Traición popular, por René Gastelumendi
Se la pasó gritando: “Fraude, fraude, fraude, fraude”. Creó, inspiró, encabezó la realidad paralela de que su enésima derrota fue producto de una trampa electoral y no por ella en sí misma. Marchaste por ella, la veías como la salvación.

Se la pasó gritando: “Fraude, fraude, fraude, fraude”. Creó, inspiró, encabezó la realidad paralela de que su enésima derrota fue producto de una trampa electoral y no por ella en sí misma. Marchaste por ella, la veías como la salvación. Te entiendo, al lado de Castillo, vaya que, para una buena cantidad de gente, lejana al periodismo y un tanto pragmática, era, pues, la salvación, el mal menor. Para mí tenía el mismo nivel de oscuridad, solo que con otro ropaje.
Te la pasaste terruqueando, casi como por órdenes de ella, casi como doctrina de su partido, a todo aquel que no le hacía barra, a ciegas, a la señora candidata. Te contamos, sí, abundan los tuits y los recordatorios, de algunos periodistas, que ese discurso no era real, que a la hora de la hora, ese terruqueo, era pura finta, que a la hora de la hora, pactó con el Movadef, cuando el fujimorismo apoyó a Castillo en la huelga de maestros del 2017 contra PPK. Aquellos tiempos en que Becerril y Cía., le pusieron alfombra roja al profesor en el Congreso.
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Lo acogieron, lo respaldaron, se tomaron fotos juntos, le dieron la notoriedad que no tenía para que Cerrón le echara el ojo luego y nos lleve a la peor segunda vuelta de nuestra historia. Sí, pedían que no los “terruqueen”, que hay que conversar con todos. Claro, al otro lado estaba PPK. El ministro del Interior de entonces, Carlos Basombrío, lo advirtió, el general Arriola, hasta hace poco jefe de la Dincote y referencia del fujimorismo, también advirtió esas malas juntas, pero ellos, los naranjas, los ningunearon. No hay pruebas, decían entonces, está grabada esa conducta: los mismos que pedían que no los terruqueen el 2017, fueron los más histéricos terruqueadores el 2021, respecto de las mismas personas, porque Castillo candidato, era el mismo que Castillo dirigente.
Datos puros, están en los archivos. Ahora la confirman, con sus 23 votos para Josué Gutiérrez, eximio representante de todo aquello que decían detestar, ser lo opuesto, ser los salvadores. Ahora, según su esquema, un terruco y comunista es defensor del Pueblo y ni se despeinan, porque no se trata de principios, sino de una conveniencia electoral demasiado evidente, demasiado baja. Lo mismo con el fraude, te han traicionado, han reconocido a Dina Boluarte, presidenta constitucional del Perú. Simplemente se olvidó del fraude, porque como no es Castillo, ya está, reconoce la plancha presidencial. Otra vez, no por principios, por el país, sino por cálculo. Te traicionaron, te utilizaron, te ilusionaron. Ni Keiko ni Castillo. ¿Ahora sí?






