Hombre que quemó viva a su hija de dos años fue hallado muerto en prisión de Arizona: tenía cadena perpetua

Shawn Ryan Grell, un hombre de 50 años que se encontraba cumpliendo una condena de cadena perpetua por el asesinato de su hija de dos años, falleció el 19 de abril en la prisión ASPC-Tucson, en Arizona. El recluso fue encontrado sin vida en su celda y estaba bajo la supervisión del Departamento de Correcciones, Rehabilitación y Reingreso de Arizona. Hasta el momento, la causa precisa de su deceso no ha sido confirmada.

El caso de Grell conmocionó a la sociedad estadounidense en 1999, cuando la brutalidad de su crimen salió a la luz. Después de más de dos décadas de procesos judiciales, su muerte en prisión cierra un capítulo oscuro en la historia del asesinato de la pequeña Kristen Salem, su hija de dos años. En 2001, Grell fue declarado culpable de asesinato en primer grado y condenado a muerte, pero su pena fue conmutada en 2013 debido a un fallo de la Corte Suprema de Arizona, que determinó que padecía retraso mental.

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Un crimen impactante en 1999: La muerte de Kristen Salem en EE.UU.

En diciembre de 1999, la historia de Shawn Ryan Grell se convirtió en un caso estremecedor que dejó una marca imborrable en la comunidad de Arizona. En lugar de llevar a su hija a ver las luces de Navidad como había prometido, Grell la recogió de su guardería y, en un giro macabro, la llevó hasta una tienda de Mesa, donde compró un bidón de gasolina. Tras adquirir el combustible, se dirigió a una zona desértica, en las afueras de Mesa, donde cometió el atroz crimen.

De acuerdo con el East Valley Tribune, Grell arrojó a su hija al suelo y, sin piedad, le prendió fuego. La niña, gravemente herida, intentó arrastrarse por el suelo en un desesperado intento por salvar su vida, pero finalmente murió tras arrastrarse aproximadamente 3 metros.

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Una sentencia de cadena perpetua y el proceso judicial posterior

En 2001, Shawn Ryan Grell fue declarado culpable de asesinato en primer grado, siendo sentenciado a la pena de muerte. Sin embargo, su condena pasó por una serie de cambios judiciales. En 2013, tras varios recursos legales y apelaciones, la Corte Suprema de Arizona conmutó la pena de muerte de Grell, alegando que sufría de retraso mental, lo que llevó a la reducción de su condena a cadena perpetua. El caso continuó siendo objeto de controversia, ya que muchos consideraron que la sentencia original debería haberse mantenido.

A pesar de la conmutación de su pena, Grell permaneció en prisión bajo estricta vigilancia en las instalaciones de ASPC-Tucson. En las últimas semanas, el Departamento de Correcciones, Rehabilitación y Reingreso de Arizona confirmó su muerte, aunque las circunstancias que rodean su fallecimiento siguen siendo inciertas. Según el organismo, todas las muertes de los reclusos se investigan en colaboración con la oficina del médico forense del condado, pero por el momento no se aclaró si hubo alguna implicación externa o si su muerte fue por causas naturales.