Moda respetuosa con el arte y la cultura ancestral
A propósito de la polémica suscitada por el caso Anis Samanez acerca del respeto y el valor que les damos a las expresiones artísticas de los pueblos originarios, recogemos aquí la experiencia de dos marcas que trabajan positivamente con artesanos y pobladores de comunidades amazónicas: Kené Kaya y Caxacori Studio. Son proyectos que, al tiempo que comparten conocimientos, benefician económicamente a los pobladores de estas comunidades.
Cuando la diseñadora Alessandra Durand se acercó a la comunidad shipibo-conibo de Cantagallo, no tenía en mente trabajar con ellos en temas de moda. Los conoció poco antes de la pandemia y se vinculó más a ellos trabajando en temas de impacto social luego de que el Covid-19 golpeara con fuerza a sus familias. Como no podían salir para evitar el contagio, tampoco podían vender sus artesanías. Ella, junto con Banco de Alimentos y otras instituciones, consiguió fondos y raciones para todos.
“Cuando se abrieron las fronteras tiempo después, ya tenía el interés sobre el tema de moda sostenible. Aparte de las artesanías que hacían, hablé con Olinda Silvano —lideresa de las artesanas de la comunidad— que debían intentar hacer ropa, y poco a poco surgió la idea de la creación de piezas. Lo primero que hice con ellas fue una colección de ropa playera, hecha de algodón peruano, en la que ellas ponían sus toques de arte kené, bordado. Tenían total libertad creativa”, rememora Alessandra el inicio de la marca Kené Kaya.
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La relación con la comunidad, su cultura y su arte se ha dado de manera horizontal y respetuosa de sus conocimientos, a lo largo de los años. Alessandra estudió Relaciones Internacionales en la Universidad de Stanford con un enfoque en responsabilidad social corporativa en las industrias extractivas del Perú, e hizo sus estudios de posgrado en la Universidad de Oxford, en Desarrollo Internacional en América Latina. Con su marca ha buscado que las artesanas shipibo-conibo se beneficien, como cocreadoras de las prendas, de un mercado internacional al que no tenían acceso.
Alessandra plantea cuatro principios para una relación de comercio justo con las comunidades. Uno: reconocimiento del artesano/artista y compensación justa. Dos: escuchar, colaborar y crecer con las comunidades artesanas. Tres: Empoderamiento artesanal, compartiendo conocimiento para el crecimiento y la autonomía. Y cuatro: protección de la propiedad intelectual de los artesanos o artistas.
“En Perú hay ese pensamiento de que soy sostenible porque uso algodón peruano o tintes naturales, y se olvidan de la dimensión económica y cultural. No puedes considerarte sostenible si no piensas en cómo estás apoyando a esta comunidad, generando oportunidades económicas para ellos de largo plazo. Para llamarte marca sostenible, piensa qué es lo que estás aportando a esa comunidad. Debe haber un vínculo genuino con ellos y escuchar cuáles son sus necesidades”, dice Alessandra.
Kené Kaya significa “espíritu del diseño” y se lo sugirió Olinda Silvano, artista shipibo-conibo que ha pintado y bordado varias piezas de Durand. A mediados de año, la diseñadora presentó su colección ‘Amazonas’, en la semana de la moda de Miami. Una web especializada reseñó: “Kené Kaya ejemplifica el poder de la moda para trascender fronteras y elevar narrativas culturales. Con su encantadora mezcla de arte, tradición e innovación, deja una marca indeleble en el panorama de la moda global”.
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Kené Kaya firma contratos de licencia artística con las artesanas shipibo-conibo y les otorga un porcentaje por cada prenda vendida. “Es su arte, les pertenece”, dice Durand.
Caxacori Studio produce biocuero a partir del latex que comunidades awajún de Amazonas extraen del árbol de la shiringa o caucho. Foto: Caxacori Studio
Moda desde el bosque
Jorge Cajacuri trabaja desde el año 2018 con comunidades nativas awajún, y fundó la empresa Caxacori Studio el 2021. “Nosotros trabajamos con ellos a través de un acuerdo de conservación, ya que estas familias viven en la reserva comunal tuntanaim, en Amazonas”, explica Cajacuri. El acuerdo de conservación es un contrato firmado por los líderes de la comunidad, la empresa y el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp).
Caxacori elabora plantillas de calzado y produce biocuero que se puede usar en distintos artículos de la industria de la moda, a partir del látex que los propios pobladores extraen del árbol de la shiringa o caucho. El acuerdo, beneficioso para ambas partes, especifica las condiciones económicas de ese intercambio y asegura además que la explotación de los árboles será sostenible; es decir, se extrae el látex, luego se cura el árbol, y este puede seguir creciendo. Así no se tala ninguno de ellos ni se deforesta el bosque amazónico.
“Lo que hacemos tiene impacto social porque conserva bosque, genera ingresos económicos y empodera a las comunidades. Incluso las condiciones económicas del acuerdo han mejorado para ellos después de la pandemia. Porque justamente a nuestro público le interesa mucho el tema del impacto ambiental y social, y ese es el valor de nuestros productos”, comenta Jorge Cajacuri.
Caxacori Studio trabaja con 59 familias de siete comunidades awajún en un área protegida de 7.602 hectáreas de la Amazonía. Además del calzado, también producen accesorios de moda, que si bien no recogen los motivos de estas comunidades, sí llevan en su ADN haber sido hechos con material producido en el bosque. Ese biocuero también es un producto que ofrecen a empresas y diseñadores que quieran contribuir de manera indirecta con las comunidades awajún de Amazonas.
Hay otras marcas y diseñadores que también han planteado un intercambio ético y horizontal con los pueblos originarios. La Alianza de Diseñadores de Moda del Perú ha trabajado con las comunidades yanesha de las reservas de Ñagazú y Tsachopen, en Oxapampa, y fruto de ello en el 2023 realizaron un desfile que recogió los colores y cosmovisión yanesha.
Cuando ocurrió la polémica por las declaraciones de Anis Samanez, la Alianza... señaló en un comunicado: “Reafirmamos nuestro compromiso de proteger y promover el trabajo de las comunidades indígenas y artesanas, asegurando que su aporte sea valorado y remunerado de manera justa. Hacemos un llamado a todos los actores de la moda a construir una industria que respete nuestras raíces y dignifique a quienes las mantienen vivas”.