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Ciencia

Científicos descubren seres vivos en el fondo marino a 2.500 metros de profundidad que viven en condiciones extremas

Un equipo de científicos ha revelado sorprendentes formas de vida en los respiraderos hidrotermales de la Dorsal del Pacífico Oriental, en una misión liderada por el Schmidt Ocean Institute.

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Científicos encontraron especies como gusanos tubícolas gigantes y bivalvos en respiraderos hidrotermales, desafiando condiciones hostiles de presión. Foto: Getty Images

Un grupo de investigadores ha descubierto formas de vida animal bajo el fondo marino, en uno de los ecosistemas más inhóspitos del planeta. A 2.500 metros de profundidad, en la Dorsal del Pacífico Oriental, se encuentran respiraderos hidrotermales que albergan sorprendentes seres vivos que desafían las condiciones extremas de presión, temperatura y oscuridad total.

Este hallazgo, realizado a bordo del buque de investigación 'Falkor' del Schmidt Ocean Institute, ha revolucionado la comprensión de los ecosistemas profundos, ya que, hasta ahora, la vida animal en esas profundidades había sido poco estudiada. El equipo de científicos utilizó un vehículo submarino teledirigido para explorar estas cavidades subterráneas, encontrando animales como gusanos tubícolas gigantes y bivalvos, que viven en zonas donde la vida prospera gracias a la quimiosíntesis, un proceso esencial para estos entornos extremos.

El oasis de vida en el océano profundo

Los respiraderos hidrotermales son fenómenos naturales que actúan como verdaderos oasis de vida en las profundidades oceánicas. Se encuentran en áreas volcánicas activas, donde el agua de mar se mezcla con magma, creando ambientes con condiciones muy particulares. En la Dorsal del Pacífico Oriental, donde se descubrieron estos seres vivos, las temperaturas varían de manera extrema y las condiciones químicas son adversas para la mayoría de las especies conocidas.

El Falkor, encontró formas de vida que sobreviven a pesar de la presión y las temperaturas extremas. Foto: Captura

Sin embargo, los científicos encontraron gusanos tubícolas gigantes, mejillones y almejas de tamaños impresionantes. Algunos de estos organismos alcanzan los dos metros de longitud, mucho más grandes que sus contrapartes de aguas más superficiales. Estos organismos no solo sobreviven, sino que prosperan en estos entornos, adaptándose a vivir en completa oscuridad y bajo una presión aplastante. El descubrimiento sugiere que el subsuelo marino es más complejo y está más conectado de lo que se creía.

¿Cómo prospera la vida sin la luz solar?

La vida en estos ecosistemas no depende de la fotosíntesis, ya que no hay luz solar en estas profundidades. En su lugar, los seres vivos en los respiraderos hidrotermales utilizan la quimiosíntesis, un proceso en el que las bacterias transforman compuestos químicos, como el azufre y el metano, en energía. Este proceso es vital para que los organismos sobrevivan en estos hábitats submarinos.

Los gusanos tubícolas, por ejemplo, no tienen un aparato digestivo convencional. En su lugar, albergan bacterias simbióticas dentro de sus cuerpos, que realizan la quimiosíntesis y les proporcionan los nutrientes necesarios para crecer y reproducirse. Esta interacción simbiótica les permite alcanzar tamaños inusuales y vivir en zonas tan remotas y hostiles.

El impacto del descubrimiento para el medio ambiente

Este descubrimiento abre nuevas preguntas sobre los ecosistemas marinos y su conectividad. Los científicos están interesados en entender cómo las larvas de estos organismos se trasladan entre los diferentes hábitats del fondo marino y si existen migraciones claras entre estos ecosistemas profundos. Además, este hallazgo subraya la importancia de proteger estos entornos únicos ante posibles impactos ambientales, ya que cualquier cambio podría afectar significativamente a estos ecosistemas extremadamente frágiles.

Para la ciencia oceanográfica, este descubrimiento es un paso importante en la comprensión de los ecosistemas marinos profundos. Las condiciones extremas bajo las cuales prospera esta vida animal plantean nuevas preguntas sobre los límites de la vida en nuestro planeta y el potencial de encontrar formas de vida en otros mundos con condiciones similares. A medida que avanza la tecnología, los científicos esperan continuar explorando más profundamente estos ecosistemas para ampliar nuestro conocimiento sobre la fauna del subsuelo oceánico.