “Con el esfuerzo que se habrá tomado para copiar mi manera torpe de hablar…”.
Borges - Sapag