Agencias

Una serbia y una kosovar adaptan una tragedia griega para denunciar el dolor de las mujeres en la guerra


Maja Mitic es serbia, Zana Hoxha kosovar. Su adaptación de una tragedia griega hace hincapié no sólo en la devastación de las guerras sino en la capacidad de las mujeres a resistir y sobreponerse.

"Las troyanas", escrita en 415 a. C. por Eurípides, explica el destino de las mujeres tras la caída de Troya. Forzadas a casarse con el enemigo, asesinadas y sacrificadas en las tumbas de los combatientes muertos, son las víctimas de la guerra.

Pero la adaptación de Mitic y Hoxha, en cartel actualmente en varias ciudades de los Balcanes, tiene un enfoque diferente.

"En nuestra versión los personajes avanzan porque se cuidan unas a otras, encontrando formas de salvar a los niños", explica Hoxha, que dirige la pieza.

Esto demuestra que "en medio de conflictos, guerras o en medio del odio las mujeres son las que encuentran la manera de resistir", añade esta mujer de 43 años.

Para esta directora de teatro y feminista "que todavía se acuerda de la guerra" y de los tiempos de la antigua Yugoslavia, "es importante presentar esta obra porque por desgracia es totalmente de actualidad".

Para explicar esto se necesitaban dos mujeres, insiste Mitic, figura destacada del teatro serbio desde los años 1990, que codirige "Las troyanas" e interpreta a Hécuba, antigua reina de Troya, viuda de Príamo y cuyos hijos fueron sacrificados uno por uno en las guerras.

Hacía falta "porque los hombres hacen las guerras, pero las consecuencias las viven las mujeres y sus hijos".

- La emoción por encima del idioma -

Contrariamente al interminable diálogo entre los políticos serbios y kosovares que, un cuarto de siglo después de los combates, aún no firmaron la paz, las mujeres se comprenden en escena, en un decorado minimalista donde resuenan las lenguas de unas y otras.

Mitic recita los versos milenarios de Eurípides en serbio. Taltibio, que viene a anunciar a las mujeres el destino que les espera, le responde en albanés. En la pared se proyecta la traducción en inglés.

En pocos minutos ya no se diferencian las lenguas, el dolor es universal. "Esto se logra gracias a las emociones que las actrices son capaces de transmitir, que son mucho más importantes que la barrera del idioma", destaca Hoxha.

No importa la lengua, esta versión de Las troyanas "hace reflexionar y provoca rabia. Nuestros personajes están enfadados. Dicen 'váyanse al diablo, ya no queremos esto. ¿Por qué sufrimos? ¿Por qué Andrómaca debe perder a su hijo?'", precisa.

En medio de los versos antiguos, las Andrómacas, Hécubas, y Casandras de 2024 terminan llevando a juicio a Eurípides.

"En un momento de la obra Andrómaca clama 'quiero caminar libremente con mi marido y mi hijo, sin sentirme amenazada en la calle'. Esto es algo actual, hay pocos lugares en el planeta donde me siento totalmente libre de ser yo misma", continúa la directora.

"Nosotras queremos cambiar eso. No creo que una obra de teatro sea suficiente, pero el arte tiene el poder de ofrecer algo cuya existencia antes era desconocido", subraya.

Una voluntad de lo universal que se extiende hasta los vestuarios, con chamarras de cuero y botas que podrían pertenecer a cualquier ejército del mundo.

"Es una obra sobre las mujeres después de la guerra. Sobre lo que les sucede a todas, en cualquier parte del mundo, en cualquier época, en cualquier cultura, en cualquier religión. Es una obra que Eurípides escribió hace siglos, pero seguimos viendo lo mismo, guerra tras guerra. Violaciones y crímenes", resalta Mitic.

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