Pese a los exitosos Juegos Olímpicos y la reapertura de la catedral de Notre Dame, 2024 representa un "annus horribilis" para el presidente Emmanuel Macron, cuya aura en Francia y en la UE se eclipsa a mitad de su último mandato.
Un fracasado adelanto electoral, cuatro primeros ministros en un año, un principio de acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur, un déficit y deuda elevados... Los reveses se multiplicaron.
"2024 fue claramente su año más duro, al menos políticamente, y en el que ha estado más debilitado" desde su llegada al poder en 2017, asegura a AFP Mathieu Gallard, director de estudios en el instituto de sondeos Ipsos.
Aunque el mandatario centroderechista ya ha enfrentado varias crisis de calado, como las protestas de los "chalecos amarillos" en 2018 o la pandemia de covid-19, ahora ya no cuenta con una mayoría estable en el Parlamento.
"Tenemos la sensación de que ya no puede recuperarse del todo. Es el año de su debilitamiento, mucho más profundo y mucho más duradero que en crisis precedentes", subraya Gallard.
Macron irrumpió en 2016 por el centro con un discurso liberal y reformista. Durante su primer mandato tuvo mayoría absoluta en la Asamblea Nacional (cámara baja), pero en 2022, tras su reelección, se quedó a unos 40 escaños de revalidarla.
Esto complicó la adopción en 2023 de una impopular reforma de las pensiones, que acabó imponiendo por decreto, pero logró el apoyo de la derecha y la extrema derecha a una controvertida ley migratoria.
En su mensaje de Año Nuevo, anunció que 2024 sería en cambio el año del "orgullo francés", con los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París y la reapertura de Notre Dame, cinco años y medio después del incendio.
Para reimpulsar su segundo mandato, cambió en enero a su primera ministra Élisabeth Borne por Gabriel Attal, quien lidió con importantes protestas de agricultores y logró un hito: blindar el aborto en la Constitución.
Pero con un gobierno virado a la derecha y un discurso basado en el "orden", su alianza centrista no logró remontar y el partido de la líder ultraderechista Marine Le Pen se impuso en los comicios al Parlamento Europeo de junio.
La misma noche electoral, cuando el país todavía asimilaba los resultados, el presidente adelantó inesperadamente las legislativas previstas en 2027 a ese mismo mes.
El escrutinio sumió a Francia en una profunda crisis política. Aunque la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) ganó, la Asamblea Nacional quedó dividida en tres bloques sin mayorías claras: izquierda, centroderecha y ultraderecha.
Macron tardó dos meses en nombrar al conservador Michel Barnier como primer ministro, gracias a que su partido Los Republicanos (LR) abandonó la oposición para gobernar con los macronistas, pero duró tres meses.
Su supervivencia dependía de Le Pen, pero esta acabó dejándolo caer y apoyó una moción de censura del NFP en diciembre cuando Barnier intentaba aprobar unos presupuestos para 2025 que preveían sanear las cuentas.
Y un día después, la titular de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, le asestó un nuevo revés cuando celebró la conclusión de las negociaciones de un tratado comercial con los países del Mercosur, pese al claro rechazo de Francia.
La "fragmentación política" provocó además que la agencia Moody's rebajara a Aa3 con perspectiva estable la nota de Francia, un golpe a la imagen de "Mozart de las finanzas" de la que gozaba el presidente.
Su flamante primer ministro, su aliado centrista François Bayrou, todavía no ha logrado formar gobierno, en un contexto en que los partidos, incluso el oficialista, miran a la presidencial de 2027, a la que no puede presentarse Macron.
A la situación política y una popularidad en mínimos se sumó la publicación esta semana por el diario Le Monde de unos comentarios atribuidos a Macron, que la oposición calificó de "racistas, homófobos y sexistas", y su entorno desmintió.
"La decadencia [de la presidencia] es total, el entorno del presidente empieza a abandonarlo y este ambiente de fin de reinado es muy preocupante", estimó la líder ecologista, Marine Tondelier.
Para Gallard, "fin de reinado es quizás un poco fuerte, pero existe esa sensación". "Nos cuesta imaginar como podría resurgir en 2025 como un presidente poderoso que sigue en el centro del juego", agrega.
"Macron está acabado o casi", dijo el martes Marine Le Pen al diario Le Parisien, asegurando que ya se prepara para "una presidencial anticipada" en caso de que dimita.
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