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Rodrigo Santillán, el chico más grande que estará en Tokio 2020

La historia del para nadador de solo 15 años que competirá por primera vez en unos Juegos Olímpicos. “Soy un triunfador, vencedor de límites”.

Entrevista de: Nicole Calderón

La vida golpea muchas veces donde más duele. Los sueños que se creían cerca a veces tienen que esperar por las circunstancias que aparecen sin querer. El coronavirus es una traba en el camino de Rodrigo, adolescente de 15 años que tiene que sobrevivir a una pandemia mundial que ha paralizado su participación en Tokio 2020, pero no sus sueños.

Rodrigo recomendó a todos los peruanos acatar las disposiciones que ha planteado el Presidente de la República, Martín Vizcarra, con la finalidad de erradicar al coronavirus: “Exhorto a los peruanos a quedarse en casa, y ganarle la batalla al COVID-19. El Perú es más grande que sus problemas”.

Santillán es un para nadador de 15 años, quien a su corta edad ha podido lograr lo que muchos anhelan por toda una vida. El paradeportista –con solo una década y media– se encontraba clasificado a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, hazaña que pudo alcanzar en base a constancia y disciplina, tomando las dificultades que la vida le presentó, como un punto de apoyo para lograr sus propósitos, aunque ahora cumplir ese sueño demorará un poco más.

Con 14 años se hizo de la medalla de bronce en los Juegos Parapanamericanos Lima 2019 en la categoría de 100 metros espalda. Su alegría y la de sus familiares contagiaba a la tribuna que alentaba, sin embargo, no tuvo mucho tiempo para disfrutar, pues pasaron apenas dos días de su triunfo y viajó a Londres para competir en el Mundial de Para Natación donde ocupó el puesto 9 y en el que además, oficializó su participación en Tokio 2020.

La oportunidad tendrá que esperar

El sueño de Rodrigo tendrá que ponerse en pausa por situaciones que la vida presenta y no tiene -por el momento- una solución. El mundo entero sufre con la expansión del coronavirus o COVID-19, pandemia que ha arrebatado la vida de miles de personas a nivel internacional.

Esta situación ha generado que las diversas ligas de fútbol y el deporte en general, se paralicen, no solo en el Perú. En el caso de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos Tokio 2020, su realización se ha tenido que postergar hasta el próximo año.

Rodrigo, aún con la ilusión que sentía debido a este gran momento que viviría y que, seguramente recordaría por el resto de su vida, no es mezquino a la realidad y lo toma con buen humor. “Tenía programada una competencia en Sao Paulo el pasado 22 de marzo, pero se canceló 7 días antes por el tema del coronavirus. Ese sería el primer viaje sin mi mamá, pero por algo pasan las cosas”, comentó.

Además, afirmó sobre la postergación de Tokio 2020. “Yo he tomado las cosas con calma, primero es la salud de todos, de los para deportistas, esto me servirá para seguir preparándome y llegar en óptimas condiciones a los Juegos Paralímpicos”.

Rodrigo y una oportunidad disfrazada de tragedia

Su camino no ha sido fácil: a los 2 años, siendo todavía un pequeño niño que no comprendía de las circunstancias de la vida, un golpe muy duro le tocó afrontar y lo hizo con mucha valentía. A Rodrigo se le detectó polineuropatía, enfermedad degenerativa que en los próximos años le impediría caminar.

“Recuerdo que mi hijo tenía 2 años y nos sentaron a mí y a mi esposo para decirnos: “¿Sabe qué, señora?, su niño va a dejar de caminar”, a mí se me vino el mundo encima y me puse a llorar. Mi esposo se hizo el fuerte pero también se sentía mal”, comenta Mónica Cruz, mamá de Rodrigo, quien con nostalgia recuerda los momentos más complicados que le tocó atravesar con su pequeño ‘Rodri’.

“Yo no creía que Rodrigo iba a dejar de caminar hasta que vi que mi hijo no saltaba, luego vi que un pie no lo movía, ahí supe que era verdad. Ya a los 6 años dejó de escribir porque no podía mover una mano”, agrega la señora, mientras su hijo pasea por las instalaciones del Estadio Nacional.

Es adolescente aún. La mujer que ha pasado junto a su hijo y su familia por momentos complicados, contrastan ahora con la mirada ilusionada cuando lo ve en plena grabación, haciéndose responsable de sus logros, siendo valiente ante la cámara tal y como lo es con la vida misma.

Rodrigo pudo superar esta prueba y hoy practica la Para Natación como pez en el agua; se mueve con gran agilidad cuando se encuentra en una piscina pues estando dentro ella parece que nada ni nadie más que él y sus ganas de crecer, existieran. Tal y como lo dice él, su participación en Tokio y lo que ha logrado hasta el momento, no sería posible sin la ayuda de sus más cercanos, sin embargo, empresas como UNACEM, contribuyeron a su crecimiento, por ello se encuentra más que agradecido por lo que continúan haciendo por él.

Cuando comenzó en el mundo de la Para Natación, que, por cierto, fue ‘como jugando’; Rodrigo y su familia tuvieron que pasar por días difíciles, pues como en todo hogar, hay veces en las que hay, pero también hay otras en las que no. Para llegar hasta el Estadio Nacional, lugar donde se realizaban los entrenamientos, tenían que sortear una completa travesía.

“Tomábamos un taxi hasta la estación de Villa El Salvador, de ahí un tren hasta la estación Arriola y desde ahí hasta acá (Estadio Nacional) eran otros 15 soles más. Prácticamente gastábamos más de 70 soles diarios además que como subíamos y bajábamos de un lugar a otro, eso cansaba mucho, llegaba al entrenamiento agotado. Era muy difícil, la hemos sufrido”, comenta su mamá.

Ahora ese escenario ha cambiado. “Lo más complicado ha sido el tema económico. No me alcanzaba para los pasajes, pero ahora con el Programa de Apoyo al Deportista del IPD vengo muy bien a los entrenamientos con miras a Tokio”, indica Rodrigo, que consiguió el bronce en los Panamericanos.

“Lima 2019 significó para mí el inicio de toda una era del deporte, no solo en el Perú sino a nivel de América. Este fue un inicio para que pueda surgir el deporte nacional en el extranjero”, cuenta.

Tras lograr la presea en Lima 2019 y obteniendo otros triunfos a nivel internacional, Rodrigo confirmó su participación en los Juegos Paralímpicos 2020. El adolescente es el menor de la delegación que vivirá la magia de estos juegos. Es consciente, además, de la responsabilidad que implica representar a un país y lo hace con completo orgullo.

“Estoy muy feliz, saber que representaré al Perú en Tokio 2020 pues sé que será una competencia dura, muy difícil pero no imposible. Sé que Tokio 2020 va a ser para mí un gran inicio en el deporte, quiero bajar mis tiempos”, subraya.

Rodrigo sabe que las promesas se las lleva el viento, y como él no quiere vivir en frases incumplidas, partirá a Japón con la consigna de hacer lo mejor que pueda, siendo ese nuestro mayor regalo, nuestro mejor legado.

El “no puedo” que borró Rodrigo de su vida, deberá convertirse en “espero”, pues debido a la coyuntura mundial por el brote de coronavirus, su sueño de representar al Perú los Juegos Olímpicos tendrá que esperar.

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