Abogado constitucionalista
El dicho popular “más peruano que la papa” podría tener, desde esta semana, una inesperada actualización. Con la elección del nuevo Papa —cuyo vínculo afectivo con el Perú es bien conocido gracias a su prolongada labor pastoral en el país— surge una pregunta interesante: ¿podemos decir, jurídicamente, que el Papa es peruano? Y si lo es, ¿qué derechos y obligaciones tiene con nuestro país?
La Constitución reconoce como nacionales no solo a quienes nacen en suelo patrio, sino también a los extranjeros que adquieren la nacionalidad por naturalización. Es decir, uno puede ser peruano por nacimiento, por filiación (como Lapadula y Sonne), por opción (por ejemplo, mediante el matrimonio) o por naturalización (como el actual Papa).
Según la Ley de Nacionalidad, un extranjero puede naturalizarse peruano si cumple con 3 requisitos: residir en el país por al menos 2 años consecutivos, ejercer un oficio y no tener antecedentes. El Papa, cumpliendo con todos estos criterios, solicitó y obtuvo la nacionalidad peruana en el año 2015.
Desde entonces, y dado que no ha renunciado a esa condición, el Papa es tan peruano como cualquier otro. Casos similares hay en el mundo: Elon Musk, nacido en Sudáfrica, se naturalizó estadounidense; Arnold Schwarzenegger, austríaco de nacimiento, fue gobernador de California como ciudadano de EE.UU.
Pero, ¿qué implicancias tiene esto en términos de derechos y deberes ciudadanos? Mientras residía en Perú, el Papa estaba habilitado para votar y postularse en elecciones locales, aunque no en elecciones generales —como la presidencial o congresal—, ya que la Constitución exige ser peruano de nacimiento para esos cargos.
En cuanto a sus derechos, la nacionalidad peruana le garantiza el ingreso y salida libre del país, la posibilidad de poseer bienes en el Perú, actualizar su DNI y acceder a servicios públicos. Por ejemplo, el Papa, en la actualidad, cuenta con una afiliación activa al Seguro Integral de Salud (SIS).
Por tanto, aunque su cargo vitalicio como jefe del Estado Vaticano, acompañado de la inmunidad diplomática, le imposibilita ejercer sus derechos en nuestro país, lo cierto es que, más allá de los lazos afectivos, se puede afirmar, desde una perspectiva jurídica, que el Papa es más peruano que la papa.