Economía

¿Los robots deben pagar impuestos?

Los expertos consideran que gravar a las máquinas tendría efectos fiscales y sociales positivos pero alertan de la complejidad y riesgos que implica.

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Los expertos en fiscalidad han comenzado a plantearse si los robots, responsables de un creciente número de tareas que antes realizaban trabajadores remunerados y sujetos a tributación, deberían comenzar a pagar impuestos.

Varios expertos del ramo han analizado la cuestión en un informe del IEB (Instituto de Estudios Bursátiles), publicado este viernes, en el que concluyen que gravar a las máquinas puede tener efectos fiscales y sociales beneficiosos pero no estaría exento de una enorme complejidad o de posibles efectos contraproducentes.

“Cada cierto tiempo las economías industrializadas se enfrentan a una alarmante oleada de automatización. La última de estas oleadas viene de la revolución de las tecnologías de la información, y los robots son su representación más clara”, exponen en su artículo el profesor de la Université de Genève Julien Daubanes, que analiza los modelos óptimos de tributación, y el investigador del HEC de Montreal Pierre-Yves Yanni,.

“Si los robots impactan negativamente sobre el mercado de trabajo, ello incidirá en la recaudación impositiva, aspecto sin duda importante para las finanzas públicas si tenemos en cuenta que el gravamen del factor trabajo representa la fuente principal de ingresos en los sistemas fiscales”, apunta el economista del IEB José María Durán-Cabré.

Sin embargo, matiza, “si los robots permiten aumentar la productividad y con ello los ingresos, la recaudación impositiva debe aumentar”. Es decir, que la imposición indiscriminada de impuestos sobre los robots también puede tener efectos negativos sobre la economía y la recaudación.

Este dilema ha hecho, por ejemplo, que mientras empresarios tecnológicos de la categoría de Bill Gates hayan defendido públicamente la necesidad de comenzar a gravar a los robots, instituciones como la Unión Europea (UE) hayan descartado, de momento, semejante posibilidad.

Los problemas que comporta el impuesto son abundantes y variados. En primer lugar, los expertos destacan la importancia de concretar qué robots pasarían a quedar sujetas a tributación, pues si la maquinaria automatizada de las cadenas de montaje de una fábrica puede ser un ejemplo claro en un sector, los ordenadores pueden serlo en otro.

Otra cuestión es qué tipo de impuesto debería aplicarse, asunto al que dedica su análisis el profesor de la Université de Genève Xavier Oberson. “Una posible solución sería crear un impuesto sobre la renta (beneficios) sobre el ‘salario hipotético imputado’ que los robots deberían percibir si el mismo trabajo fuera hecho por una persona”, ilustra.

“Una alternativa, más sencilla, sería imponer un pago único según una aproximada capacidad de pago del impuesto”, la que sería “atribuible al empresario o propietario del robot”, expone.

Sin embargo, advierte, “conforme la tecnología fuera evolucionando, se acabaría reconociendo la capacidad de pago del propio robot” con lo que “la renta imputada también acabaría estando sujeta a las cotizaciones a la Seguridad Social”.

“Otra propuesta interesante es la aplicación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a la actividad de los robots. Actualmente, la robótica y la automatización ya están sujetas a este impuesto, porque contribuyen al valor añadido del proceso productivo y de distribución”, apunta, avanzando que con el tiempo los robots podrían acabar siendo considerados sujetos pasivos del IVA.

“Finalmente, otra solución más tradicional podría simplemente introducir un impuesto (objetivo) a los robots, igual que se hace con los coches, las embarcaciones o las aeronaves”, explica, revelando que en algunas ciudades de Estados Unidos ya se han introducido, o se baraja hacerlo, sobre los drones o los vehículos autónomos.

FUENTE: Diario El País