Del poliamor y otros demonios
Gabriela Wiener, escritora y periodista, debuta en el teatro con Qué locura enamorarme yo de ti, una obra que habla del amor entre tres y cómo no morir en el intento.
Un texto que Gabriela Wiener escribió hace unos años, en el que hablaba de una crisis brutal de celos que vivió dentro de su relación poliamorosa y que presentó todo el 2018 en distintos festivales y ciudades, se convirtió en la materia prima de Qué locura enamorarme yo de ti, la obra de teatro que esta noche la tiene subida sobre el escenario, parada frente al público y dispuesta a contar su historia para exorcisar demonios.
Ahora, iluminada por una luz cenital le advierte a los espectadores en los inicios de la obra: “Yo no canto, no bailo, no actúo, pero esta noche voy a hacer todo eso”. Y lo hace. Durante hora y media escucharemos el derrotero vital que ha seguido: la familia en que creció, el amor, el sexo, la relación poliamorosa que tiene hace años con Jaime, su marido, y Rocío, su mujer.
La historia que Gabriela cuenta tiene humor, pero detrás de todo también palpita el drama: su crisis empezó tras el nacimiento del hijo que Rocío trajo al mundo. Allí, en el posparto, empiezan las peleas y los celos. Y sienten que todo se resquebraja. Gabriela, que siempre ha postulado el amor libre, se pregunta en la obra si ha estado a la altura de la teoría.
“La obra no es una publicidad del poliamor, es más bien cómo me estrellé con la realidad. Y cómo me falta mucho para que mi apuesta de vida siga siendo así: no monógama. Todavía hay muchas cosas en las que tengo que incidir y trabajar”, dice. Eso también lo explica, sus celos, su desquicio, con otras palabras y con más humor, sobre el escenario.
Hay momentos emotivos en la obra, y otros divertidos. La aparición de Lena -la hija mayor de Gabriela- en video, explicando qué es una familia poliamorosa es recordable. Gabriela, que no canta, logra una delicada versión de Flor de cáctus. Hay buena poesía, y salsa romántica para recordar los lejanos años 80 con Eddy Santiago, la voz de ese tema con sabor a condena: qué locura enamorarme yo de ti.
“Me gusta arriesgar y el teatro es un desafío. Además haciendo cosas de las que no tengo idea, como actuar o cantar, pero hago todo. Son maneras de contar lo que pasó. Me interesa que no se quede en el relato de la historia de unos frikis, de una familia como los locos Adams, que son casi de circo. Sino que somos como otras familias, con los mismos problemas, las mismas angustias y desafíos que las demás”, dice Gabriela.
-¿Como se sienten tus parejas cuando expones tu vida y, de paso, sus vidas?
-Fácil no ha sido. Ha tenido sus complicaciones. Cada cosa, como este proyecto, por ejemplo, supone una negociación. Ellos deciden si quieren ser parte o no. Somos un núcleo familiar que nos movemos por proyectos, pero somos suficientemente generosos y compañeros para dar espacio a los proyectos de los demás. Jaime, con quien llevo veinte años, ya está acostumbrado. Roci se resiste un poco, pero le divierte al final.
-¿Qué crees que se lleva el espectador al salir del teatro, o qué quieres que se lleve?
-Siento que hay mucha gente que está inquieta acerca de cómo vivir sus relaciones, para hacerlas menos tóxicas, más diversas y plenas. Mucha gente lo tiene claro, pero otra no, y están viendo posibilidades. Esta es una posibilidad más. Y es una opción de vida que lucha contra un modo de relación que muchas veces termina en violencia y separación. En restar en lugar de sumar. Me interesa que se conozca que esta es otra manera de amarse y ser familia. Me interesa que se ponga en debate que hay otras familias y amores posibles.
A lo largo de la obra, Gabriela trata de explicarse porque se salió de la monogamia, porqué eligió tener otro tipo de familia y cuánto le estaba costando. Quiza porque no quería repetir la historia que muchos viven, como hijos o parejas, de la doble vida de los padres. Su familia actual la componen tres adultos -ella y sus dos parejas - y dos niños. Qué locura enamorarme yo de ti -dirigida por Mariana de Althaus- los presenta a todos en distintos momentos. Hay también un video impactante al comienzo y al final.
Ahora, la protagonista espera que cuando acabe la temporada, la obra ruede por otras ciudades. Ya hay propuestas. Gabriela Ha descubierto que le gusta el teatro testimonial, el monólogo, el humor, y por ahí pueden ir los próximos tiros. Algo queda claro, en sus textos o sobre el escenario, Gabriela sabe contar una historia.