"El Gran Chef: Famosos": Orgullo y pasión
Son los jueces que evalúan la sazón de los participantes de "El Gran Chef: Famosos" y en poco tiempo se han convertido en pilares del éxito del programa. Javier, Giacomo y Nelly hablan aquí de la aventura culinaria de estar en televisión.
Fue en Palacio de Gobierno del Perú que el ahora chef Giacomo Bocchio Viacava y el crítico gastronómico Javier Masías Carvajal hablaron por primera vez. El de Tacna, que en ese entonces tenía 25 años, había llegado a la Casa de Pizarro como parte de la delegación que iba a alimentar a los presidentes Alan García y Lula da Silva, mientras que el escritor quería entrevistar a Alex Atala, un reconocido chef brasileño encargado de la misión culinaria. Ninguno se imaginó que, 12 años después, ambos trabajarían como jueces de "El Gran Chef: Famosos", programa que viene dando la hora en señal abierta.
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En aquel almuerzo que Alan García ofreció en honor a su homólogo de Brasil en el Gran Comedor, Giacomo Bocchio era un cocinero más. Aún no había inaugurado su primer restaurante, Manifiesto, y mucho menos se había convertido en un chef (o jefe de cocina, como desea resaltarlo). Javier Masías, cinco años mayor, tampoco pensó que iba a ser copropietario de la librería Babel ni se había juntado con Gastón Acurio para lanzar un libro de recetas milenarias. Ya más maduros y con ganas de transmitir toda su experiencia, Giacomo y Javier aceptaron su primer gran desafío en las pantallas chicas, pero esta vez acompañados de Nelly Rossinelli, a quien vieron por primera vez.
A diferencia de sus compañeros, todo lo que Nelly Beraun Paredes (su verdadero nombre) sabe de cocina lo adquirió de forma empírica. Aprendió viendo a sus papás y a sus abuelos cocinar platillos tradicionales de la selva y de la sierra; y también criando a animales que luego comería. Como cocinar es una de sus tres pasiones, además de comer y viajar, la limeña cultiva su amor por la cocina viendo tutoriales en Internet y siguiendo las recetas, paso a paso, de famosos chef. Uno de ellos es Giacomo Bocchio, quien también tiene su canal de YouTube.
No todo es lo que parece
Desde el primer día de grabación, los jueces de El Gran Chef se quedaron sorprendidos por el tamaño del set, por las cocinas bien equipadas y por las despensas con productos frescos y variados. Pero también tuvieron malas experiencias. A Giacomo le pareció una locura que los participantes no sepan hacer arroz, mientras que Javier Masías se intoxicó más de una vez. “Cuando llegué, empecé a comer realmente horrible. Yo pensé que iban a cocinar mejor”, recuerda Masías. Nelly Rossinelli asegura que, a diferencia de sus compañeros, a ella nada le cae mal, por más fea que esté una preparación. “Creo que sus estómagos son un poquito más sofisticados (se ríe). Mi estómago está hecho de hierro”, asegura.
Giacomo Bocchio demostrando sus cualidades de chef con gran experiencia. Foto: Rayo en la Botella
Nelly Rossinelli, la tiktoker que se hizo famosa por sus loncheras saludables, también dice que no todo es lo que parece en "El Gran Chef: Famosos". Ni Javier Masías es el malvado del programa, ni Giacomo Bocchio es el menos exigente de los tres jueces que de lunes a sábado se encargan de probar la sazón de los participantes que poco o nada saben de cocina. Para la mamá del trío, Javier “es un dulce corazón, no lo conocen. Es un osito de peluche, es una ternura”. “No, a ella le gusta ablandarme”, se defiende rápidamente el juez que tiene el rol de malo. “A mí me toca dar katana. Yo soy la parte punitiva del programa y me toca realmente hacer algo que nunca haría de manera cotidiana, pero aquí son famosos, no tienen nada que perder, que se frieguen”, acota.
En lo que sí ambos coinciden es que Bocchio, de 38 años, es el más serio y estricto de los tres. “Giacomo es muy exigente y es una verdadera enciclopedia gastronómica”, dice el crítico que apareció hablando de la comida callejera en un capítulo de ‘Street food Latinoamérica’ para Netflix. Es el único que no ha caído en la moda de TikTok y, al parecer, no tiene ganas de aparecer bailando en Internet. “No es mi estilo. Yo no juego ese juego. No estoy en búsqueda de tener seguidores por cómo me veo o por qué tan gracioso soy. Mi único interés genuino es educar y enseñar lo que yo tengo, porque uno no es lo que tiene, sino lo que da, y esa es mi forma de hacer patria. Es mi manera de dejar un legado en el Perú”, dice el chef, que en sus ratos libres prefiere pasar tiempo con Hueso y Pepe, sus dos gatitos.
Los famosos participantes llegaron sin experiencia culinaria, pero poco a poco van mejorando. Foto: Rayo en la Botella
Lo bueno dentro de lo malo
Pese a los platillos nada exquisitos que tuvieron que probar, los jueces de ‘El gran chef ’ coinciden que han aprendido mucho de sus pupilos. Nelly quedó sorprendida por cómo la cocina ha permitido que los participantes muestren su lado más humano y por la resiliencia de algunos, que no se dejan vencer pese a las ácidas críticas del jurado. Lo que más resalta el tacneño, que tuvo como mentor al chef Jacqueshenri Ben, es la evolución de los concursantes, quienes entendieron que la cocina no es un juego y ahora están enfocados en la competencia. El caso que le viene a la mente es el de Susan León, quien la primera vez le entregó un ceviche “realmente horroroso” y ahora es una de las fuertes candidatas a ganar el concurso.
En tanto, Javier Masías, que hasta hace un mes paraba encerrado en su pequeña librería de 50 metros cuadrados, cree que es más lo que recibe que lo que da. Y lo que lo motiva a seguir en una segunda temporada de El Gran Chef… es observar “cómo se comporta este espécimen extraño llamado famoso” y aprender de ellos “la maravillosa resiliencia que hace que puedan sobrevivir a un medio tan hostil y tan volátil como la televisión”, aquella que no veía desde hace varios años y que ha vuelto a sintonizar, solo para comprobar si luce tan malo como aparenta.
Le decían “no” a la TV
Giacomo Bocchio, Nelly Rossinelli y Javier Masías no veían televisión nacional antes de participar en este programa. Preferían ver ficción en streaming o programas culturales en YouTube. Ahora sí sintonizan sus televisores para ver en qué fallan y en qué aciertan, porque aseguran que están muy comprometidos con el proyecto, que los hace sentir orgullosos y agradecidos.