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Domingo

El peligro mayor es El Niño

Lo vivido en la última semana es una muestra de la destrucción que provoca el calentamiento del mar frente a nuestras costas. Y aunque esta semana el Enfen no ha querido hablar de El Niño, los organismos internacionales mencionan entre un 55% y un 89% de probabilidades de que este evento se presente a partir de la segunda mitad del 2023. ¿Qué ocurrirá en el Perú en el verano del 2024?

Escenas de El Niño Costero de 2017, que dejó más de un millón de afectados
Escenas de El Niño Costero de 2017, que dejó más de un millón de afectados

Pasaron seis años desde el 2017. Se suponía que estaríamos mejor preparados. Que la muerte y destrucción que causó El Niño Costero –147 fallecidos, más de un millón de afectados– dejaría grandes lecciones.

Pero eso no ocurrió.

Para cuando, a finales de febrero, el aumento de la temperatura superficial del mar propició la formación del ciclón Yaku, en el Perú no solo no se había logrado reconstruir lo que quedó dañado en 2017, sino que las autoridades no habían tomado las previsiones para enfrentar un nuevo evento climático.

Eso quedó en evidencia en las últimas semanas, cuando decenas de huaicos e inundaciones golpearon prácticamente toda la costa norte y centro del país, dejando decenas de fallecidos y casi 20.000 viviendas afectadas.

Según la ingeniera Grinia Ávalos, subdirectora de Predicción Climática del Senamhi, las lluvias seguirán unas semanas más en el país, pero se espera que en abril comiencen a menguar. Entonces, señala, lo peor habrá pasado.

Sin embargo, ese período de calma que viviremos en los meses de otoño e invierno podría ser el preludio de tiempos más difíciles.

Un inminente El Niño

Hace unas semanas, a finales de enero, el Instituto Potsdam de Alemania, una institución que estudia el impacto del cambio climático en el planeta, dio a conocer sus predicciones sobre el surgimiento del evento El Niño en el Pacífico.

De acuerdo con sus cálculos, hay un 89% de probabilidades de que este año habrá un Niño en el Pacífico oriental, que será de moderado a fuerte y que comenzará en el otoño boreal (es decir, a finales de setiembre de 2023).

El estudio, en el que también participaron la Universidad Justus Liebig de Giessen y dos universidades de Beijing, señaló que era de esperar que este evento produzca “un fuerte aumento de las precipitaciones a lo largo de la costa de Ecuador y el norte del Perú”, lo que resultaría en “inundaciones masivas y deslizamientos de tierra”. Un escenario de terror.

No fue la única institución internacional que advirtió sobre El Niño para este año.

A inicios de marzo, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) calculó una probabi- lidad de 55% de que se forme un episodio de El Niño entre julio y agosto.

El fin de semana pasado, el propio presidente ejecutivo del Senamhi, Guillermo Baigorria, dijo en RPP que había una alta probabilidad de que tengamos un El Niño fuerte este año y que se podría extender hasta inicios de 2024.

Sin embargo, el último jueves, en conferencia de prensa, la Comisión Multisectorial Enfen evitó hablar de un evento El Niño. Lo que hizo fue informar que el calentamiento del mar se prolongaría más allá de abril, probablemente hasta julio, por lo que ya podríamos empezar hablar de un Niño Costero (un evento más localizado y de menor duración), el mismo que por no coincidir con la temporada de lluvias, no tendría un impacto destructivo.


Le preguntamos a la coordinadora técnica del Enfen, Rina Gabriel, por qué no ofrecieron sus predicciones sobre El Niño, a pesar de que otros organismos ya lo están haciendo.

–Hablar de un Niño en esta temporada de verano, cuando hay un quiebre estacional, puede generar errores en las predicciones con
los modelos –dijo–. ¿Cuándo van a ser mejor las predicciones? Cuando entremos en la próxima estación. En otoño correremos los modelos.

Gabriel dijo también que si este evento climático comenzara este año, de todas maneras repercutiría en el verano del próximo año.

–Lo que podemos decir es que hay un 50% de probabilidades de que a mediados de año se inicie un calentamiento, pero no podemos decir que eso significa que habrá un Niño global.

Hablar o no hablar de El Niño, casi un año antes de que eventualmente sintamos su furia, no es algo menor. Hablar de su muy probable llegada a nuestro mar debería activar en las autoridades un sentido de urgencia que les permita concentrar sus energías en prepararnos. Mantener limpio los cauces y las riberas de los ríos, evitar construcciones en las quebradas y preparar planes de contingencia, por ejemplo.

Más perico, menos anchoveta

Aunque las autoridades no quieren hablar de El Niño todavía, lo que sí han dejado sentado es que las altas temperaturas en la superficie del mar continuarán durante varios meses, lo que quiere decir que tendremos un otoño cálido y probablemente un invierno similar.

¿Cuál será el impacto de estos meses cálidos en actividades económicas tan importantes como la agricultura y la pesca?

Wilmer Llano, especialista en Agronomíadel Senamhi, dice que se podrían ver perjudicados cultivos frutales, como los mangos, las manzanas y las uvas, ya que requieren de temperaturas frías para desarrollarse. Es probable, agrega, que les aparezcan plagas y diversas enfermedades, lo que provocaría una reducción en la producción regular.

En cambio, indica Llano, hay otros cultivos que se van a ver beneficiados por las temperaturas cálidas, como el arroz y el maíz amarillo.

En cuanto a la pesca, Juan Carlos Sueiro, director científico de Oceana, dice que las aguas cálidas afectarán la pesca de anchoveta, ya que la especie desaparece en esas condiciones, se profundiza o muere. “Solo hay que recordar que después de los Niños del 83 y del 98 los volúmenes de anchoveta cayeron dramáticamente”, dice. Al mismo tiempo, agrega, hay otras pesquerías que se beneficiarán. Por ejemplo, la concha de abanico y los langostinos.

Sueiro dice que especies marinas que normalmente no se acercan a las costas lo harán si las aguas continúan cálidas, entre ellas el atún, el perico y el pez espada. El Enfen, en su último comunicado, también dice que estarán más accesibles diversas especies de atunes, barrilete, melva y caballa, así como de tiburones.

–El calentamiento de las aguas tiene efectos positivos y negativos –dice Sueiro–. Pero cuando persisten en el tiempo y son más intensos, los efectos negativos se hacen mayores.

2024 será el año más cálido

Los científicos del Instituto Potsdam señalan que con la aparición de El Niño en la segunda mitad de este año se espera “un salto significativo en las temperaturas globales”. Ellos prevén que el aumento de temperatura podría hacer que el 2024 sea el año más cálido de la historia, superando al 2016. Incluso, dicen, por un corto tiempo la temperatura podría estar 1.5° por encima de la media preindustrial, el ímite que la humanidad se ha propuesto no rebasar.