Mujeres al poder: el gabinete de Violeta Bermúdez contra los ‘muros de cristal’
A pesar de que solo ocho mujeres conforman el gabinete ministerial, varias de ellas han logrado posicionarse en carteras que eran conservadoras, aseguran expertas.
El pasado miércoles 18 de noviembre juró el nuevo gabinete del presidente Francisco Sagasti, liderado por la abogada feminista Violeta Bermúdez Valdivia. Un día antes, durante su primer mensaje a la Nación, el mandatario había enfatizado que su Gobierno trabajaría para ser “un país con igualdad de oportunidades, sobre todo para las mujeres”.
Tras las diversas protestas registradas en las últimas semanas contra el régimen de Manuel Merino y la clase política, en las cuales se han movilizado principalmente mujeres jóvenes de 18 a 24 años, según la última encuesta de opinión del Instituto de Estudios Peruanos (IEP); analizamos el nuevo gabinete bajo conceptos del enfoque de género.
Ministras feministas
La designación de Violeta Bermúdez en la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) evidenció la postura del Ejecutivo sobre la igualdad de género. Bermúdez, quinta mujer en ocupar el cargo, es feminista y, aunque no todas las ministras de su gabinete se enuncian como tal, sus perfiles apuntan a favor del principio de no discriminación por género.
Si bien el feminismo es una elección política basada en la igualdad entre mujeres y hombres, Jeannette Llaja, abogada especialista en temas de género, indica que la designación de Bermúdez es una respuesta importante desde el Gobierno sobre el debate, ya que con ello se espera la inclusión de políticas regidas bajo este enfoque.
“El feminismo, finalmente, es una apuesta por hacer realidad el principio y derecho fundamental de igualdad en una democracia. Si nosotros vivimos en democracia en el Perú, en ese marco (de la designación), (...) es saludable que haya personas que tengan una claridad respecto a la apuesta que se tiene que hacer con el principio de no discriminación”, explica.
Para Diana Miloslavic, vocera de la campaña ‘Somos la Mitad, Queremos Paridad’, la presencia política de ellas responde a que se ha sabido escuchar las demandas a favor de las mujeres. Según señala, hay encuestas que detallan de un 70% a favor de la participación de la población femenina en lo político.
Sin embargo, es importante mencionar que la apuesta del feminismo incluye que participen mujeres en toda su diversidad (afrodescendientes, indígenas o pertenecientes a la comunidad LGTBI).
Sin paridad en el gabinete Bermúdez
Con la confirmación de Jaime Gálvez al Ministerio de Energía y Minas, el gabinete Bermúdez quedó conformado por 8 mujeres entre los 19 cargos ministeriales. El Gobierno ha evidenciado una clara voluntad política para lograr igualdad, pero esta no se ha representado dentro de esta elección.
Como comenta Jeannette Llaja, a estas alturas sí se habría esperado un gabinete paritario, sobre todo porque ya han existido precedentes. Sin embargo, la abogada feminista enfatiza en la importancia del gabinete, vinculado a la posición de las mujeres dentro de algunas carteras conservadoras, en su momento.
“No tenemos un gabinete paritario, pero sí es interesante que la posición de las mujeres pasa a sectores donde no existía antes una presencia predominante (de féminas). (...) Se tiene que reconocer que se ha colocado a mujeres en espacios históricamente masculinos”, comenta Llaja.
En octubre, la Comisión de la Mujer del Congreso de la República aprobó la iniciativa de incluir paridad en el Ejecutivo, tanto en el gabinete ministerial como en otros cargos de confianza. Esta aún está la espera de ser debatida por el Pleno.
Nuevas ministras contra el ‘muro de cristal’
El concepto ‘muros de cristal’ está relacionado con la ‘feminización’ de actividades y cargos políticos, es decir, a que el ascenso de mujeres al poder está vinculado a un determinado sector o a funciones subordinadas dentro de algunos ámbitos de poder.
“En el caso de los ministerios, y en general en las diferentes organizaciones públicas que existen, a las mujeres suelen asignárseles aquellas funciones que de alguna manera parecieran ser la prolongación de las funciones que históricamente se les ha asignado a la población femenina”, enfatiza Llaja.
Según la categorización de Skard y Haavio–Mannila (1985), recogida en la tesis de Paula Távara y en los estudios de Beatriz Llanos de Atenea, que explica que las carteras ministeriales pueden ser agrupas de tres maneras: de “producción”, de “reproducción” y de “preservación del sistema”; se reconoce que las mujeres en el país han estado vinculadas a un sector determinado.
De acuerdo a esta clasificación, la población femenina que llega al poder está en el ámbito “reproductivo”, vinculado al cuidado de la sociedad, y no tanto en el de “preservación del sistema”, relacionado con espacios de estructura patriarcal marcados.
Es interesante notar que muchas ministras actuales ya ejercían funciones importantes dentro de las carteras asignadas. Como indica Llaja, la designación de Nuria Esparch como primera ministra de Defensa en el país, la asunción de Elizabeth Astete en el Ministerio de Relaciones Exteriores, y de Violeta Bermúdez en la presidencia del Consejo de Ministros, rompe ese esquema tradicional conservador.
Nuevos retos
A este gabinete le corresponde un periodo transitorio, pero ello no es motivo de exclusión para estar vigilantes de las acciones que va a tomar el Ejecutivo sobre diversas políticas públicas, asegurando —sobre todo— que estas cuenten con enfoque de género. Aún quedan ocho meses para asegurar que los principios básicos de no discriminación por género no se sigan vulnerando.