Estados Unidos

La América rusa: cómo Rusia colonizó Estados Unidos y dejó huella en Alaska y California hace casi 160 años

En el siglo XIX, Rusia dejó una huella histórica en América del Norte, asentándose en regiones que hoy pertenecen a Estados Unidos, como Alaska y partes de California, antes de vender estos territorios en 1867.

En el siglo XIX, Rusia colonizó partes de América del Norte, incluyendo Alaska y California. Descubre el legado ruso en estos territorios antes de la venta de Alaska a Estados Unidos. Foto: composición LR
En el siglo XIX, Rusia colonizó partes de América del Norte, incluyendo Alaska y California. Descubre el legado ruso en estos territorios antes de la venta de Alaska a Estados Unidos. Foto: composición LR

Durante el siglo XIX, mientras los Estados Unidos crecían como nación, el Imperio Ruso estableció una presencia en América del Norte que perduró varias décadas. Desde las heladas costas de Alaska hasta las soleadas tierras de California y Hawái, Rusia se mantuvo como un país tricontinental.

Este periodo, conocido como “Russkaya Amerika”, se ha desvanecido en el olvido, pero sus efectos aún pueden observarse en la cultura, la economía y la geografía del norte de América. Conoce todos los detalles en la siguiente nota.

¿Cómo fue la colonización rusa en Alaska y América del Norte?

La colonización rusa en América del Norte comenzó a finales del siglo XVIII, con exploradores y comerciantes rusos buscando expandir su influencia en el Pacífico. El primer asentamiento ruso en Alaska se fundó en 1784 en la isla de Kodiak, una región que el Imperio Ruso consideraba clave para sus intereses comerciales, especialmente en la caza de pieles de nutria marina.

A lo largo de los años, los rusos construyeron una serie de puestos comerciales y fortificaciones en Alaska, mientras su presencia se extendía hacia el sur, llegando a California y otras islas del Pacífico. La Rusia imperial, en particular a través de la Compañía Rusa de América, se encargó de la administración y el comercio en los territorios de Alaska.

El imperio ruso logró asentarse en colonias de California y Hawái durante la exploración de Alaska. Foto: composición LR/IA

El imperio ruso logró asentarse en colonias de California y Hawái durante la exploración de Alaska. Foto: composición LR/IA

En California, la influencia rusa es visible en el nombre de algunas localidades, como Fort Ross, y en las tradiciones culinarias y comerciales que los rusos trajeron consigo. De hecho, algunos productos derivados de la caza de pieles y la pesca aún tienen eco en la cultura local.

La breve presencia rusa en Hawái también dejó su huella, especialmente en las primeras interacciones diplomáticas entre los rusos y la monarquía hawaiana, que influirían en el futuro político de las islas.

La venta de la Alaska rusa a Estados Unidos y su legado en América del Norte

En 1867, el Imperio Ruso tomó la decisión de vender Alaska a los Estados Unidos por 7.2 millones de dólares, un precio que en su momento fue considerado bajo, pero que eventualmente resultó ser una de las compras más beneficiosas para Estados Unidos.

La venta marcó el fin de la colonización rusa en la región, pero no su influencia. Muchos de los rusos que vivieron en Alaska y otras zonas costeras emigraron a California, lo que contribuyó a una ligera presencia rusa en el estado durante las primeras décadas del siglo XX.

En 1867 se concreta la venta de Alaska a Estados Unidos por parte del secretario de Estado, William H. Seward. Foto: Orden Mundial

En 1867 se concreta la venta de Alaska a Estados Unidos por parte del secretario de Estado, William H. Seward. Foto: Orden Mundial

Los rusos nunca establecieron una presencia muy numerosa en Alaska, pero su influencia se dejó sentir en la arquitectura y en la cultura local, sobre todo a través de la iglesia ortodoxa rusa, que fundó varias iglesias en la región.

A pesar de ser una colonia aislada, Alaska prosperó bajo la administración rusa hasta mediados del siglo XIX. Sin embargo, debido a los elevados costos de mantener el territorio y las tensiones con el Reino Unido y otras potencias europeas, Rusia comenzó a cuestionar la viabilidad de su presencia en la región.