Kusikuy, una app que une a los pueblos
Creada por el Minam y otros aliados, esta aplicación conecta directamente a productores altoandinos, expertos en biodiversidad y conservación, con sus compradores en Lima.
Lo que ha sido recibido con entusiasmo y sincera admiración empezó con angustia. Cuando el COVID-19 llegó al Perú y se ordenó una estricta cuarentena, con viajes interprovinciales prohibidos, comuneros de cuatro pueblos que trabajaban con el Proyecto de Agrobiodiversidad del Ministerio de Ambiente (Minam) dieron la voz de alerta. Si el virus no mataba a sus parientes en ciudades como Lima, Pisco, Cañete, Tacna, Arequipa, Nazca o Ica, el hambre sí acabaría con ellos. Sin trabajo, miles de comuneros que residían en esas urbes necesitaban provisiones cuanto antes.
La respuesta que vino a continuación se inspiró en el concepto quechua del apachikuy, el envío de apoyo solidario a quien pasa por un momento complicado. De esta manera, camiones cargados de productos, provenientes de zonas surandinas y fletados por el Minam, fueron en auxilio de los más vulnerables.
El apachikuy fue un éxito. Entre mayo y julio de 2020 se enviaron 300 toneladas de alimentos a distintas ciudades. Con esas remesas, comuneros de Cusco, Apurímac, Huancavelica y Puno salvaron de la hambruna a sus hermanos. “Sus familias les decían: Estamos muriéndonos de hambre. Y ellos al menos tenían quinua, papa, choclo, maíz, así que se organizaron en el apachicuy”, explica José Alvarez, director de Diversidad Biológica del Minam.
El funcionario cuenta que después de aquella experiencia reflexionaron sobre la posibilidad de convertir el apachikuy en algo más, en un sistema de venta de productos altoandinos que funcionara a través de encomiendas.
Las comunidades se interesaron y fueron confeccionando una base de datos con sus productos (granos andinos, tubérculos, queso, miel, entre otros). Esta relación era difundida entre los potenciales clientes por WhatsApp y de a pocos se armaban las remesas. Así nació la marca AgroBio. Pero esta iniciativa tenía sus limitaciones. Por lo general, quienes pedían mediante este sistema eran los parientes de los comuneros en otras ciudades o personal del propio Minam que conocía del valor nutricional y biodiverso de los productos ofertados.
Para tener mayor alcance se necesitaba de algo más. Primero nacieron las ferias, que ya llevaban el nombre de Kusikuy. Se hicieron cuatro en Lima y una en Cusco, luego vino la tecnología.
El peso de los yachachiq
Elizabeth Ibérico, licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y jefa de proyectos en ASPEC, no puede ocultar su entusiasmo por lo que hoy es Kusikuy.
Como aliados del Minam, ella y su equipo en ASPEC tuvieron que responder la siguiente interrogante: ¿Cómo ampliar el público de Kusikuy, fortaleciendo la relación entre el productor y el comprador?
“Habíamos visto que en portales como Mercado Libre las personas subían su catálogo y luego esperaban a los clientes. Era algo muy sencillo”, dice. De allí vino la idea de crear una aplicación en la que los productores colocaran con facilidad sus productos, sin intermediarios.
Para eso hubo que capacitarlos, a través de los líderes o yachachiq de cada comunidad, en Ácora (Puno), Lares (Cusco), Laria (Huancavelica) y Huayana (Apurímac). “El yachachiq es como el encargado de la comercialización. En cada comunidad accede a una computadora y a un soporte o gestor web. Se reúne con el pueblo, consolida su oferta, la ingresa y esa información se visualiza en la aplicación”.
Kusikay es una app creada por el Minam.
Los productos que ofertan tienen un valor adicional. Todas las comunidades involucradas en el proyecto son conservacionistas: no usan insumos agrícolas y siembran especies resilientes al cambio climático.
Esta semana, Kusikuy fue lanzada oficialmente y se saturó por la cantidad de pedidos que recibió. Cada quince días se renovará su catálogo de productos. Es una solución y también el futuro.