Diógenes: los niños y la muerte

Un hombre que vive solo, en medio de los Andes, en una de esas estancias de pastoreo que hay en las alturas, y que un día se muere, sin que nadie en el mundo se entere, solo, absolutamente solo, en medio de la nada.

Esa fue la imagen que Leonardo Barbuy (37) soñó una noche, hace siete años, y que lo dejó pensando.

¿Qué pasaría si un hombre, como esos pastores de altura que había visto en sus viajes de niño a la sierra, viviera solo y muriera solo?

¿Qué si el hombre tuviera hijos, pequeños, que un día de pronto se encontraran con la insólita circunstancia de que el padre que los cría en el aislamiento total ha dejado de existir?

PUEDES VER: Ricardo Bedoya critica la polémica “Asu mare 4”: “Película absolutamente fallida” | ENTREVISTA

¿Qué sucesos se desencadenarían?

Barbuy, músico y compositor de carrera, creó a partir de esta idea un guion que hoy, años después, se ha convertido en una película.

Se llama Diógenes (2023) y el próximo 14 de marzo se estrenará mundialmente en el Festival de Cine de Málaga, con los mejores augurios.

Miradas profundas

Hace unos años, cuando la historia de Diógenes daba vueltas en su cabeza y no tenía un escenario claro, Barbuy escuchó a un amigo decirle que el ambiente que le describía le hacía pensar en Sarhua, esa comunidad de campesinos, pastores y artesanos situada al sur de Huamanga, donde se hacen las famosas Tablas de Sarhua.

Con la guía de la lideresa sarhuina Elizabeth Canchari, Barbuy y sus colaboradores –entre los que estaban el fotógrafo Musuk Nolte, la antropóloga Sandra Rodríguez y la productora Illari Orccottoma– comenzaron una serie de visitas al pueblo, en las que entendieron que una historia como la que tenían en el guión era perfectamente posible en esa comunidad.

En esos viajes conocieron a Jorge Pomacanchari, un pintor de Tablas de Sarhua, viudo, padre de dos niños, y que resultó ser la persona ideal para interpretar al papá de la historia: un artesano que cría solo a sus dos hijos.

En sus visitas, Barbuy y su equipo también conocieron a los primos Gisela y Cleiner Yupa, quienes mostraron una sorprendente naturalidad frente a las cámaras pero, además, una insólita capacidad expresiva.

–En sus miradas cabía una profundidad que excedía su edad –dice el director.

El proyecto avanzó gracias a que ganaron el Premio Desarrollo de proyecto de Largometraje de la DAFO y otros premios de fundaciones de Francia y Alemania. En el camino, Mosaico, la productora peruana de la cinta, se alió a las productoras La Selva Cine y Dublin Films, de Colombia y Francia, respectivamente.

A finales de julio de 2021 comenzaron a rodar. Barbuy decidió filmar en blanco y negro, influenciado por las fotografías documentales de Musuk Nolte, y en quechua, ya que, tratándose de una comunidad donde todo el mundo habla la lengua, le pareció lo más natural.

También compuso la música. Hace 15 años, uno de sus primeros acercamientos al cine había sido cuando compuso la música original para la película Dioses (2008), de Josué Méndez.

Esta vez, en un principio había decidido usar solo grabaciones de músicos locales, pero sentado en la sala de montaje entendió que necesitaba melodías que en ciertos momentos propusieran un ritmo diferente. Así que compuso música original, basándose en el Canto de San Gregorio, ese canto funerario y mágico que se canta mucho en Ayacucho.

–Diógenes es una manera distinta de presentar la sierra a la de otras películas –dice Barbuy–. ¿Qué me gustaría que el público encuentre en la película? Sobre todo, una mirada reflexiva desde la distancia. Esa distancia cultural, geográfica, lingüística, que nos pueda plantear reflexiones sobre quiénes somos como país.