LXIV aniversario de la fundación de Acción Popular
"La celebración, le abre el reto de encarar los desafíos generados por la emergencia en la salud y por la crisis económica, contribuyendo a sentar las bases para la nueva convivencia y el nuevo pacto social que la situación impone".
Escribe: Pedro Morales Mansilla.
Pedro Morales Mansilla, excongresista AP.
Acción Popular está de LXIV aniversario. Su vigencia en los avatares políticos le otorga un espacio importante en la construcción de la democracia de calidad que anhelamos y le confiere autoridad en el proceso de fortalecimiento de nuestro sistema político, por su inalterable defensa de las libertades y la democracia.
Sus pasos por Palacio de Gobierno con presidentes como Fernando Belaunde y Valentín Paniagua, que ejercieron el poder con decencia, plenitud democrática y pulcro respeto por los derechos fundamentales, son parte de las etapas de transparencia de nuestra historia republicana, sustentan su sobrevivencia y lo convierten en herramienta de la era de la desideologización de la ideología neoliberal que anunciaba “el cuento del fin de la historia” siguiendo a Francis Fukuyama, comenta el politólogo Francisco Miró Quesada Rada. “El Perú como doctrina” es un humanismo situacional y a la vez en sentido amplio, una teoría de liberación, cuya praxis urge en el Perú de hoy.
“La fuerza cívica que se ha opuesto gallardamente a la triple alianza de la consigna, del rezago político del pasado y de un gobierno arbitrario y despótico, tiene también la honrosa característica de su origen netamente democrático. Por eso la llamamos y la llamaremos siempre ACCIÓN POPULAR”. Párrafo final del mensaje de Fernando Belaunde por Radio Libertad anunciando la fundación del Partido (7/07/1956) a 37 días de la jornada del 1° de junio en la que pronuncia su célebre “Ultimátum de la Merced” a la dictadura.
Este aniversario, le llega en crucial proceso de democracia interna para elegir dirigentes a nivel nacional, con el reto de superar la crisis generada por lamentables deslices en su conducción y de revalidar su condición de partido digno de un Perú que requiere para su bicentenario, una propuesta de gobierno sustentada en un partido político de verdad, con ideología, propuesta programáticas en función de los anhelos populares, base social e institucionalidad en su organización.
En ese sentido, teniendo claro que AP puede exhibir dos victorias electorales consecutivas en menos de dos años, que lo hacen generador de entusiasmos internos para el ejercicio de dirigencias y candidaturas a representación política, debe considerar que también está en la mira de los oportunistas, por lo que debe de redoblar sus capacidades de selección, sobre todo en el campo de la ética, formación política y compromiso de servir de sus candidaturas.
Pero, lo anterior no tendrá sentido ni futuro, si su gestión en el actual Congreso en condición de bancada minoritaria (con mayor número de miembros) que lidera la Mesa Directiva no satisface las expectativas ciudadanas, hay serios cuestionamientos a su actuación que debe superar y corregir con urgencia; así mismo, si su performance en la gestión de los gobiernos regionales y locales conducidos bajo el símbolo de la lampa, legendario símbolo del trabajo y del reconocimiento a los sacrificios populares en la construcción de nuestro país no colma las expectativas, significará un serio lastre difícil de revertir, por lo que debe deslindar con oportunidad y sanción severa, con cualquier acto de corrupción, por mínimo que sea.
La celebración, le abre el reto de encarar los desafíos generados por la emergencia en la salud y por la crisis económica, contribuyendo a sentar las bases para la nueva convivencia y el nuevo pacto social que la situación impone.