A pesar del flujo de malas noticias relacionadas con el cambio climático, surgen algunas tendencias favorables en la transición energética.
A continuación tres ejemplos, a menos de una semana del inicio de la gran conferencia del clima, la COP29 en Bakú.
En 2015, cuando se aprobó el Acuerdo de París, las políticas de los distintos países colocaban al mundo en la trayectoria de un calentamiento de 3,5° C para 2100 en comparación con la era preindustrial, según estimaba en ese momento la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Nueve años después, los nuevos compromisos han ajustado esa trayectoria a 2,6° C - 2,8° C, según los cálculos de ONU Medio Ambiente.
Es un ajuste significativo respecto al año pasado, cuando la ONU situaba al mundo en una trayectoria de calentamiento de 2,5° C a 2,9° C.
De todas maneras, si no se produce un "salto adelante" en la acción de los Estados contra el calentamiento, el límite de +1,5º C "pronto estará muerto", alertó recientemente la ONU.
El objetivo sigue siendo técnicamente posible, aunque es cada vez más improbable.
Actualmente responsable de casi un tercio de las emisiones mundiales de CO2, China estaría cerca, según muchos expertos, de su pico de emisiones, bastante antes de su compromiso fijado para 2030. El país instala cada año cantidades sin precedentes de paneles solares.
Según el sitio CarbonBrief, que analizó cifras oficiales y datos comerciales, las emisiones chinas no aumentaron en el tercer trimestre de 2024, a pesar de un repunte en el uso de carbón. Se mantuvieron al mismo nivel, o incluso ligeramente por debajo, de su nivel en el tercer trimestre de 2023.
"Parecería que las emisiones se están estabilizando y podrían comenzar a disminuir si el rápido aumento de las energías limpias continúa", explica a la AFP Lauri Myllyvirta, del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA).
Sin embargo, dado que no existe "ninguna medida que exija que las emisiones de China alcancen su pico ahora, el riesgo es que, si el sector de la construcción vuelve con fuerza, esto se traduzca en un aumento de las emisiones o al menos en un largo estancamiento", añadió.
La trayectoria de China en cuanto a emisiones sigue siendo incierta.
Pero la AIE se mantiene firme desde 2023: el pico mundial de consumo de energías fósiles (petróleo, gas y carbón) se alcanzará "antes de 2030", gracias al auge de las "tecnologías limpias", aunque los países productores de petróleo no están de acuerdo y prevén aún muchos años de crecimiento.
El viejo axioma de que crecimiento económico equivale a petróleo se ha vuelto obsoleto, según los ecologistas.
Cada vez más regiones en el mundo logran combinar crecimiento económico con reducción de emisiones de CO2, según un estudio del Instituto de Potsdam para la Investigación sobre el Impacto Climático.
El análisis de los datos de 1.500 regiones en el mundo en los últimos 30 años muestra que el 30% de ellas "ha logrado reducir sus emisiones (...) mientras seguían prosperando económicamente".
Es el caso de la mayoría de los países ricos, cuyas emisiones de CO2 están disminuyendo desde hace años. Los países de la Unión Europea, por ejemplo, han reducido sus emisiones en un 30% desde 1990, mientras que su PIB ha aumentado un 70%, según el Global Carbon Budget y el Banco Mundial.
El crecimiento de la energía solar, las bombas de calor y los vehículos eléctricos supera con creces las previsiones de hace unos años.
Las energías renovables (solar, eólica, etc.) experimentaron en 2023 un crecimiento del 50%, "el más rápido de las últimas dos décadas", según la AIE.
Y en 2025, las renovables deberían superar al carbón para convertirse en la principal fuente de producción de electricidad.
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