La construcción de un universo cinematográfico tan grande como el de Marvel conlleva mucha responsabilidad y en el camino es usual que se cometan errores. Difícilmente podemos encontrar una película de la compañía que no tenga problemas en varios niveles, pero en algunos casos específicos existen escenas completas que casi arruinan la experiencia del espectador.
No hablamos de que una historia de superhéroes deba tener profundas reflexiones filosóficas, pero cuando un momento es realmente malo puede arruinar por completo el contexto de la cinta. A continuación les compartimos cinco de los peores momentos del UCM.
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Avengers: Era de Ultrón es una película cargada de problemas, pero la escena de la granja donde vivía la familia de Hawkeye es una de las peores. El romance de Natasha Romanoff con Bruce Banner es excesivamente forzado.
Esta escena tiene lugar en Avengers: Endgame, cuando Spiderman está cuidando el Guantelete del Infinito y es salvado por la todopoderosa Capitana Marvel, quien le pide el artefacto pues ella se hará cargo a partir de ese momento.
El problema es que casualmente todas las mujeres de la franquicia aparecen alrededor y avanzan juntas en la que es considerada la escena más forzada de toda la cinta. ¿Debían dejarla? Probablemente no.
Una película como Guardianes de la Galaxia no necesita ser seria todo el tiempo, pero ayuda que exista cierta moderación para no caer en el ridículo. El director James Gunn entregó un largometraje bastante equilibrado, pero en el enfrentamiento final exageró al poner a Star Lord a hacer un baile ridículo para distraer a Ronan el Acusador, quien estaba a punto de destruir el planeta Xandar.
Sobre Thor: Un mundo Oscuro también se podría hacer toda una antología de momentos de pena ajena, pero basta con recordar lo que hicieron al personaje interpretado por Stellan Skarsgård, Erik Selvig. El científico que ayudó a Thor al llegar a la Tierra y que después fue manipulado por Loki en Los Vengadores, es ridiculizado como un demente que es grabado desnudo y transmitido en la televisión.
El Mandarín, el malvado personaje de los cómics de Marvel, solo era un actor pretendiendo ser el villano. La escena en la que Tony Stark descubre la farsa es especialmente ridícula por la actuación de Ben Kingsley, a quien se lo convirtió en un payaso (y no uno gracioso).