Vacancia: ¿dónde está la bolita?, por Mirko Lauer

Parece que ella confía al 100% en que Fuerza Popular y APP le van a hacer leve el problema legal. Pero esa no parece una apuesta segura.

 La vacancia de Dina Boluarte ha vuelto al escenario. Nadie piensa que realmente será vacada, pero la idea es irle recordando que siempre hay una espada de Damocles apuntando en dirección a ella. Además, la palabra es parte de un juego cruzado, entre que te puedo vacar y te puedo disolver. Una triste versión de la separación de poderes.

    A estas alturas la cuestión no es si ella puede ser vacada o no, pues para eso faltan votos y decisión política. El asunto sigue siendo, como desde el primer día, si ese despido arreglaría algo. Sabemos que nada, pues aquí el despido es un reemplazo. Vemos a los ministros de Boluarte, no queremos imaginar a los de Eduardo Salhuana.

    Mencionar la vacancia, pedirla, invertir tiempo en organizarla, ya no pasan de ser una forma de castigo a una presidenta inmensamente impopular. También es una manera de darle cierto encanto a una oposición reducida y aplastada por el pacto de gobierno Ejecutivo-Legislativo. Es decir, una forma de jugar al teatro de la calle.

    Con cada día que pasa, Boluarte debe temer menos ser vacada, y más quedar presa entre las cuerdas legales post-presidencia con que la amenazan sus enemigos. ¿Está haciendo algo para suavizar el aterrizaje en el llano? Parece que ella confía al 100% en que Fuerza Popular y APP le van a hacer leve el problema legal. Pero esa no parece una apuesta segura.

    Estas livianas reflexiones ocurren a las puertas de la votación sobre la confianza al gabinete Arana, un elenco especialmente chambón, en la gestión y en las declaraciones. Así como es difícil imaginar una vacancia, lo es imaginar una disolución de este Congreso. Después de todo, los ministros son reemplazables, al infinito.

    Lo que sí falta, y es viable, es censuras, para ministros como el que está entregando Nasca a la minería ilegal, el que hizo un despelote del nuevo aeropuerto, y ahora le está metiendo cabe a la economía. Boluarte los reemplazará con otros iguales o parecidos, o incluso peores, como ha venido sucediendo hasta ahora.

    Un juego, dijimos. Aquí cabe decir que los juegos de manos son de villanos. No hay una pizca de sinceridad o buen propósito cívico en todas estas iniciativas. Solo maneras de ir tonteando al público con un simulacro de política. ¿Dónde aprendieron? ¿Dónde está la bolita?

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).