Por Pilar Frisancho Médica Gran parte de la población mundial vive en áreas en las que los niveles de contaminación atmosférica exceden los lineamientos establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, las enfermedades asociadas a esta contaminación, como los males respiratorios, cardiacos y el cáncer, no siempre son tomadas en cuenta. La lista de sustancias contaminantes liberadas al ambiente es casi infinita, pero concentrémonos solo en cuatro: el azufre, las partículas en suspensión en el aire, el ozono, los óxidos de nitrógeno y el plomo. Empecemos por el azufre: el dióxido de azufre es una sustancia muy soluble en agua, y por lo tanto su exposición irrita las mucosas de la nariz, la boca, la faringe y los bronquios en cuestión de minutos. Adicionalmente, irrita las vías respiratorias, reduciendo a su vez la capacidad pulmonar y causando ronquera, respiración entrecortada y presión en el pecho. Los asmáticos son particularmente sensibles al azufre. En cuanto a las partículas en suspensión, son liberadas por la quema de combustibles fósiles: estos pueden perjudicar la función respiratoria, llevando hacia la morbilidad y mortalidad respiratoria, pues irritan el tracto respiratorio, estrechan las vías de ventilación, exacerban el asma y la bronquitis y aumentan las tasas de infecciones respiratorias. El ozono perjudica el funcionamiento pulmonar, y los efectos ocurren principalmente durante una exposición mientras se realizan ejercicios físicos. Los estudios de campo sugieren que la irritación de los ojos, nariz, garganta, el malestar en el pecho, tos y dolores de cabeza pueden estar asociados con las altas concentraciones de ozono en el aire. Los mayores impactos del dióxido de nitrógeno en la salud son las infecciones en la parte baja de las vías respiratorias de los niños y en la disminución de la respuesta de las vías respiratorias de los asmáticos. La exposición repetida puede llevar a lesiones pulmonares. Los óxidos de nitrógeno (principalmente el dióxido) son un buen ejemplo de cómo un contaminante puede afectar cursos de agua y capas de agua potable subterráneas, impactando por diversas vías la salud humana. Por último los niveles de plomo en el ambiente varían en el mundo y dependen del grado de desarrollo industrial y urbanización. Las áreas de mayor contaminación son en general peri-industriales, o como en nuestro país en los centros mineros las construcciones antiguas con cañerías de agua plomadas o pinturas con alto contenido de plomo. Los niños son especialmente vulnerables debido a que absorben mayor cantidad de plomo y están en etapa de desarrollo neurológico. Sin embargo, en los niños y adultos se admiten valores de hasta 10 mcg% y 25 mcg%, respectivamente. En la mayoría de los países en vías de desarrollo, las emisiones incrementarán dramáticamente si no se toman las medidas preventivas que el caso requiere.