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Domingo

Indira Huilca: “Nuevo Perú no cree en candidatos naturales”

Congresista de la República. Exregidora de la Municipalidad Metropolitana de Lima. Feminista y socialista. Socióloga por la UNMSM. Tiene una mestría en Ciencia Política y Gobierno por la PUCP. Portavoz de la Bancada Nuevo Perú.

indira huilca
indira huilca

Como vocera de Nuevo Perú, Indira Huilca -31 años y una de las más jóvenes del Congreso-, estuvo el lunes pasado en la reunión que el presidente sostuvo con los representantes de las cinco bancadas que apoyan el adelanto de elecciones. En medio del pleno del jueves, conversamos con ella sobre ese encuentro, la postura del fujimorismo, el papel de Mercedes Aráoz y, por qué no, del futuro de su agrupación política que, hasta el momento, no tiene inscripción y muy probablemente tendrá que apelar de nuevo a una alianza en las próximas elecciones, sean estas el 2020 o el 2021.

Has dicho que la posibilidad de adelantar elecciones se diluye. ¿Ves a Vizcarra con ánimo de plantear la cuestión de confianza?

Lo he escuchado con la voluntad de no retroceder en que este período de gobierno y del Parlamento ya culminó y se tiene que pasar a uno nuevo. Lo tiene claro. Lo que no sé si tiene claro es si se animaría por la cuestión de confianza o buscaría otro camino a nivel constitucional.

¿Cuál fue su reacción cuando ustedes, los de Nuevo Perú, le hablaron de su propuesta de una asamblea constituyente?

No lo descartó. De hecho, no hubo referencias específicas a esta propuesta, como tampoco a la cuestión de confianza, pero dijo que son opciones constitucionalmente posibles, pero que no iba a pronunciarse, porque creía que estábamos todavía en una etapa, dentro de lo que había previsto, para que esta reforma fuera aprobada por disposición común entre el Congreso y el gobierno.

Estamos al filo de los plazos…

Nosotros le dijimos que allí sí discrepábamos, que ya no estábamos en el momento del diálogo en el que podía todavía explorarse la opción de que el fujimorismo y sus aliados acepten aprobar el proyecto. Ese momento ya pasó. Lo que correspondería es empezar a debatir el tema de fondo y no estamos avanzando hacia allí…

¿Es una mecedora lo que está haciendo el fujimorismo?

Sí. No es un diálogo entendido como una ventana para arribar a un común acuerdo, sino una forma con la que van ganando tiempo para algo que sí está dentro de sus opciones: buscar la vacancia presidencial luego de que se haya archivado el proyecto de ley.

Ustedes, que se reunieron con el presidente, han sido invitados a escuchar a los miembros de la Comisión de Venecia este 23… ¿Tiene algún sentido ir?

Lo analizaremos, porque, finalmente es una instancia consultiva internacional que se hace presente en el país. Nosotros fuimos los primeros en entablar una comunicación, no con la comisión de Venecia, sino la Cancillería, pidiendo que esclarezca que este es un debate interno, que tenemos el derecho a disentir en este punto, pero que no es motivo para generar la imagen a nivel internacional de que este es un país en el que se está avasallando al Parlamento. Vamos a evaluar nuestra participación, pero, más allá de eso, no creemos que sea una instancia que estos momentos debiera jugar un rol en el proceso de resolución de una crisis profunda.

¿Si la Comisión de Venecia señalara que el adelanto de elecciones es nocivo para la democracia?

Nos parece que la opinión de esta instancia es una opinión consultiva y no debería tener el peso que se le está dando desde el fujimorismo en una discusión como esta. Pero no es que ellos no sepan que no es una opinión que tenga un peso determinante, sino que están buscando usarla como pretexto para ganar tiempo y asegurarse de que esto les genere el menor costo político.

Algunos creen que el fujimorismo podría todavía comprometerse a salir del entrampamiento apoyando la gobernabilidad. ¿Los crees capaces?

No veo esa vocación, porque, para que se pudiera generar alguna credibilidad, tendría que haber habido alguna acción que ayude a acercar posiciones y superar las grandes desconfianzas que hay. Eso no va a pasar porque ellos no son conscientes de la profunda crisis en la que estamos. La niegan…

¿En serio no son conscientes?

No del nivel al que va la crisis. Ellos intentan ocultarlo en sus mensajes, reduciendo todo a un simple enfrentamiento entre el gobierno y ellos como bancada parlamentaria. Nosotros, como organización, hemos dicho reiteradas veces que esta crisis es mucho más profunda, tiene que ver con las instituciones, con el régimen económico, con la proliferación de la corrupción a todos los niveles del Estado.

Eso no se resuelve tampoco con el adelanto de elecciones…

No se resuelve, pero es, creo, un primer paso para empezar a buscar una salida a ese gran problema de fondo. Y a ese gran problema de fondo, que es la pérdida de vigencia del régimen que se inició en 1992. El gran elemento que ha destapado este ciclo de crisis política ha sido Lava Jato, porque ha puesto en alerta a algunas fuerzas políticas que se niegan a permitir que las investigaciones avancen. Pero no se restringe a la parte punitiva o judicial. Un gran aspecto que no se ve en medio de este proceso de descomposición general es que teníamos, así como funcionarios y políticos corruptos, una elite empresarial igualmente corrupta.

Hay quienes piensan que hay una salida intermedia: la renuncia de Vizcarra y la subida a la presidencia de Mercedes Aráoz...

