Opinión

Fotocheck político de enero, por Mirko Lauer

“Pedro Castillo. Lo bueno: está desapareciendo a toda velocidad de los carteles y de los exabruptos de presidentes extranjeros. Lo malo: el público empieza a olvidar su vasta corrupción”.

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Dina Boluarte. Resiste las presiones sin rostro que hoy son llamadas protesta. En medio de todo, es una política ecuánime, en las formas y en el fondo, y la persona fuerte en la política peruana hoy. Sacarla de la presidencia complicaría todavía más las cosas. Más allá del título de primera mujer en Palacio, pasar por el alto cargo le creará más amarguras que satisfacciones.

Pedro Castillo. Lo bueno: está desapareciendo a toda velocidad de los carteles y de los exabruptos de presidentes extranjeros. Lo malo: el público empieza a olvidar su vasta corrupción. Parece convencido de que tiene una batalla legal que dar por su excarcelación. Pero mejor que a los abogados de ocasión que muestra Castillo le va a la iniciativa legal de la fiscalía.

Rafael López Aliaga. Atropellado debut en la cuasipotencia mundial. El espejo de sus promesas de campaña aparece turbio. Esos despidos instantáneos de empleados municipales parecen una vieja fantasía de poder absoluto. A Alberto Andrade los municipales despedidos lo dejaron casi sordo. El fantasma de Luis Castañeda recorre la ciudad. ¿Se subirá RLA al adelanto de elecciones? Da esa impresión.

Evo Morales. ¿Qué se le ha perdido en el Perú a este Che Guevara del oportunismo? Probablemente una próxima presidencia. Decir que organizó la protesta diciembre-enero en el sur andino peruano es un exceso; pero limpiarlo al 100% de toda culpa en el clima antilimeño que hoy flota allí es otro exceso. Bolivia hoy tiene por lo menos igual de problemas regional-territoriales que el Perú.

Alberto Otárola. Si el tema de la renuncia de Boluarte sigue prosperando, es a Otárola a quien eso le va a terminar costando la cabeza. Hay un manejo diestro del terno oscuro, pero en lo administrativo su PCM tiene algunos serios problemas de comunicación, con los medios y por tanto con el público. Esto afecta su tarea N°1, que es conseguir interlocutores en el campo rival.

José Williams. Cada vez que alguien dice “cívico-militar”, mira hacia Williams, pero eso es injusto, por lo menos hasta el momento. El presidente del Congreso está manteniendo una casa mucho más ordenada de lo que podía esperarse. Pero cada vez que alguien dice “Renuncia Dina”, también mira hacia Williams. ¿Gobierno parlamentario-militar?