Domingo

La herencia rumbera del barrio

Cubanos, venezolanos, colombianos, brasileños, italianos, griegos y, desde luego, peruanos. Mercadonegro, la orquesta salsera por excelencia en Europa y su producción más reciente: ‘Somos del barrio’.

Ser de barrio es pertenecer a algún lugar. Heredar un pasado, una cuadra, una esquina. Y llevarlo contigo adonde haya que llevarlo. Aunque los años pasen y pesen. Y se interponga la amargura, la prima triste de la nostalgia.

Somos así los latinos, aventureros esperanzados de un mañana que no siempre llega. Nos toca pasar trabajo y plantar bandera. Somos fruto testarudo que crece entre la maleza. Resilientes dicen ahora.

Cuando Rodrigo Rodríguez desembarcó en Suiza, allá por 1994, la salsa no existía. Las agrupaciones eran contaditas y los locales escasos.

El cartagenero 'Rodry-Go' no había dejado Las Gaviotas, barrio tranquilo entre muchos barrios calientes, a media hora del mar Caribe colombiano, para derrumbarse. Ya cantaba y tocaba algo de percusión. Pero se dio cuenta muy rápido de que el que se perfecciona alcanza. Y él alcanzó.

Bajo la tutela del violinista Alfredito de la Fe formó hace casi veinte años una orquesta de latinos indocumentados —talentosos todos— en el país de los relojes y los bancos. Un país donde los conciertos al aire libre no superan los cien decibeles. Y nadie se amanece, esperando entre bostezos a su artista favorito.

Le pusieron Mercadonegro. Sí, así junto e indespegable. Desde entonces ya van cuatro producciones (‘Báilalo’, 2002; ‘Salsa pa’l mundo entero’, 2005; ‘La salsa es mi vida’, 2017; y ‘Somos del barrio’, 2019); conciertos memorables acompañando a Celia Cruz, Cheo Feliciano, José Alberto ‘El Canario’, entre otras leyendas; y varias vueltas a todo Europa. Últimamente a Sudamérica, un terreno que se les resistía, pero que están endulzando.

Su gran performance en Salsa al Parque del 2019, el superevento salsero en Bogotá, ha renovado ilusiones. Así como sus visitas a México. Incluso la visita al Perú, en el primer semestre del 2018, con sus fundadores (el vocalista cubano Armando Miranda y el pianista peruano César Correa, hoy exintegrante), donde hubo poco público pero mucho corazón.

Luego de un silencio creativo de doce años, Mercadonegro ha parido dos discos en los últimos tres años. 'Somos del barrio', el más reciente y más sentimental, musicalizando las emociones más intensas de la banda. Salvo el trompetista italiano Giancarlo Ciminelli y el bajista griego Dimitri Christopoulos, el resto nació de este lado del mundo. Cinco cubanos (Armando Miranda, Aismar Simon, Amik Guerra, Lisbel Acosta y Josbel Rodríguez), tres venezolanos (Edwin Sanz, José Mendoza y Óscar Cordero), un brasileño (Eduardo Penz), un colombiano (Rodrigo Rodríguez). Y cuatro peruanos (Humberto Amésquita, Walter Rebatta, Gabriel Otoya y el mánager Eddie Villanueva).

No todo el mundo sabe lo que es un barrio. No todos los europeos por lo menos. Un lugar con sus reglas no escritas, con malandreo y criollada, donde las papas queman”, dice Humberto Amésquita, trombonista y director de Mercadonegro, quien se marchó de Perú antes de cumplir la mayoría de edad, cuando era un chorrillano rebelde de la avenida Nicaragua.

'Somos del barrio', que además de las plataformas digitales está disponible en formato vinilo, cuenta con el brillo de Herman Olivera, Marcial Istúriz en las voces, así como la sonoridad inconfundible de Alfredo de la Fe y Jimmy Bosch en el violín y el trombón.

Lo que somos. De dónde vinimos. La salsa que escuchábamos. La esencia de Mercadonegro está en el disco”, dice ‘Rodry-Go’, y dice bien. El tema ‘Triste y solo’ es una oda salsera al inmigrante. A aquel que tuvo que luchar afuera porque no tuvo más opción. Se fueron del barrio, pero el barrio nunca se fue de ellos. La máxima de estos herederos del sabor.