El hispanista aseguró que España no está buscando a sus muertos, por lo que espera se busque pronto los restos de García Lorca, no para reivindicarlo sino para hacer justicia. ,El hispanista irlandés Ian Gibson, en conversación con la agencia EFE, aseguró que si hubiera voluntad, los restos de Federico García Lorca serían encontrados, pero el Estado "no está buscando a sus muertos". Por lo que considera, una asignatura pendiente de España. "Espero que se haga, no para reivindicar nada sino para hacer justicia", aseguró Gibson (Dublín, 1939) cuando se cumplen 60 años de su llegada a España, adonde viajó en un año sabático para hacer una tesis sobre el poeta asesinado en 1936. PUEDES VER: Werner Herzog se declara de luto por la muerte del cineasta peruano Jorge Vignati Atrapado desde entonces por el poeta "telúrico", Gibson, que posee la nacionalidad española, ha dedicado su carrera a esa "aventura increíble" que ha sido investigar "con afán detectivesco" qué ocurrió con su "héroe" y otras "miles de personas" muertas en el franquismo. "España es un país fantástico, solo se necesita dialogar y sosiego", asegura el hispanista, que, con motivo de este aniversario, publica el libro "Aventuras ibéricas. Recorridos, reflexiones e irreverencias", editado por Ediciones B. Una España que ha cambiado tremendamente desde que él la conoció por primera vez, cuando, recuerda, entrevistaba a personas, "aquí al lado", en la Gran Vía madrileña, que estaban atemorizadas "porque entonces las paredes escuchaban": "Ningún español podía hacer entonces lo que yo hice". La entrada en la UE, como ocurrió con su Irlanda natal, fue fantástica para España, porque subió "el concepto de autoestima" del país, anteriormente afectado por un "complejo de inferioridad". De entre los momentos mágicos que recuerda destaca su encuentro con Salvador Dalí después de que, en el año 81, le convocara para hablar sobre un texto del irlandés: "Su ayudante me dijo, 'Si no vienes hoy, a lo mejor mañana no querrá'". Así que viajó inmediatamente a Figueras, localidad natal del pintor, donde se encontró a un Dalí "decrépito", ataviado con un blusón de seda blanco y una barretina (gorro tradicional catalán) roja y reducido a un saco de huesos: "Me habló de García Lorca con lágrimas en los ojos", rememora el hispanista, para quien fue un episodio "increíble". Y entre los momentos amargos de su vida en España destaca el momento en el que la gente de su misma tendencia ideológica comenzó a buscar los restos de Lorca y no le consultaron: "Llevaba 40 años investigando y, cuando empiezan a buscar, no me consultan. Me hirió mucho", asegura. Ahora, dice, se siente "absolutamente aceptado" en España, país en el que recuerda que paga sus impuestos y dice que por eso puede decir alguna "irreverencia". Explica que no hay día que no se le acerque alguna persona agradeciéndole lo que ha hecho por la memoria de García Lorca, aunque reconoce que, a veces, le confunden con el también hispanista Paul Preston. Sobre el futuro de su país de adopción, sueña con la República Federal Ibérica, que proponía el premio nobel portugués José Saramago: "No lo voy a ver, pero eso no me impide soñar", dice el irlandés sobre algo que cree que sería una solución para la situación de Cataluña. A Gibson no le gusta el separatismo ni el "nacionalismo cerril" de algunos catalanes y considera que el argumento victimista es "patético". El hispanista cree que ha llegado el momento de cambiar de registro y asegura que no va a volver a reeditar sus obras anteriores, porque ha mantenido su pasión durante muchos años y ya no quiere tocar esos libros. Ahora toca escribir novela de ficción, dice Gibson, que coincide hoy con el escritor John Banville, compatriota suyo, en el hotel donde ambos conceden entrevistas. Una novela que sería "detectivesca, a la búsqueda de algo": el protagonista podría ser, por ejemplo, de padre irlandés y madre española, planea este incansable hispano-irlandés.