Abogado constitucionalista

A jugársela por el Perú, por Diego Pomareda

 Los políticos son el resultado de nuestras decisiones, y también lo es que podamos salir a la calle con tranquilidad. Todo es político y todos podemos cambiar la política.


Se viene un nuevo gatillazo, y no precisamente de los que ya nos tiene acostumbrados la inseguridad ciudadana, sino uno electoral. Este 23 de diciembre se cierran las listas para las elecciones generales, y las organizaciones políticas quedarán listas en el partidor.

Przeworski explica que lo más parecido a unas elecciones es el inicio de un nuevo campeonato de fútbol: por alguna razón inexplicable, renace la esperanza de que esta vez sí saldremos adelante; de que seremos campeones, clasificaremos a un torneo o iremos al Mundial.

Sin embargo, esa esperanza no puede asumirse como la del hincha que ve a su equipo desde el sofá o que va de vez en cuando al estadio, y menos aún como la de un hooligan desenfrenado. La esperanza que se renueva en estas elecciones debe entenderse como un llamado a la acción: no solo a alentar desde afuera, sino también a animar y colaborar con quienes consideramos que están listos para entrar a la cancha.

Cada uno cumple un rol en esta tarea de no ser goleados por el equipo de la incompetencia, la delincuencia y el crimen organizado. El utilero, los técnicos, los auspiciadores, la hinchada y los jugadores: todos cumplen un papel determinante. Es un trabajo en equipo en el que, si se gana, ganamos todos; y si se pierde, perdemos todos.

Es momento de jugárnosla por el Perú, de dar lo mejor de nosotros desde el lugar que nos toque. La sociedad somos nosotros: sus virtudes y sus defectos nos definen. Los políticos son el resultado de nuestras decisiones, y también lo es que podamos salir a la calle con tranquilidad. Todo es político y todos podemos cambiar la política.

Con esta columna, que invita a apostar por el Perú y a unirnos como cuando fuimos a Rusia 2018, me despido temporalmente de quienes, cada domingo, hacían conmigo una catarsis a partir de mi análisis constitucional y de la coyuntura política. A mis lectores y al diario, muchas gracias.

El sentido de responsabilidad y el momento de vida en el que me encuentro, a mis 32 años, me exigen jugar este partido electoral en la cancha, como candidato. Una cancha inclinada, empantanada y con las casas de apuesta en contra; pero, a pesar de todo, este partido hay que jugarlo y darlo todo para ganarlo.

En estas elecciones me pongo la camiseta. La que en el dorsal dice: enfrentemos el abuso, luchemos por un país en el que valga la pena quedarse, elevemos el nivel del debate y pongámosle fin a la mediocridad política. Está en ti, en mí y en nosotros. Hasta pronto, y a jugársela por el Perú.