Dos catedrales conversan
Torrentes en pugna es un ensayo biográfico de Abelardo Sánchez León que establece un diálogo y puntos en común entre la obra de Mario Vargas Llosa y Miguel Gutiérrez.
Por: J.J. Maldonado
Si existe un narrador peruano que, desde hace algunos años, ha reemplazado a la figura de José María Arguedas a la hora de contraponer otra fuerza, otro torrente, al magisterio novelístico y político de Mario Vargas Llosa en el imaginario literario peruano de los últimos veinte años, ese narrador es, sin ninguna duda, el escritor piurano Miguel Gutiérrez. Ni uno más. Así lo ha entendido el sociólogo Abelardo Sánchez León, quien, a través del ensayo, ha establecido un interesante diálogo entre los dos novelistas de ambición totalizante en el libro Torrentes en pugna: MVLL y Miguel Gutiérrez, publicado por el Fondo Editorial PUCP este 2023.
A través de un estilo transparente, divulgativo y sumamente respetuoso, Sánchez León estructura su ensayo en dos grandes bloques: el espacio político y el espacio de la ficción en la vida y obra de Mario Vargas Llosa y Miguel Gutiérrez. Para ello, el ensayista se vale de diversas fuentes bibliográficas, relecturas y de una investigación exhaustiva que rastrea los trabajos más relevantes que se han hecho, hasta la fecha, sobre los dos narradores estudiados.
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En lugar de enfrentar o comparar, Sánchez León busca hallar puntos de referencia en los discursos políticos y en las propuestas literarias de Gutiérrez y Vargas Llosa, analizando las distintas etapas de cada novelista tanto en la arena ideológica como en la artística. Señala así el autor del libro que “es imposible compararlos, o contrastarlos, que es el término que utilizo, y por esa razón es que no comparo la calidad de sus novelas”. En efecto, Sánchez León vincula y contextualiza a los escritores según sus propias circunstancias, sobre todo en sus itinerarios como novelistas, en sus posturas durante la Revolución Cubana y la Reforma Agraria en Perú, en sus giros ideológicos, en su participación en revistas literarias (Literatura y Narración) y, sobre todo, en su visión –política y ficcional– del grupo terrorista Sendero Luminoso.
Torrentes en pugna contiene momentos de alta intensidad cuando el ensayista aborda, por ejemplo, las figuras de Javier Heraud, Julio Ramón Ribeyro, Samuel Beckett, Abimael Guzmán o Carlos Ney Barrionuevo en las vidas de Vargas Llosa y Miguel Gutiérrez. Además, resulta provechoso también cuando se analizan ciertos temas como la danza, la religión, la gordura, el burdel, la marginalidad, la academia o el enciclopedismo en la perceptibilidad estética y moral de los novelistas.
Pero esta uniformidad formal decae por momentos cuando Sánchez León utiliza la digresión de manera recurrente y gratuita, aportando más lugares comunes y obviedades que datos enriquecedores o ilustrativos. Así, el autor puede despacharse sobre el nazismo, la Segunda Guerra Mundial, la homosexualidad, el Mayo del 68 o el Caso Padilla, como en una suerte de información de manual preuniversitario. Del mismo modo, cuando analiza las novelas de MVLL, no se brinda mayores luces de lo que ya hicieron en su momento críticos como Efraín Kristal, Carlos Aguirre o Joseph Sommers. Pero, en productivo contrapunto, las observaciones que se hacen sobre el ars poetica y las obras de Miguel Gutiérrez son un novedoso y necesario aporte crítico, lo cual se agradece.
En un apartado del libro, se apunta lo siguiente: “MVLL y Gutiérrez se esmeraron en construir un universo narrativo a partir del trabajo disciplinado, guiados por el razonamiento, las estructuras formales y la construcción de mundos vastos y ambiciosos mediante situaciones y personajes variados. Pensemos tan solo en las novelas de gran envergadura histórica como La guerra del fin del mundo y La violencia del tiempo”. Este espíritu de paridad es el centro neurálgico del libro, su leitmotiv, consigna que no decae nunca.
Podría decirse que Torrentes en pugna es una publicación que apreciarán tanto los especialistas como los lectores curiosos, pero sobre todo que es un primer punto de partida para poner en órbita a nivel nacional –y quizá internacional– a Miguel Gutiérrez, un grande que merece ser leído. Pues que así sea.