Julio Guzmán:“Estoy tan lejos de los caviares como de la derecha bruta y achorada”
Economista. Presidente y fundador del Partido Morado. Ex Viceministro de MYPE e Industria en 2011. Secretario General de la Presidencia del Consejo de Ministros 2012-2013. Ex candidato a la Presidencia en las Elecciones de 2016
Durante tres años, Julio Guzmán y su Partido Morado han venido trabajando por una candidatura que, ahora, tras su inscripción y la propuesta presidencial de adelanto de elecciones, se ve más cerca que nunca. Por si fuera poco, una reciente encuesta le da el primer lugar de las preferencias electorales, aunque derrotado, largamente, por los votos viciados, blancos y el “no sabe, no opina”. De eso hablamos con él en su local partidario, el único que parece tener vida en una coyuntura en la que los políticos viven más pendientes de la justicia que de sus bases.
En la reciente encuesta Datum, un 41% está entre el blanco, viciado, no sabe, no opina, pero tú eres candidato con mayor opción (11%)…
Es muy prematuro, porque la gente todavía no está pensando en las elecciones y buena parte de eso es porque todavía hay una definición que tomar, y es si habrá o no elecciones. Por eso el Ejecutivo y el Legislativo tienen que decidirse ya.
Pero la propuesta (de adelanto de elecciones) está hecha y en manos del Legislativo…
El Ejecutivo también tiene parte de responsabilidad. Una cosa es hacer el anuncio el 28 de julio y otra, muy diferente, tomar una iniciativa permanente. Y el Congreso no está mostrando mayor interés. Siento que el tema del adelanto de las elecciones está estancado.
Pero tú te has mostrado favorable a la propuesta. ¿Tal vez porque te daría ventaja?
Es cierto que venimos trabajando más de tres años en la organización, en formar gente, en inscribir un partido con los obstáculos más grandes, pero eso no significaría que no nos genere inconvenientes. Pero tenemos que elegir qué es lo conveniente para el partido y lo que es conveniente para el Perú; y lo conveniente para el Perú es un adelanto de elecciones, porque, si no, vamos a tener dos años de paralización absoluta, de un entrampamiento que no le hace bien a nadie.
Quienes se oponen al adelanto de elecciones dicen lo contrario…
Los que se oponen al adelanto de elecciones son los que están protegiendo sus beneficios individuales. Además, consideramos que es una salida constitucional ante un Ejecutivo muy débil, sin capacidad de gestión, y un Congreso que le está haciendo daño al Perú. Hoy, si ves el panorama, es el Congreso versus todo el Perú, y eso está generando un congelamiento de la economía, de las inversiones… ¡Nadie quiere eso!
Dices que hay una responsabilidad compartida. ¿Cuál ha sido el peor error del presidente?
Ser intermitente. Tener cinco meses desde que le presentaron la reforma política y no haber aprovechado ese tiempo, cuando, además, presidía el Congreso (Daniel) Salaverry, que podría ser un aliado magnífico para sacar adelante la reforma. Entonces, el presidente, con la buena intención que tiene, con la claridad de plantear que un adelanto de elecciones puede sacarnos de esto, ha carecido de consistencia.
Volviendo a la encuesta, aparte de ti, están George Forsyth y Keiko Fujimori. ¿Cómo ves la posibilidad de competir con ellos?
El Perú debería tener la mayor cantidad de opciones democráticas que representen la renovación política, así que saludamos la participación de gente nueva. Dicho eso, el fujimorismo tiene características diferentes porque, primero, no es democrático, no supo adaptarse a la democracia y le interesa un comino adaptarse a la democracia. El fujimorismo se está destruyendo y en el camino está destruyendo al Perú.
La papa caliente en este momento Tía María y políticos como Verónika Mendoza están de un lado claro en torno a la inversión minera. ¿Tú estás en sus antípodas?
El Partido Morado está a favor de la inversión en la minería, que es una oportunidad para financiar las cosas importantes que el país necesita, como la educación. Al mismo tiempo, consideramos que, para la inversión minera, debe haber dos condiciones: la primera, el respeto absoluto al medio ambiente y, el segundo, la relación con las comunidades. Por eso, a pesar de estar a favor de la minería, en este caso particular estamos en contra de que se haya dado la autorización, porque no tenía las condiciones ni técnicas ni políticas para darse.
¿Cómo lo hubieras manejado?
La pregunta es qué hubiéramos hecho antes. En primer lugar, crear un arreglo institucional para que se encargue de la prevención de conflictos sociales. Ya no puede ser que el Perú actúe como un bombero, que el presidente se entere el día anterior de lo que está ocurriendo y que designe a ministros para que resuelvan el problema. Tiene que haber una estructura estatal que se encargue de esto y que prevenga.
¿Eso incluye el tema de la consulta previa que, en algún momento, dijiste que ibas a dejar de lado?
Yo no dije que iba a dejar de lado la consulta previa (lo dijo el 18 de enero de 2016, pero, luego, aclaró que se le chispoteó). Por supuesto, incluye la consulta previa, pero algo más importante es la prevención, que incluye inteligencia, capacidad de diálogo planificado y preventivo con las comunidades, respeto a los compromisos. Lo otro es la seguridad jurídica, que debe comenzar por el Estado.
