Estados Unidos

Sección 212(f): de qué trata la ley y cómo permitiría a Trump ordenar deportaciones masivas en Estados Unidos

Trump planea usar una herramienta legal polémica para cumplir su compromiso de deportaciones masivas, con el apoyo de un equipo dispuesto a reestructurar la política migratoria.

La Sección 212(f) permite al presidente de Estados Unidos suspender la entrada de ciertos extranjeros o imponer restricciones . Foto: composición LR/ El Confidencial
La Sección 212(f) permite al presidente de Estados Unidos suspender la entrada de ciertos extranjeros o imponer restricciones . Foto: composición LR/ El Confidencial

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca trae consigo una promesa que genera inquietud entre la comunidad inmigrante en Estados Unidos: un programa de deportaciones masivas. Para lograrlo, el presidente electo podría utilizar la Sección 212(f) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA), un recurso poderoso que le otorga la capacidad de imponer restricciones a la inmigración sin la aprobación del Congreso. ¿Qué implica esta medida y cómo afectaría a millones de personas?

¿Qué es la Sección 212(f) y por qué tiene tanto poder?

La Sección 212(f) permite al presidente de Estados Unidos suspender la entrada de ciertos extranjeros o imponer restricciones cuando considera que su ingreso podría perjudicar los intereses nacionales. Durante su primer mandato, Trump usó esta herramienta para aplicar severas restricciones, como el veto migratorio que afectó a ciudadanos de varios países y la suspensión de inmigrantes en el contexto de la pandemia de COVID-19. Esta sección también fue clave en la emisión de órdenes ejecutivas que implementaron políticas como la construcción del muro y la prohibición de las "ciudades santuario". Con el precedente de la Corte Suprema, que validó el uso de la Sección 212(f), Trump tiene un respaldo legal fuerte para avanzar en sus políticas.

Deportaciones masivas y el papel de Tom Homan

El plan de deportaciones también contempla nuevas prioridades y una figura clave en su implementación: Tom Homan. Este exdirector interino de ICE, conocido por su postura enérgica contra la inmigración ilegal, estará a cargo de las políticas de fronteras en la próxima administración. La presencia de Homan refuerza las intenciones de una política migratoria estricta, comenzando por los inmigrantes con antecedentes criminales, con el objetivo de ampliar la escala de deportaciones en fases. Greg Abbott, gobernador de Texas, señaló que este proceso empezará por quienes tienen historial delictivo, para luego abarcar a más sectores de la población.

 La Sección 212(f) permite al presidente de Estados Unidos suspender la entrada de ciertos extranjeros o imponer restricciones . Foto: El País

La Sección 212(f) permite al presidente de Estados Unidos suspender la entrada de ciertos extranjeros o imponer restricciones . Foto: El País

Ley de Enemigos Extranjeros de 1798: un recurso inquietante

Trump también ha aludido a la Ley de Enemigos Extranjeros, una normativa de 1798 aplicada únicamente en tiempos de guerra, como otra herramienta para respaldar su estrategia migratoria. Esta amenaza ha alarmado a organizaciones de derechos civiles, ya que dicha ley permite al presidente restringir y expulsar a personas que considere peligrosas en tiempos de crisis. La ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles) ha advertido sobre el posible abuso de esta ley para justificar un programa de deportaciones sin precedentes en la historia reciente del país.

Proyecto 2025: una estrategia a gran escala

El Proyecto 2025, respaldado por la Fundación Heritage, establece un plan exhaustivo para rediseñar el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y priorizar la aplicación de leyes migratorias. Esta propuesta incluye una serie de cambios estructurales en el DHS, desde el aumento en la capacidad de detención de inmigrantes hasta la limitación del asilo y la eliminación de beneficios migratorios discrecionales. Con la perspectiva de deportar a un millón de indocumentados en el primer año de su administración, Trump cuenta con un plan que incluye desde ajustes de personal en puestos clave hasta un presupuesto federal para respaldar la seguridad fronteriza y endurecer las restricciones de ingreso.

La posibilidad de que se implementen estas políticas ha generado un ambiente de preocupación en la comunidad inmigrante y en organizaciones de derechos civiles, que temen una administración mucho más agresiva y con amplias facultades para realizar deportaciones masivas.