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Cultural

Los escritores que recibieron reconocimiento póstumo y son pieza clave de la cultura popular

En el podcast de La República ‘Al pie de la letra’, conversamos sobre cómo autores de la envergadura de Edgar Allan Poe, Ana Frank, Franz Kafka, entre otros, se salvaron de quedarse en el olvido.

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La metamorfosis de Kafka, El diario de Ana Frank y Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe | Foto: Composición

Por: Bruno Cueva

La fama póstuma es una reivindicación a aquellos escritores que dedicaron su vida a una producción original —y a veces inédita o vilipendiada— de libros. Muchos de ellos son considerados puntos de origen que, sin su legado influyente, la literatura tendría un enfoque totalmente distinto.

En el presente podcast de ‘Al pie de la letra’, a manera de homenaje, acompáñanos a repasar algunas voces rescatadas, sus problemas de índole personal, las penurias que enfrentaban y el largo trabajo de exhumar esas historias que hoy los lectores reviven en sus propias manos, secundados por la cultura popular.

De las vivencias al papel

A continuación les otorgamos una introducción de algunos autores que formaron parte de nuestro análisis. En el link superior podrán encontrar más.

1. Edgar Allan Poe: Bohemio, hipocondríaco y dotado de una oscuridad mayúscula, superlativa. El Cuervo de Baltimore murió a los 40 años en circunstancias que hasta estas fechas siguen generando suspicacias.

Este laureado escritor estadounidense tuvo problemas con el alcohol y había días en los que no tenía qué comer. Por otra parte, fue responsable directo de las primeras narraciones de detectives donde podemos citar a Auguste Dupin de los cuentos Los crímenes de la calle morgue (1841), El misterio de Marie Rogêt (1842) y La carta robada (1844).

Su vida estuvo llena de amoríos intensos (y controvertidos), en una época marcada por enfermedades como la tuberculosis y pestes incontrolables que llevaban a las mujeres rápido a la tumba.

Sin dudas, Poe es el pilar decimonónico mejor valorado por la crítica actual.

2. Ana Frank: La niña valiente que hizo un diario con los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial en íntima piel. Annelies Marie Frank, alemana de nacimiento y de origen judío, escribió el libro La casa de atrás, más conocido como El diario de Ana Frank.

En aquellas épocas dominadas por la Alemania nazi, su familia fue apresada y llevada a campos de concentración. Ella murió de tifus —desarrollado por falta de higiene y hacinamiento— en el complejo de Auschwitz.

No obstante, hubo una luz de esperanza entre tanto fuego cruzado: su padre Otto Frank sobrevivió al genocidio y publicó el manuscrito en 1945, solo dos años luego de la persecución antisemita.

3. Franz Kafka:

El checo personificó al hombre en un insecto, cambiando las perspectivas de la metáfora. La narrativa kafkiana es única e irrepetible desde 1915, cuando se publicó La metamorfosis, el laberinto social en el que Gregorio Samsa no puede escapar hasta el día de hoy.

Esta obra restriega al lector una crítica profunda acerca del trabajo, la unión familiar y los barullo psicológicos, el estar abrumado por las responsabilidades de ser ‘adulto’. Así comienza esta fantástica historia:

“Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza, veía su vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo”.

Cuentan los biógrafos que Kafka, al menospreciar su obra, le pidió a su amigo Max Brood que desapareciera todo lo que había escrito; sin embargo, no le hizo caso y gracias a él su nombre es la descripción exacta de las palideces que surgen en las relaciones humanas.

Si quieres seguir informándote sobre este tema, no te olvides de escuchar el podcast Al pie de la letra por aquíhttps://bit.ly/2JVYqft.