El rugido del Mustang en el Perú
Los Ford Mustang están entre los autos deportivos más populares de la historia. Nuestro país tuvo un romance particular con este modelo y ahora son parte de la historia de nuestro automovilismo.
Los mustang son una aguerrida raza de caballos salvajes que galopan libremente por las inacabables llanuras de Estados Unidos. En el Perú son un modelo de carros: el Ford Mustang. A día de hoy, en nuestro país, si a alguien le preguntas por un futbolista de los años 70, seguramente responderá Cubillas o Sotil. De la misma manera, si preguntas qué modelo se le viene a mente cuando se habla de autos deportivos clásicos, mencionará una frase en la que invariablemente estará incluido el Mustang.
La guerra comercial entre Dodge, Chevrolet y Ford, y la moda de los autos europeos, empujaron a Lee Iacocca, uno de los ejecutivos de Ford, a buscar la forma de evitar la caída de sus ventas. Por ello, en el Salón del Automóvil de Nueva York de 1964 se presentó el modelo final.
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Su pinta achorada, sus líneas sensuales, su enorme motor (que varía pues hay muchos modelos de la familia Mustang), sus asientos de cuero adosados al chasis, que permiten sentir toda la vibración de la máquina; el tablero simple pero exacto, la aguja incesante de su velocímetro; las tomas de aire a los lados y en el capó, que son su divisa; todo fue planificado cuidadosamente.
Conducir un Mustang es más que un acto de aventura —y, si se quiere, una búsqueda de personalidad—, también es ser parte de la leyenda en torno a este auto y de la historia de Ford, quizá la más innovadora fábrica de la era industrial con su método de producción en línea. Pero también —y acá el detalle de este relato— es conducir en una página de oro de la memoria automotriz nacional.
La conexión peruana
“Del Mustang Shelby 350 R (Race) se hicieron solo 36 en el mundo y al Perú vinieron cinco. Corrieron muchas carreras, era un carro emblemático. De los cinco que trajeron al Perú, tres ya fueron repatriados a los Estados Unidos, donde es un modelo costoso. Dos quedaron supuestamente perdidos, pero uno ya fue encontrado y restaurado y sigue acá”, nos cuenta el famoso abogado Luis Lamas Puccio, el hombre que más sabe de Mustangs en el Perú, y quien tiene varios, entre ellos el icónico Shelby 350 R, que viene restaurando pieza por pieza desde hace 15 años, buscando replicar al 100% el modelo original.
Coleccionista. El abogado Luis Lamas Puccio y su Mustang Shelby 350 R. Foto: Gerardo Marín/La República
Perú, un país a varios miles de kilómetros de la fábrica de Detroit, con escasa industria automotriz, hizo suyo el modelo. ¿Por qué de solo 36 modelos especiales fabricados en todo el mundo acabaron cinco acá? La explicación está en las carreras. El automovilismo es un deporte caro, y los que lo practicaban, en esos años, eran personas cercanas a las élites económicas y corredores muy famosos en nuestro medio, como Bratzo Vicich, quien compró el primero a Benito Lores, importador de autos. Fue Lores el contacto con Lew Spencer, de Shelby, y junto a Lucho Alvarado trajeron los primeros Shelby 350 R a nuestro país. Otros corredores populares como Emilio Fort, Arnaldo Alvarado, Pepo Manucci o el gran Pitty Block también tenían como corcel al Mustang. En las carreras por la costa, donde hay más pista para lucir el motor, como la de Lima-Trujillo, se convirtieron en los Jinetes del Apocalipsis. Benito Lores también trajo dos Mustang Cobra, la joya de la corona de los modelos Mustang del diseñador Carrol Shelby.
Y así llegó también el huancavelicano Teodoro ‘El Zorro’ Yangali, quien ganó, con su poderoso Mustang GT 350 H, Caminos del Inca en el 71 y el 72. Yangali se hizo mito y el Mustang se quedó para siempre en la memoria de los peruanos.