Tras las elecciones regionales, el sur del Perú está en manos de gobernadores con posturas muy radicales. ¿Cómo dialogar con ellos?
En primer lugar, el trabajo de prevención va a hacer mucho, porque va a evitar los espacios para los conflictos. Los que quieren aprovecharse de la conflictividad justamente ubican esos espacios. Pero lo segundo es la comunicación. No existe una comunicación efectiva entre el Estado y la población.
Yo hablaba más de los gobiernos regionales en manos de radicales como Aduviri o Cerrón…
Pero las autoridades regionales se aprovechan justamente de la desinformación, de la falta de comunicación y de la falta de prevención.
Pero han sido elegidos...
Es cierto, pero en un país de una fragmentación política tan grande y de una propuesta política que no cumple las condiciones mínimas, ¿qué le vas a pedir a la gente? Termina votando por el mal menor. .
Pero, ¿cómo tratar con gente como los gobernadores radicales?
Hay una posibilidad, una idea que estamos explorando en el Partido Morado, que es el referéndum. No digo para todos los proyectos, pues sería inviable, pero cuando tenemos casos de esta complejidad, el pedirle la opinión a la gente directamente afectada es una posibilidad y con eso le das legitimidad al proyecto y también pones de lado esos intereses particulares.
En redes dicen que eres el engreído de Gorriti y los fiscales Lava Jato. ¿Cómo ves el caso y su implicancia en el futuro electoral?
(Risas) Ahora resulta que los que están limpios son los engreídos de las autoridades. Interesante. Yo veo al Perú con mucho optimismo. A veces nos frustramos y nos ponemos pesimistas por todo lo que vemos y todas las personas que entran a la cárcel, pero, si tenemos una mirada de bosque, nos damos cuenta que este es un gran momento para el Perú de demostrar que sí es posible luchar contra la impunidad.
¿El proceso es transparente, sin injerencia política?
Me parece que el proceso está bien conducido en términos generales y recibiendo el apoyo correcto de la población. Los peruanos queremos saber la verdad y eso significa enfrentar costos. Cuando hay un convenio con Odebretch que nos va a facilitar toda la información, conocer a responsables y despojarnos de los enemigos del Perú, aunque eso signifique algún tipo de acuerdo financiero, es el costo a asumir para saber la verdad.
Pero hay quienes critican el proceso por el abuso de carcelerías.
A mí me parece que en todo proceso tan complejo, tan mediático como este, siempre habrá aspectos que puedan ser mejorados. Pero si uno lo mira en su conjunto, el trabajo de los fiscales va a pasar a la posteridad como un gran aporte al Perú.
En redes se dice que eres el candidato de los caviares. ¿Qué tan cerca o lejos estás de ellos?
Estoy tan lejos de los caviares como de la derecha bruta y achorada. Cuando hablo con los ultraderechistas, me dicen que soy izquierdista. Y cuando hablo con un caviar izquierdista, me dice que soy un derechista. Los confundidos son ellos, porque nosotros somos de centro, de centro republicano.
Pero adscribes al modelo económico liberal, ¿verdad?
Lo que debería de primar es el libre mercado con intervención del Estado cuando lo amerite. No queremos un Estado que nos asfixie metiéndose en todo, como propone la izquierda, pero tampoco un Estado ausente del mercado. La política macroeconómica tiene que continuar. La responsabilidad fiscal y monetaria también, pero el futuro del Perú no va a estar determinado por esas reformas de primera generación, sino por las de segunda generación que representan, desde nuestro punto de vista, el momento reformista: la reforma del conocimiento, la reforma de la gestión del territorio, la reforma de las libertades económicas y las grandes reformas políticas, que se han dado parcialmente, pero necesitamos complementar.
¿Crees en el enfoque de género?
Yo creo en el enfoque que les da las mismas oportunidades a los niños y a las niñas y les dice a los dos que pueden ser lo que quieran ser. Como republicanos, defendemos los derechos de todos. Como consecuencia de eso, también defendemos los derechos de las minorías.
Hay corrientes conservadoras, fundamentalistas, tipo Con mis hijos no te metas, que piensan que existe una ideología de género. ¿Cómo tomar su participación?
Primero, con respeto. Porque lo que uno ve de algunos grupos progresistas de izquierda es que creen que los que no piensan como ellos son ultraconservadores, ignorantes, que no saben nada. Ese es un error, porque, si uno quiere acercarse o dialogar, lo primero es respetar las posiciones. Nosotros como republicanos vamos a hacer eso y, de hecho, ya lo estamos haciendo. Lo segundo es recordar que aspiramos a tener una democracia pluralista en donde se deben respetar las formas de expresión de todo el mundo, con la excepción de aquellos discursos que incluyen la violencia y el odio.
Se dice que estos sectores conservadores buscan un representante, un Bolsonaro peruano.
El Bolsonaro peruano ya llegó, y llegó el 2016 representado por este Congreso. El Congreso actual representa todo lo que Bolsonaro representa en Brasil. Y ya vemos cuáles son las consecuencias de alzar banderas como esas: que más del 95 por ciento de la población los odia.