¿Qué se te viene a la mente cuando escuchas hablar de "Pedro Ruiz Gallo"? Pues a 139 años de su muerte, recordemos la lucha que una de las mentes más brillantes de la ingeniería peruana plantó por igual a los ejércitos españoles y chilenos. ,Huérfano de padre y madre en su adolescencia, el chiclayano Pedro Ruiz Gallo se dedicó al oficio de la relojería desde muy joven sin imaginar que esto marcaría su vida. Luego de enrolarse en el ejército con apenas 17 años, el genio empezaría a dar visos sobre su increíble talento construyendo dos magníficos relojes en Lamud y Chachapoyas durante su estadía en la Amazonía. Derrocó junto a las tropas de Mariano Ignacio Prado al presidente Juan Antonio Pezet, para luego combatir en el glorioso Combate del 2 de mayo ante la escuadra española. Esto le permitiría escalar al grado de Teniente Coronel. PUEDES VER Alberto Medina: Rescatando del olvido al último sobreviviente del Huáscar Durante el gobierno de José Balta, el ahora ingeniero diseñó y construyó el “Gran Reloj de Lima”, una de las obras arquitectónicas más increíbles que ha visto nuestra ciudad. La magnífica obra tuvo una inversión de 31 mil soles por parte del Estado y 10 mil del propio genio, quien con esta cesión demostraba su profunda pasión por engalanar la capital peruana. Ubicado en el Palacio de la Exposición, el monolito tenía un sistema de nueve esferas – la principal, que marcaba las horas, minutos y segundos; y las otras marcando días, meses y otras mediciones – y 12 columnas con imágenes alusivas a diversos momentos de nuestra historia del país. Imaginemos uno de esos enrevesados relojes de muñeca suizos con varias manecillas, pero en tamaño familiar y con imágenes de nuestra Independencia. Su primera campanada la dio el 6 de diciembre de 1870 a las 12 de la noche. PUEDES VER José Abelardo Quiñones: El 'kamikaze' peruano que reescribió nuestra historia en el cielo Lamentablemente, el reloj no tendría el final que todos esperamos. Transcurrida la Guerra del Pacífico y con la ciudad de Lima tomada, las tropas chilenas optaron por destruirlo y usarlo como vivienda para sus oficiales. Usualmente circula el mito de que intentaron desmantelarlo y llevarlo a Chile, pero esto es falso. La historia de Ruiz Gallo tampoco tendría el mejor final. Luego de que el Huáscar de Grau fuera derrotado en altamar, decidió reincorporarse a la Armada Peruana para aportar en la fabricación de torpedos. Sin embargo, murió trágicamente en 1880 cuando manipulaba uno de los misiles en Ancón debido a una mala maniobra de su equipo de ayudantes. Hoy sus restos descansan en la Cripta de los Héroes.