Domingo

Marco Romero y Renata Flores: Quechua y cajón

El cantautor criollo y la rapera ayacuchana se unen en Mi lugar bendito, el primer sencillo del álbum que Romero cocina para el 2022. El criollismo se pinta de colores diversos y Flores nos regala una rima en quechua en modo festejo.

La dupla Romero-Flores en Quinua, Ayacucho, durante la grabación del videoclip.
La dupla Romero-Flores en Quinua, Ayacucho, durante la grabación del videoclip.

Mi lugar bendito, el último sencillo del cantante criollo Marco Romero, fue escrito en los meses más aciagos de la pandemia. Parecía que el nombre no guardaba relación con la realidad pues el país vivía momentos límite. ¿A qué lugar bendito le dedicaba una canción Romero? El compositor cuenta que, en pleno encierro, su lugar bendito fue su familia: “Como muchos peruanos, tengo parientes que se fueron por el coronavirus, me dio mucha tristeza, pero no me detuve”.

La canción es una alegoría al Perú. Romero, que es un optimista y difusor de la peruanidad –es el creador del emblemático tema Porque yo creo en ti, ese casi himno que todos entonamos en los preparativos del Mundial de Rusia 2018–, nos da una receta para que, a pesar de las crisis y los desencuentros, encontremos razones para seguir amando al terruño: “Si estás en el Centro de Lima a hora punta, vas a odiar al Perú, pero el país es más que eso, se me viene a la cabeza Pampachari en Andahuaylas o Cumbemayo en Cajamarca, o la esquina de mi barrio, mi emoliente, mi choclo con queso”.

Esta semana se ha lanzado el videoclip del sencillo que, muy al estilo de sus últimas producciones, tiene como escenario parajes de la geografía nacional. Esta vez el cantante criollo grabó en Ayacucho (bajo la dirección del artista visual Giuseppe Falla), y el resultado ha sido una producción con escenas hermosas del histórico pueblo de Quinua, donde se selló nuestra Independencia, y de la Catedral de Huamanga, Patrimonio Histórico de la Nación.

Hasta allá viajó el equipo de Romero para encontrarse con la joven rapera ayacuchana, Renata Flores –que también participó en la composición de Mi lugar bendito, así como el productor Paulo Morales– y aparece en el videoclip con una rima en quechua, que se entrelaza muy bien con los ritmos afroperuanos de la canción. Otra vez, el también presentador de Una y Mil Voces de TV Perú apuesta por la fusión como fórmula creativa de su música. “Todo lo hablamos por WhatsApp. Me invi- tó a participar de la canción, escribí mi parte, la grabé, hice algunos arreglos y se la envié. Me emocioné mucho cuando me dijo que haríamos el videoclip en Ayacucho –dice Flores–, admiro lo que Marco está haciendo con la música afroperuana, la criolla y la fusión”.

Romero experimenta con lo criollo desde hace años. De hecho, debutó en el programa Mediodía Criollo en el 2000 con el tema Ahora báilalo, una fusión de música afroperuana y merengue que le gustó al público. El cantautor no se cierra a las posibilidades infinitas de la fusión de ritmos. Así como su maestro Óscar Avilés, dice, que insertó algunos instrumentos dentro de la música afroperuana como el bongó y le dio al vals un toque de festejo.

Si seguimos su trayectoria, descubriremos que su carrera musical empezó tocando la batería en un grupo de rock en su adolescencia. Luego fue llevado al criollismo por su padre, quien lo animó a participar de las jaranas que se armaban en la casa de su abuela en el Rímac, tocando el cajón o las ollas con sus primos.

Evolucionar el criollismo, modernizarlo, acercarlo a los jóvenes es parte de su discurso. Se percibe como parte de la generación bisagra de músicos criollos que tienen un pie en el criollismo de la vieja guardia y otro en lo que están haciendo sus más jóvenes cultores. Que los hay y muchos, aunque no sean muy conocidos.

Fusionar sin miedo

“Hay un florecimiento de la música criolla, no sabes la cantidad de artistas jóvenes que aparecen, aunque es muy difícil abrirse paso en un medio dominado por ritmos foráneos”.

Romero señala que en Una y mil voces, programa que conduce con la cantante criolla Bartola en canal 7, ha visto pasar a decenas de frescos talentos que están dispuestos a continuar con el legado de los grandes criollos, pero a su modo, fusionando ritmos sin miedo. “Lo positivo de la pandemia fue que pudimos conocer mucha gente de provincia que envió sus videos al programa, veíamos grupos que tocaban festejos, polcas, valses con letras tradicionales y también chicos que fusionaban guitarra, cajón y hasta saxo en la sierra”.

Renata es la viva imagen de esa fusión de la que habla Romero. Su audacia al cantar hip hop en quechua la ha hecho conocida en el extranjero –The New York Times la llamó la “Reina del trap en quechua”–; por su peculiar estilo y sus letras que reflexionan sobre la mujer y el Perú, la llaman artistas como Romero para los feat., es decir, colaboraciones en las canciones y videoclips de sus colegas.

Hace poco la vimos junto a Daniela Darcourt y Eva Ayllón en el videoclip Arriba Perú. De hecho, la química que ha tenido con la salsera y jurado de La Voz Senior ha sido tal que este noviembre cantará junto a ella en un concierto.

“Me gustaría hacer un feat. con la chilena Denis Rosenthal, también con algún artista de rap nacional, espero que salga alguna colaboración”, dice la cantante.

Renata, al igual que Marco, siguió haciendo música durante la pandemia. Tras una seguidilla de temas que tuvieron muchas vistas en YouTube, este año lanzó su primer álbum Isqun, en el que, con temas como María Parado de Bellido, Beatriz Clara Coya o Rita Puma Justo cuenta la historia de mujeres representativas de nuestro pasado.

Pronto lanzará un ‘live performance’ de estas tres canciones que es una especie de presentación ‘en vivo’ grabada. Como son tiempos en que lo visual lo domina todo, los artistas tienen que lanzar de forma casi obligatoria un producto audiovisual para dar a conocer su última producción.

Mi lugar bendito será el primer sencillo del disco que Romero lanzará el 2022 con el mismo nombre. Contará, además, con la colaboración de otros artistas como el músico Lucho Que- quezana, la cantante Susan Ochoa y el guitarrista Ramón Stagnaro. Será el séptimo disco de la larga carrera del cantante que suma más de veinte años en la escena criolla.