En primer lugar, creo que lo único que haría la renuncia del presidente y la sucesión en manos de la vicepresidenta, que luego podría derivar en la asunción del señor Olaechea, es poner en manos del fujimorismo el control total de nuestro país. Eso sería un acto de irresponsabilidad absoluta.

Has dicho que hay cada vez más coincidencia de Aráoz con el fujimorismo. ¿Como para decir que es parte del fujimorismo?

Ella está convencida de que, ante la posibilidad de un adelanto de elecciones y dar batalla contra el fujimorismo, es mejor mantener lo que hoy hay.

¿Hay un contubernio entre ella y el fujimorismo o es solo de una coincidencia circunstancial?

Creo que coordinan cada vez más. En el Congreso es evidente que tienen coordinaciones sobre temas que les parecen prioritarios, como la agenda económica, y eso no es un secreto. La señora Aráoz tampoco tiene un partido que la respalde. Entonces, el único apoyo que tendría, de ser el caso, sería el congreso fujimorista. Pero eso no es una salida política.

Muchos coinciden en que el adelanto de elecciones convendría a la lideresa del fujimorismo, que podría postular al Congreso y tener inmunidad parlamentaria. ¿Cómo se entiende esta negativa a adelantar las elecciones?

Creo que hay un nivel de irracionalidad en el fujimorismo, de falta de responsabilidad inédito. Es muy fácil ver que al propio fujimorismo le convendría adelantar las elecciones, porque podrían reordenarse para un proceso electoral próximo. Esperar más tiempo es, incluso, caer en la incertidumbre sobre si su organización va a sobrevivir este momento en el que está siendo golpeada por investigaciones judiciales, aunque tal vez eso también tiene que ver con esa idea de insistir hasta el último en protegerse de investigaciones judiciales.

Si finalmente se diera, ¿cómo agarraría el adelanto de elecciones a Nuevo Perú? ¿Estarían listos para un proceso de candidaturas?

Nosotros venimos trabajando en el fortalecimiento interno de la organización. De hecho, el adelanto de elecciones es algo que tampoco nos favorece al 100%. Prepararse para un proceso electoral cómo habíamos previsto, de cara al 2021, implica tomar definiciones, generar plazos y construir espacios de referencia militante y partidaria que no se hacen en un día. Por eso nuestra posición no tiene nada que ver con si esto le beneficia a la izquierda o a nuestra candidata o a Nuevo Perú

Ustedes no tienen inscripción, tendrían que ir a la alianza...

Una de las prioridades que hemos definido hace muy poco ha sido la inscripción de la organización bajo las nuevas reglas que hemos logrado aprobar en el Parlamento. Tomaremos las decisiones que hay que tomar en relación al proceso electoral en el momento que corresponda. No descartamos una alianza…

En ese sentido, la relación con la agrupación de Marco Arana, que fue su aliado en las elecciones pasadas, ¿ya es un puente roto o cabe una reconciliación?

No creo que deba haber puentes rotos, porque la diferencia que se dio con la agrupación de Marco fue a nivel político, de cómo nos vinculamos. Cuando empezamos en el Parlamento, éramos un frente que incorporaba diversos grupos: gente de izquierda más joven, con otra forma de organizarse; grupos más tradicionales; grupos como el de Marco, que venía con una lógica de movilización vinculada a los temas ambientales. Entonces, un aspecto que no pudimos manejar fue cómo nos vinculamos en relación a la toma de decisiones dentro de un espacio de frente, la visibilidad de los liderazgos que es un tema que a veces no se quiere hablar, pero terminan impactando en las organizaciones…

¿El liderazgo de Verónika Mendoza es incuestionable en Nuevo Perú o hay otros liderazgos que podrían disputarle terreno en las elecciones?

Cualquiera puede, y debe, disputarle terreno a otro militante. Un espacio político no es una iglesia, es un lugar donde la gente vuelca sus ideas, sus acciones, impulsa propuestas. En relación a la figura de Verónika, también es evidente que ella es una persona con una ascendencia enorme dentro de la militancia de Nuevo Perú. Hay mucha gente que quisiera que vuelva a ser candidata presidencial, pero eso tendrá que darse a nivel de un proceso interno en el que tomemos una decisión colectiva. Si eso es cuestionar a una persona, no lo sé. Para mí, no.

¿Ella no es candidata natural del partido?

De ninguna forma. Nuevo Perú no cree en candidatos naturales. Y eso es algo que impulsamos también desde el Frente Amplio, que nació de un proceso de renovación de la izquierda donde mucha gente joven como yo se sumó para intentar cambiar la manera en que se concebía la democracia partidaria. En la izquierda ha sido muy común que los liderazgos se asocien a candidatos naturales y a dueños del partido, lo que es más evidente en los partidos de derecha.

A los 25 años, fuiste regidora de Susana Villarán. ¿Cuál es tu impresión tras lo ocurrido?

Participé como parte de una confluencia de grupos de izquierda. En ese momento, era militante de Tierra y Libertad, un partido nuevo, con ideas que, en la izquierda, todavía no habían sido exploradas. Ese fue nuestro aporte dentro de esta coalición municipal. Y creo que fue valioso, pero, evidentemente hay una impresión distinta luego de ver cómo una persona que encabezó ese proyecto hoy está involucrada en hechos de corrupción. La lección que eso nos deja es que la corrupción es una problemática transversal en el país.