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Pelo Madueño: La balada de un gitano que aguarda el apocalipsis

Apocalipsex es el nuevo álbum de Pelo Madueño tras cuatro años de silencio discográfico, del cual ha lanzado ya el video de “Fronterizo” y el audio de “Rehabilitado”, su segundo sencillo. Hablamos con él mientras organiza su posible cambio de base, de Madrid a Ciudad de México.

Pelo Madueño: La balada de un gitano que aguarda el apocalipsis
El rock nunca tuvo espacio porque básicamente somos un país tropical. Nosotros somos el intruso y para ser intruso ha lo

Por: Sandro Mairata

Jorge Enrique Madueño Vizurraga, alias “Pelo”, no ha escuchado ninguna canción de Dua Lipa. Tampoco de Taylor Swift. “Ni siquiera por interés voy a escuchar una estrella de pop, ni siquiera para ver qué está haciendo”, dice, mientras se acomoda las cascadas de pelo cano y negro que le caen al rostro como un Robert Smith con aires de Tom Waits. A sus 58 años, Madueño no ve canales de televisión, no oye radio. “Estoy metido en lo mío”, explica, y dice que la música que escucha es la que le llena espiritualmente, lo que en Spotify se traduce como temas de Los Hijos del Sol, Bob Dylan, Waits, Arctic Monkeys o Thom Yorke. “Rosalía, por ejemplo, es un caso límite”, acepta. “Conozco su trabajo desde que empezó haciendo flamenco puro y el último álbum me parece alucinante”. Le menciono a Bad Bunny. Me responde que “hasta ahí no llego”.

Madueño está de paso por Lima para mover su nuevo álbum, Apocalipsex, que verá la luz en unos meses. “Mover” porque tras esta visita fugaz volverá a Madrid, a donde emigró en el 2000 y donde ha desarrollado su carrera solista tras militar en las bandas punk Narcosis y Eructo Maldonado, formar parte de la banda de Miki González, y luego fundar La Liga del Sueño. Algunos lo recordarán por sus roles de actor del primer Pataclaun –cuando era una producción teatral en los noventas– o en la cinta Ciudad de M (2000) y, otros, como el conductor de Radio BBVA, su aporte a la difusión del rock peruano. Su nueva mira podría ser migrar a Ciudad de México como nueva base operativa.

Justo por estos días, Mar de Copas está de gira celebrando 30 años de carrera. Miki González está por cumplir 40 años y también hará gira. ¿Cuándo sería tu gira?

- Mi gira es el Renacimiento Tour, porque este álbum para mí es como eso. Hice (una presentación por los) 20 años ya hace tiempo en el Teatro Nacional. Ahora estoy con este disco y es lo más importante.

Lo promocionan como una vuelta “después de 4 años de silencio discográfico”. ¿Qué pasó en esos 4 años? ¿Dónde has estado?

El tema de la discografía es curioso porque en 4 años pasan muchas cosas. Supongo que mi discografía distanciada responde más a un tema de estructura del aparato para sacar un álbum, hacer la promoción, hacer las giras y ese tipo de cosas. De hecho, este álbum en verdad tiene componiéndose más o menos seis, siete años. La primera canción nació en el 2014. Y he dedicado mucho tiempo a trabajar y a explorar, porque este disco está hecho con guitarra acústica, guitarra criolla, con cuerdas de nylon. Me he tomado unos años en seguir explorando, en llamar ingenieros de sonido, en explorar con percusiones diferentes, con escobillas, con cajones, y tratar de encontrar una sonoridad que no suene pues al pop, o que no responda a una estructura ya escuchada. Lo justo era darle el tiempo de exploración.

¿Es este un álbum sobre la experiencia de lo vivido?

Yo creo que he llegado a un lugar nuevo, sobre todo expresivo. Y eso a mí me revoluciona concretamente el sentido artístico de “¿por qué estás haciendo esto?”. Hay un momento de encuentro personal muy importante, mucho más artístico que pop. O sea, hay una verdad detrás de lo que estás cantando. Hay una energía particular que no miente, que llega a las personas. “Rehabilitado” es una canción sobre una ruptura mía personal. Esa energía está en la verdad de las canciones.

¿Esta ruptura fue con alguien conocido, alguien de quien quieres hablar?

No, no es alguien conocido. Yo en mi vida personal hago todo lo contrario de los entertainers. Mi vida privada, y sobre todo la sentimental, la conservo muy privada.

Eso no es tan cierto: Olenka Zimmermann.

Hombre, tiene que haber un poco de rocanrol, de guapura en la vida de un músico; esas son cosas que han pasado accidentalmente y que han sido aventuras, historias públicas, que son inevitables porque tú no las buscas, la gente está detrás de ti.

¿Siguen siendo amigos, se contactan de vez en cuando?

Sí, sí.

¿Te has suscrito a su OnlyFans?

(Hace una pausa) Pero me envían cosas… (Se ríe)

OK.

En mis relaciones casi siempre nunca hay gente del arte, o mucho menos de la farándula. La farándula es un mundo que a mí me causa muchísimo rechazo.

A pesar de haber sido un Pataclaun…

No comulgo en nada con la industria del espectáculo. Además, eso colabora con una mala educación al público porque si el teatro está como está, la música está como está, si nos falta tanto como país en relación a la cultura, es porque la gente está educada en que no hay valor a la creación, no hay valor a lo artístico, la gente cree que una persona que sale en la televisión es un artista, no importa si canta, si imita a alguien o cuenta que se acostó con otra persona. La gente cree que eso es un artista. No le estamos dando a la gente herramientas de valor sobre el valor artístico.

De repente no estamos valorando la capacidad de creación, nos hemos llenado de cantantes versionando canciones antiguas y de “imitadores de…”

La cultura es la creación. Lo que le da la identidad a un pueblo es la cultura, y no necesariamente la cultura antigua; la música, el teatro no es una ruina. Lo que le da identidad a un país es la cultura viva, lo que se está haciendo en el momento. Hay una cantidad increíble de música variada y buena que se hace en el Perú y no hay difusión.

El nuevo álbum se llama Apocalipsex, tu primer sencillo se llama “Fronterizo”, el segundo se llama “Rehabilitado”. Pelo, ¿todo bien?

A mí me ha costado vivir en el mundo siempre. Siempre, desde chico, no me he sentido hallado en la sociedad –más específicamente, limeña– que es donde nací. Por eso cuando tenía 12 años entré al rock subterráneo, porque el punk y el rock subterráneo eran una tribu donde todos los outsiders o la gente que se sentía diferente estaban como en casa.

“Rehabilitado”, por ejemplo, es una canción que está entre el vals y la canción de cuna, pero tiene cosas oscuras. Mi corazón debe estar entre lo pastoral y lo infernal. Y en esos dos terrenos me muevo con mucha facilidad.

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